Declaraciones de autores y otros profesionales que han pasado por la Editorial Bruguera
ENTREVISTAS A ALFONSO FIGUERAS
1. Alfonso Figueras y el humor de terror Anexos:
3. El mundo de Alfonso Figueras 4. Los cómics, cómics son (por Figueras)
Una página de Topolino
Alfonso Figueras y el humor de terror Por A. Martín Revista Terror Fantastic / Sección Cómic-terror (1972)
Proponerse escribir sobre Alfonso Figueras supone una difícil papeleta, sobre todo si se intenta –entre la amistad y el rigor crítico- aportar datos al mejor conocimiento de este autor, uno de los más importantes, y al tiempo de los menos conocidos, de la historieta española. Y es que a Figueras no se le puede pesar, medir o limitar en unos pocos datos o preguntas, dada su complejidad como autor y como persona. La dificultad aumenta ante la convicción de que se trata de uno de los mejores conocedores del cine fantástico y de terror de los años treinta y cuarenta y experto en folletines, cómics y otros papeles de signo popular, a lo que se une su categoría profesional, por ser uno de los escasos dibujantes que son hoy capaces en España de realizar cómics para adultos… Pero, ahora, la aparición –prevista para septiembre de 1972- de su libro Shock, con 128 páginas de historietas y chistes de humor-terror, convierte a Figueras en noticia de actualidad y hace imposible el aplazar por más tiempo su presencia en esta sección, aunque sea para tratar una sola de sus múltiples facetas de autor.
El invento del siglo, en Nicolás (1951)
LA PERDIDA INFANCIA Figueras crece en el ambiente de los años treinta, cuando el cine fantástico conoce en España un auge extraordinario, con títulos como El Fantasma de la ópera, Nosferatu, Frankenstein, El hombre invisible, King Kong… y junto a ellas, mil películas de jornadas con temas de caballistas, selva y gangsters, siempre tocados de elementos fantásticos. Y con el cine, la novela popular, que entonces alcanza su mayor brillantez en las editoriales de Madrid y Barcelona, mientras que el tebeo español inicia ya su etapa moderna –estimulada por la aportación del cómic americano- . Cine e historietas. Alimento mágico para unos niños que descubrían el mundo a sus diez , doce, catorce años; un mundo colorido, libre, que prometía un futuro diferente y mejor… futuro que nunca existió. Es el universo descrito por Figueras en sus artículos y reconstruído en sus historietas, siempre con la añoranza de la infancia perdida, con sus películas, los Pulps, los cómics, la magia popular de las imágenes, que ha hecho escribir a Figueras…” Había algo en ellas que a unos cuantos nos encadenó. A unos cuantos que les hemos continuado fieles, pues han marcado nuestra vida y creado en nosotros una escuela ”. Sobre esta base comienza a dibujar Figueras. Lo primero de todo “ la chimenea de la fábrica en que trabajaba mi padre, la Pirelli , luego trenes con una enorme afición; después copiaba las historietas del TBO en las libretas del colegio o rehacía las películas que había visto. Empecé a dibujar historietas cómicas de cuatro cuadros, con el título de “El Cameraman”, mi pasión era el cine y siempre mezclaba cine y dibujo ”. Influido por el cine dibujé de memoria y mal, claro, versiones en forma de historieta de “La vida futura”, ésta sin ver la película, ya que sólo había leído el guión y el film estaba aún por realizar, 1935, de “El hombre invisible” y, en 1937, de Frankenstein. Este juvenil Frankenstein será el primer encuentro gráfico entre el monstruo famoso y uno de los autores que con más conocimiento y ternura –aunque esta ser burlona- lo han dibujado.
Tres páginas de Gummo (1950)
EL DIBUJANTE DE LOS AÑOS CUARENTA Tras la guerra española Figueras comienza a trabajar, no sin antes hacer, como tantos españoles, un segundo servicio militar. Trabaja en la imprenta de una editorial barcelonesa que entonces renace de las ruinas: Bruguera; corrige originales, monta historietas y dibuja. Ofrece su versión de Frankenstein a editorial Marco y a Hispano Americana de ediciones, inútilmente. Por fin comienza a publicar en Marco: Jaime Bazán, She, los titanes del aire… Dibuja también para hispano americana, Bruguera, Cliper, al tiempo que tantea en busca de un estilo propio a partir de la influencia de los grandes maestros de la aventura. Será en 1947-48 cuando comience a dibujar historietas humorísticas, género en el que rápidamente se especializa, obteniendo seguridad en el trazo, al tiempo que una mayor capacidad expresiva para su mundo propio. Del conjunto de la producción de Figueras hasta 1955, fecha en que marcha a Venezuela, cabe destacar aquí los personajes que de alguna manera tocaban lo fantástico: Mysto, en las páginas de Chicos y de Publicaciones Cuqui; Mefisto, el fantasma tonto y Diavolo Tallerini (un mago) en la revista Chispa de Toray; Mr Hyde (el monstruo de Stevenson) en Búfalo, repitiendo este mismo personaje con el nombre Mr Mosifón en las páginas de Pocholo, de la Hispano Americana de Ediciones. Se trata de simples tanteos, en los que, sin apartarse demasiado de su especial humor, Figueras hacía incursiones a los temas de su mundillo particular de aficiones. En todo caso fueron personajes sin continuidad y su importancia deriva de su valor como experimentos temáticos.
FRANKENSTEIN, PIEZA MAESTRA DEL CINE DE TERROR Hablo con Figueras para conocer sus opiniones, cómo se orientó su interés hacia lo terrorífico –hasta llegar a dibujar humor-terror de manera continuada- , y la entrevista se sale de sus cauces formales, pues Figueras escapa hacia temas amplios, generales, donde las preguntas concretas se pierden. El resultado es una charla de amigos en torno a un tema de interés común, charla múltiple por la presencia y participación de Esteban Maroto, quien rompe el fuego de las preguntas; en la conversación los temas se entremezclan y engranan dando claves para comprender la sensibilidad e ideas de Figueras.
Dos tiras de Paverotti
ESTEBAN MAROTO: ¿Qué es lo que más te ha impresionado, lo que te ha marcado para decidir tu afición por lo fantástico? ALFONSO FIGUERAS : Desde luego, el cine. Yo soy un aficionado al cine en general, aunque mis aficiones se van por el cine cómico, fantástico y me subyugan las tramas folletinescas de las viejas películas de episodios. No puedo olvidar el impacto que me produjo, de niño, ver El guante de la muerte, Nosferatu, Metrópolis, El fantasma del Louvre , pero estos films me producían el mismo placer que las películas de caballistas y las cómicas, y creo que estas últimas son la base del especial tipo de humor que yo he cultivado siempre pues no olvidéis que ante todo yo soy un dibujante de historietas de humor, y es precisamente desde el humor como me acerco a estos temas… E.M.: ¿Cuál es la película de terror que más te ha impresionado? A.F.: Frankenstein. La considero la pieza maestra del cine de terror. ANTONIO MARTíN: ¿Por qué? A.F. : Por su humanidad. Frankenstein respiraba humanidad, incluso en sus manos, con unos ojos y una mirada impresionantes, como nunca se han dado en la historia del cine. Todo el clima de la película era impresionante y además había una diferencia básica en la caracterización respecto a otras películas que, como las de Lon Chaney , por ejemplo, eran mucho más tremendistas. El acierto del conjunto se debió a la combinación de la sensibilidad de Whale y la de Karloff . A.M. ¿y Dracula? ¿Y King Kong? A.F. Dracula nunca me ha gustado; lo que hay de maravilloso en este personaje se pierde al disfrazarse se pierde al disfrazarse de señor corriente, además, ten en cuenta que la versión que yo vi de pequeño era la española, con Carlos Villarias en el papel del conde. Y estaba todo muy desangelado. King Kong es una simple cinta de aventuras, nada terrorífica, yo veía en ella lo formidable pero también su mecánica. A.M. ¿Cuándo comenzaste a introducir a Frankenstein en tus historietas? A.F. Bueno habría que decir que mi pretendida adoración por Frankenstein, del que tanto uso en mis historietas, no es más que un homenaje, aunque sea en vertiente humorística, excepto aquella primera versión que hice en 1937 o 38 y que era de dibujo realista. Siempre que he podido he metido al monstruo en historietas, por ejemplo, en Chicos, y también en Venezuela, en una de las películas de dibujos animados que hacía con Puigmiguel. E.M. ¿Te gustaría hacer algo con todo lo que sabes sobre este personaje? A.F. Si, de hecho ya lo hago, manteniendo el interés por Frankenstein creo que he contribuído a su difusión. También desearía formar un archivo completísimo con todo lo que en el cine se sale de lo corriente, e incluso escribir un libro sobre el personajes interpretado por Karloff . E.M: ¿Has conocido a Boris Karloff? A.F . : Si, hablé con él, unos 15 minutos, en el sesenta y tantos, pero estaba ya muy enfermo y hablábamos a través de una intérprete… E.M.: ¿A qué crees se pudo deber el que en tu época salieran tantos mitos? A.F. Hay quien dice que se debió a la gran depresión. Yo no estoy de acuerdo. El cine ya estaba aprovechando los temas fantásticos desde mucho antes y al llegar el sonoro, con las nuevas técnicas, esto aumentó. Se trata de una evolución del cine hacia una mayor perfección, que se une con un mayor desarrollo de lo fantástico. Es igual que en la historieta el desarrollo de los temas de ciencia ficción. Todo es cuestión de facilidad técnica y de que el público está ávido de emociones y si son fuera de lo normal, mejor. Le gusta estremecerse como le gusta reír, y no creo que generalmente tenga conciencia del terror real que pende sobre su cabeza en forma de bombas nucleares o lo que sea. A.M. Si, pero el problema consiste en saber porqué lo fantástico se desarrolla más en unas épocas que en otras e igual el morbo por lo terrorífico… pero dejémoslo y dinos porqué tu eres aficionado a lo fantástico. A.F. Indudablemente se debe a las influencias que sobre mi formación tuvieron la novela y el cine, pero también es una cosa que se lleva dentro. Lo corriente, lo diario, ya existe, lo tenemos en nuestras propias vidas, entonces en la obra de arte busco lo que no es corriente, lo que sale de las normas, lo que es más emocionante.
Quiteria y Loony (1952)
UN AUTOR EN BUSCA DE EMOCIONES Figueras vuelve de América en 1963; le empujan mil motivos, uno principalmente: la añoranza de los amigos, de las costumbres y también de los viejos papeles… Casi desde el primer momento comienza a reconstruir su infancia según él la recuerda, un mundo mágico, folklórico, rico en motivaciones populares; Reconstrucción que comienza por la de las perdidas colecciones de tebeos, folletines, novelas, y se continúa con las historias que a partir de aquellos años dibuja, tocadas todas ellas, hasta las más infantiles, por la añoranza de los viejos héroes, de las antiguas emociones. Es así como dibujará marcianos, sabios distraídos, pandillas infantiles que viven sus aventuras en un submarino, sheriffs miopes, hasta comenzar su producción más moderna, cuando entra ya decididamente, en la temática de terror y fantasía, dirigiéndose a un público no infantil. A.M. –Alfonso, ¿Porqué dibujas Terror? A.F. – Porque se sale de lo corriente, como antes te decía, además, puede que así dé suelta a la amargura que tantas cosas de nuestro mundo me producen. En cualquier caso no olvides que es una de mis facetas como humorista, esto es importante, porque yo no hago sino dar mi versión humorística de los géneros que me gustan, pensando en que hay un público al que también gustan estas cosas y con el que yo intento compartir la afición. A.M. – ¿Cómo han reaccionado los editores ante esta especialidad tuya? A.F. – Ante las primeras historietas ni se daban cuenta, porque yo daba el terror muy dosificado, mezclado. Después me han pedido más historietas realizadas ex profeso. A.M. - Antes hemos hablado de los mitos de los años treinta. De los actuales ¿qué me dices? A.F. – El terror actual no me interesa. Lo de antes era arte, sugería, pero lo de ahora, aunque también exista el arte, se encuentra mezclado con el horror, y esto a mi no me interesa. El horror muestra –sangre, tripas, cráneos machacados…- , no, no me va eso; aunque también yo, últimamente, me he ido quizás un poco de la mano en algunos momentos. En los últimos años –aproximadamente a partir de 1968, cuando crea Topolino y realiza en Mata ratos su paródico Frankenstein- el conjunto de la obra de Figueras compone una unidad con las series Topolino, FrancisKostein y Super Manolo, Aspirino y Colodión, ¡Qué Guerra!, Don plácido, Sketck to shock, Dracula, Dr, Mortis… Un mosaico que nos habla del hombre que perdió su infancia y marcha por la vida reconquistándola trocito a trocito, porque Figueras, al revés que otros adultos, aún cree que podrá recuperar su yo infantil y trasladarlo hasta la realidad presente -¿O acaso ya lo ha logrado y ello es la clave de su obra?- . Y esto explica cómo los personajes de Figueras están hechos con retazos sentimentales del propio Figueras y en todas sus obras de terror es protagonista ese hombrecito al que ocurre siempre lo más increíble y azorante, que él acepta con la misma tranquilidad que si se tratara simplemente de haber perdido el autobús 18.
Mefisto (1946)
EL HUMOR-TERROR DE FIGUERAS Ahora bien, Figueras, como tantos otros autores españoles, y pese a la unidad sentimental de toda su obra, debe desarrollar ésta en una doble vertiente por lógicas necesidades de supervivencia física. Por un lado están las historietas creadas expresamente para las revistas juveniles de Bruguera y que por lo tanto padecen las limitaciones típicas de censura, público o conveniencia comercial de la temática (Aspirino y Colodión, ¡Qué Guerra!, Topolino) y por otra parte tenemos los chistes, tiras e historietas cortas que realiza para las publicaciones de adultos o bien pensando fundamentalmente en el mercado extranjero, siendo precisamente esta segunda vertiente de su obra donde trabaja con mayor libertad los temas de horror y fantasía (por más que sea precisamente en una de las historietas creadas para revista juvenil, Topolino, donde Figueras mejor ha trazado una panorámica de la mitología popular, enfrentando su personaje a un mundo poblado por malignos, robots asesinos, marcianos, vampiros del aire, etc, en un conjunto épico, verdadero canto a los viejos tiempos y los viejos héroes). Las obras que se dirigen más expresamente al público adulto lector de historietas –público, por otra parte, excesivamente escaso en España hasta el momento, si por adulto nos referimos no sólo a la edad, sino también a niveles lectores y racionales- son el vehículo que mejor sirve a Figueras para expresar su gusto por lo maravilloso y son: Franciskostein. Historieta creada, aproximadamente, en 1968 para la revista Mata Ratos, de Ibero Mundial de edicione. Parodia del famoso monstruo, con estilo muy libre que no tuvo continuidad. Super Manolo. Iguales características que la anterior, salvo que aquí el parodiado es Supermán. Se publica además en Bang y esperamos puedan aparecer algún día recogidas en un libro. Skech to shock. Serie de historietas cortas de cuatro viñetas y de chistes a gran tamaño, creadas a partir de 1970 para Selecciones Ilustradas. Estilo muy libre en ls historietas y muy trabajado en los chistes e ilustraciones. Una verdadera antología humorística del terror, muy superior a cuantos trabajos habían hecho otros autores antes que Figueras. Dracula. Serie de 12 historietas, creada en 1971 para la revista del mismo título de Buru Lan Ediciones. El personaje proincipal no es el conde-vampiro sino el típico hombrecito de Figueras enfrentado con tdo el panteón ilustre de monstruos famosos. Dr. Mortis, serie de historietas comenzada en septiembre de 1971 en el número 1 de la revista Vampus de Ibero Mundial de ediciones. Personajes: el clásico doctor creador de monstruos y el no enos clásico ayudante jorobado. Lo más importante es el estilo, ya que por haber trabajado Figueras sobre cartulina de mucho grano ha podido conseguir interesantísimos efectos con los grises.
Finalmente, como broche dorado a esta producción, tenemos el libro que al principio de estas notas de aproximación a Figueras comentábamos: Shock. Se trata de un volumen de 128 páginas más cubiertas en cartulina a dos colores, formato apaisado y tamaño 16 x 23,5 cm Se presenta con una super breve introducción en diez idiomas dedicada a Figueras y el contenido se basa en la serie doble de terror que Figueras realiza para Selecciones Ilustradas, siendo esta misma agencia quien produce el libro para su difusión internacional. Shock se presenta en imágenes absolutamente mudas y maldita la falta que hacen aquí los textos, pues envueltos en un humor delirante y cruel nos asaltan y desbordan los chistes e historietas rezumantes de sangre, morbo y sadismo, dedicados a la parodia de Frankenstein, Drácula, La momia, el hombre-lobo, los fantasmas y diablos, escenas de carnicerías médicas, sepulturas y malignos sepultureros, asesinos y monstruos… en una zarabanda mil veces más elocuente que cualquier texto. Figueras nos da con este libro un conjunto magnífico y absolutamente recomendable, para la revulsión, el humor y la reflexión, pues al tiempo que nos divierte con las aventuras y desventuras de su cuadrilla de monstruos, a veces nos muestra, por un instante, el artificio con que los mueve, por la contraposición entre los mitos del pasado y las realidades del presente. Es entonces cuando -¿inconscientemente?- Figueras nos lleva a reflexionar, con una crueldad definitiva, haciéndonos preguntarnos si al fin y al cabo, valía la pena recuperar la infancia…
Mysto (1946)
Un genio maldito: Alfons Figueras Por Manuel E. Darias
El aspecto de Figueras es el de un hombre simpático y agradable. Es la imagen clásica del padre de familia cariñoso y comprensivo. Sus modales son muy comedidos y jamás hace un gesto brusco que pueda inquietar a su interlocutor. Cuando algo le hace gracia, suelta una suave risita que culmina con una sonrisa amigable y beatífica. Alfonso Figueras es una de esas personas que, al poco rato de tratarla, uno parece que la conoce de toda la vida. Pero si hay algo que destacar de la personalidad de Alfonso, esto es su apabullante sencillez. El jamás se presenta como un historietista experimentado y genial. Siempre recalca que, solamente, es un aficionado que hace dibujos. Y eso que Figueras, además de ser un singular artista es uno de los más renombrados especialistas de cómic, cine y ciencia ficción que existen en España. Sus artículos en Nueva Dimensión y otras publicaciones especializadas, poseen un nivel de conocimientos verdaderamente notables. Amigos comunes me habían dicho “¿Figueras? Un día va a derrumbar el piso de su estudio. Allí tiene toneladas de cómics. En algunos aspectos, sus colecciones son únicas en España”. Yo estuve en su estudio y pude ver aquellas maravillas. Figueras es de esas personas que, con su sonrisa ingenua y cariñosa, logra que uno comprenda en pocos momentos lo que significa volcar toda una vida sobre el mundo de la historieta. Yo, ante sus conocimientos sobre el tema, parecía un recién llegado al campo del cómic. Figueras me enseñaba todas sus joyas de coleccionista, sus originales, sus libros y sus revistas, con la naturalidad del sabio profesor que muestra a su alumno los últimos descubrimientos de la física nuclear. En todo el tiempo que estuve a su lado, jamás lo ví hablar con la típica contundencia y seguridad del especialista agresivo. Y tal vez ello era lo que más me cautivaba de él. No deseaba impresionarme. Y sin duda por esa razón me estaba impresionando. Alfonso Figueras es un historietista único y genial. No existe actualmente ni en España ni en el mundo nadie que se le pueda aproximar. La importancia de Figueras desgraciadamente solo es comprendida por unos pocos aficionados. Inexplicablemente este historietista magistral no ha encontrado en el lector español la comprensión que sus trabajos merecen. Tal vez, como él mismo dice, es que su mundo ya ha muerto. Pero yo no lo creo así. Figueras es el único heredero -sin olvidar a Ventura y Nieto o Vázquez- del humor proyectado al absurdo de los hermanos Marx. Pero el humor de los anárquicos hermanos sigue fresco hoy día. La culpa la tenemos los lectores. Y es que los aficionados españoles tenemos aún mucho camino por recorrer para aprender a separar el grano de la paja. Y las historietas de Figueras son granos de primera calidad. Como brotes de un genio. Pero un genio ¡ay! Maldito.
Harry Kawallo
LOS INICIOS ¿Cómo fueron tus inicios en el campo de la historieta? Mi padre era corresponsal de revistas sudamericanas. A mi casa llegaban pues, infinidad de diarios. Yo empecé a ver las historietas que publicaban los suplementos dominicales y aquello me gustó mucho. No obstante, jamás pensé dedicarme como profesional en este campo. Cuando terminó la guerra, en el 39, las circunstancias me llevaron a hacerme dibujante. Entré en Bruguera en el año 40. ¿Por medio de alguien? Si, de Salvador Mestres , que era de mi pueblo. En Bruguera, los primeros trabajos que hice fue una serie humorística basada en artistas de cine como Chaplin, Keaton, Laurel y Hardy , etc que realizaba conjuntamente con otros dibujantes. ¿Cuándo comenzaste a sentirte seguro en estilo y técnica? Si quieres que te diga la verdad, después de tantos años, aún no me encuentro seguro. Lo digo sinceramente. Nunca he dominado la técnica y además me encuentro muy limitado. Por ejemplo, si en la editorial me dicen “para la próxima semana hazme tal cosa”, diferente a lo usual que yo trabajo, les contesto que no. Y es que se que no lo podría realizar. Una cosa que no pierdo oportunidad de preguntarte es que eres el único dibujante en el que he notado un cierto lazo de unión con Herriman, el de Krazy Kat, uno de tus predilectos ¿qué hay de verdad en esta apreciación? Es curioso, me lo ha dicho mucha gente. A mi me gustaba Herriman , me hacía gracia, pero como estaba escrito en inglés y además en un argot intraducible, no lo entendía. Por eso me extraña que yo pueda estar influenciado por él. Yo no hablo de influencias a nivel texto o ideas, sino solamente en la puesta en escena. Esos personajes demenciales que entran y salen. Si, efectivamente, por ahí si van los tiros. Yo siempre he sido un gran admirador del cine cómico americano y como la historieta de entonces reflejaba las situaciones que se proyectaban en la pantalla, pues si existe un nexo claro con aquellos personajes increíbles con los personajes que yo dibujo. Aquel cine humorístico americano era totalmente libre. No se ponían trabas a la imaginación. Cualquier cosa podía ocurrir ante los ojos del espectador. Esto es magnífico ya que, de esta manera, no se frenaban las ideas del artista. Actualmente hay editoriales que te dicen: “hagamos historieta humorística, pero con situaciones que puedan suceder” a Mi esto me revienta, porque no me hace reír.
Una página de Cine Locuras
PERSONAJES De los personajes que has realizado cual es con el que te sientes más identificado. Cine Locuras, pero hace tiempo que ya no lo hago. ¿Cómo van tus trabajos de humor para selecciones Ilustradas y Garbo? He hecho Doctor Mortis, que actualmente sale en Vampus, Nuevas narraciones extraordinarias, aparecen en Rufus , unos chistes que se publican a toda pagina en Dossier Negro y trabajos que ya he terminado. Por cierto, ¿Qué papel usas para las ilustraciones dando unos sombreados tan extraños? Son papeles granulados que ya empleaban los americanos. Roy Crane, ¿por ejemplo? No. Lo de Crane era a base de química. Las tramas aparecían al dar al papel ciertos líquidos. ¿Entonces? El papel que yo uso no está a la venta. Tengo que agenciarmelo de una manera misteriosa. Se trata simplemente de un papel granulado al que se le da con un lápiz especial.
El Caballero Topito
HUMOR Y ESTILO Hazte una autocrítica Mira. Yo no sé si deseo hacerme una autocrítica. Soy un aficionado que dibuja porque le gusta la historieta. Si me saliera otro trabajo, lo aceptaría y no dibujaría más. Entonces me dedicaría a mirar historietas que es lo que más me gusta. Pero claro, de tanto ojear viñetas he aprendido a hacer una especie de aproximación a la historieta americana de los tiempos que a mi me gustaban. Por eso estoy un poco anticuado. Yo creo que no. El sentido del humor no tiene edad. Los hermanos Marx actualmente siguen tan frescos como hace cuarenta años, pero cambiando de tema ¿A qué publico se dirigen tus trabajos? Yo siempre intento hacer una especie de humor que se salga de lo infantil y se aproxime al adulto. Que sea como un puente entre las dos edades. Busco que mis historietas tengan una primera lectura que haga reír al niño. Y que a la vez posean un cierto trasfondo que llegue de manera diferente al adulto. ¿Los guiones son tuyos? Sí. ¿Imaginarias tus historietas con guiones de otro? No, lo que ocurre es que a veces al publicar mis historietas salen palabras que yo no he puesto. Siempre me ha gustado utilizar un lenguaje muy sobrio y sin usar textos altisonantes. La palabra más fuerte que he utilizado ha sido “Burro”. Si hay otras palabras, no son mías. ¿Cuándo haces una historieta la tienes mu meditada o improvisas sobre la marcha? Siempre tengo una idea principal y sobre ella voy acumulando gags. Me agrada forzar situaciones, sacar partido de detalles ínfimos. Lleva a mis personajes al campo para darles un aire más poético. Odio los interiores. Cuando empiezo mis historietas, jamás sé como van a terminar. Por eso acaban mal. Se me termina el espacio y debo finalizarlas bruscamente. ¿Porqué te gusta el campo como escenario? Abunda un poco sobre el tema. En el campo hay vallas, piedras, hoyos. Gentes raras, animales… mientras en las casas solamente hay paredes y muebles. La posibilidad de encontrar una situación hilarante en el campo es superior. Y la movilidad de los personajes, más lógica y sencilla. ¿En qué consiste pues el estilo Figueras, tan personal e inimitable? Como te dije antes. Normalmente parto de una idea principal. Por ejemplo, la idea básica de una de las últimas que he hecho es que Colodión quiere quitarse una muela. La manera clásica es atarse un cordón a la puerta, con el consiguiente tirón, etc. Pero en el campo no hay puertas. Entonces yo me impuse que todos los personajes que salieran fuesen perdiendo muelas por todos lados. Y las pierde el policía Adolfo, el Comodoro… todos los que aparecen, por casualidad o por lo que sea,dejan las muelas. Lo demás ya es imaginación e inspiración del momento. Así realizo yo mis historietas.
Cuatro tiras de Gaspar
TÉCNICA ¿Y en cuanto a técnica? Mi técnica es muy pobre y muy limitada. Es un reflejo de los dibujantes americanos de los años treinta. Eso puedes comprobarlo con facilidad. ¿Terminas bien los dibujos a lápiz? A veces sí, Depende de tiempo que tenga. En ocasiones me recreo con el lápiz y luego, al pasarlo a tinta resulta que pongo la cabeza en un lugar diferente. Como dato curioso te diré que trabajo solamente a plumilla, pero con una plumilla normal como se empleaban en mis tiempos de escolar. Son tan antiguas que ya ni se fabrican. Hace tiempo en una vieja papelería encontré un stock de estas plumillas y las compré todas.
FUTURO ¿Cómo ves el futuro de la historieta? No lo sé. Actualmente la cosa está bastante mal. La gente ha cambiado, la televisión, los periódicos no dan oportunidades. Todos estos factores y muchos más han influido en la consecución de este mal momento por el que atravesamos. Pues hay personas que dicen que nos hallamos actualmente en un periodo artístico importante para la historieta. No lo sé. Esto también pasó con el cine sonoro. Y ha pasado con muchas cosas y con muchas modas. Yo creía que aquel tipo de cine que a mi me gustaba no iría a morir nunca. Y también murió. Las grandes casas cinematográficas han dejado de hacer películas y se dedican a la explotación de hoteles o a la apertura de pozos de petróleo. Con la historieta ha pasado lo mismo. Simplemente, es otra época. Te gusta el comix underground? Puede que tenga valor, no se lo niego. Pero no lo comprendo. A mi no me dice nada, absolutamente nada.
NO HAY TRADICIÓN HISTORIETÍSTICA Siempre has sido un solitario ¿nadie te ha ayudado nunca? Al contrario. Yo estuve durante unos años ayudando a Salvador Mestres . Hacíamos películas de dibujos animados. ¿Habrá humoristas en un país donde todo fuese perfecto? España, por ejemplo, es un país muy divertido. Lo que ocurre es que no hay tradición historietística porque el cómic no sale en los periódicos como en USA. El secreto del cómic norteamericano, y esto es una opinión mía, es que, a principios de siglo, era un país de inmigrantes que llegaban de todas partes del mundo y, para entenderse tenían que usar de un medio de comunicación de masas eminentemente gráfico. Allí había muchas personas que no hablaban el inglés. Y este hueco lo cubrió el cine mudo y las historietas aparecidas en los periódicos. Para que el negocio fuera rentable había que recurrir a medios de comunicación que llegasen a mucha gente. En nuestro país, por el contrario, la historieta era un pequeño negocio, una modesta que, como el TBO estaba destinada solamente para los niños.
Por Salvador Vázquez de Parga Los cómics del franquismo. Planeta, 1980
La World Enciclopedia of Comics que dirigió Maurice Horn, califica a Alfons Figueras de maestro del non sense. Nada más lejos de la realidad. El humor de Figueras nunca se ha basado en el absurdo, nunca ha carecido de sentido. Tal afirmación significa no haber calado en ese humor y no haber descubierto y su realidad, una realidad si se quiere distinta de lo común, pero realidad al fin. Se trata de una simple transposición de hechos a coordenadas diferentes, pero si se descubren esas coordenadas todo resulta de una coherencia pasmosa. Y ahí precisamente radica la tremenda originalidad de Figueras, en la construcción de ese mundo personal y distinto donde tienen cabida toda una serie de situaciones sólo aparentemente disparatadas y absurdas. Desde luego, las historietas de Figueras se hallan muy distantes de ese cómic costumbrista (aun cuando sea diferente el entorno que refleja) y testimonial de la inmediata posguerra española. Sus auténticas raíces hay que buscarlas en elementos muchas veces ajenos al cómic, en elementos de la cultura popular de antaño que se han amalgamado formando un todo coherente, sentando las bases del extraño universo donde van a moverse un conjunto de personajes particulares. No es en principio demasiado difícil descubrir esos elementos aún cuando pueda parecer más complicado desentrañar las ideas que conllevan, porque unos y otros se revelan como inmutables constantes en toda la obra de su autor que no por ello ha dejado de sentir la lógica evolución derivada de su experiencia. Las historietas de Figueras están llenas de carreras, de idas y venidas de los personajes que aparecen y desaparecen corriendo, persiguiéndose unos a otros como en las películas mudas de humor, como en el celuloide rancio que gracias a la televisión se ha dado en llamar generalmente “cine cómico”. Y efectivamente, el “cine cómico” es el primero de los elementos de estos cómics concebidos como una película y como ella estructurados, con toda la sencillez e inocencia del rudimentario cine mudo: la simplicidad de los planos, la linealidad de la historia, la prolongación de las secuencias apurando al máximo cada gag. Toda esa antigua concepción cinematográfica está presente en la obra de Figueras salpicada constantemente de detalles tan ilustrativos como la habitual presencia de gendarmes al estilo de Max Senté, osos que recuerdan la célebre secuencia de La carrera del Oro , alusiones a las viejas películas de episodios, monstruos y enmascarado que invocan a cada momento el mejor cine de terror desde el primer Frankenstein hasta el último Fantasma del Paraíso . Porque el terror es otro de los componentes del mundo de Figueras, pero entiéndase, no el terror como un concepto o como Idea, sino el terror como subgénero literario, cinematográfico, etc, en este caso utilizado lógicamente en clave de humor; Las alusiones son innumerables, desde Edgar Allan Poe hasta Agatha Christie, De Mary Shelley a Sax Rohmer, todos los mitos del terror van desfilando por ese mundo, al margen de las historietas propias del género, íntegramente terroríficas, en las que también Figueras se ha revelado como un maestro. Pero estos mitos no se han limitado al género terrorífico, toda la mitología del cómic, del pulp, del folletín, de la aventura, de la novela popular, y sobre todo de la ciencia ficción participa en ese mundo personal e inamovible. No sólo son Drácula, Frankenstein o La Momia quienes hacen sus apariciones más o menos fugaces, también Doc Savage, Sherlock Colmes, Hércules Poirot, Supermán, Robin Hood, James Bond, Tarzán, John Carter y algunos más convergerán en la culminación operística de Figueras, en Topolino el último héroe, cuya identificación espiritual con su autor, no parece difícil. Junto a estos elementos fundamentales debe apuntarse la presencia de otros más cripticos y subconscientes, como la casi total ausencia del género femenino, quizá derivada del total asexualismo de los personajes, y la omnipresencia de motivos marítimos aunque sea en detalles tan mínimos como el gorro marinero. Figueras yuxtapone este mundo ideal y personal al de la realidad, o mejor, yuxtapone “su” realidad a la realidad general sin confundirlas ni superponerlas; En todo momento ambas realidades permanecen conscientemente delimitadas porque su autor sabe que esa realidad suya es sólo suya, pero la ofrece a los demás para que participen y se diviertan en ella. Es por esto que que unas historietas (especialmente las destinadas a su publicación en periódicos como Don Plácido o El Bon Jan) se acercan al mundo real, mientras otras (como Cine Locuras, Aspirino y Colodión, Sopera man, Robin Ruud, Hércules Puput, etc) se desenvuelven exclusivamente en el mundo figueriano; y también por ello, la mejor de todas, Topolino, distingue sagazmente ambas realidades haciendo que “el último héroe” viva sus aventuras cuando está solo y nadie le ve, sin que sea creído por sus compañeros cuando trata de explicarlas a los demás; de esta forma se mantiene la incógnita de si el mundo de Figueras pertenece a la realidad o es un universo irreal y onírico.
Aspirino y Colodión (1966 y 1969)
Este mundo está caracterizado por una nota tan importante como es la ausencia del mal. El rencor, el odio, la envidia, la venganza, el crimen, en fin, en cualquiera de sus manifestaciones, están proscritosde ese universo regido por las leyes del amor, la ternura y la humanidad. Los personajes son humanos y por ello no son perfectos, tienen defectos humanos que los impulsan y los alientan, pero en definitiva no se trata de vicios graves y quedan envueltos en la broma y la inocencia de su entorno. Ciertamente en las historietas aparecen personajes que su autor califica de “malignos”, no de malos; son aquellos que se enfrentan a los detectives como Hercules Puput o Pistolini Lupo, son los que han de ser vencidos por el héroe, llámese Sopera-man, Topolino o Gummo Kit, pero no se trata en realidad de malvados, ni expresan ningún sentimiento negativo, se limitan a seguir el destino que se les ha marcado porque su malignidad viene dada por el maniqueísmo de los folletines y películas de que proceden, el cual se trata precisamente de satirizar, convirtiéndose en un elemento más para realzar al héroe y para posibilitarle el cumplimiento de su misión. Porque el determinismo de los personajes de Figueras es otra de sus características. Cada uno, para conseguir los fines críticos y humortísticos trazados, está encasillado en un esquema preexistente del que no puede apartarse y ha de precipitarse necesariamente a un desenlace predeterminado (Hércules Puput, que finalizaba habitualmente sus andanzas en la cárcel, en una historia navideña llena de perdón y buena voluntad tuvo que lanzar una piedra a un guardia para terminar en una celda ya que su acostumbrada ineptitud había sido, por una vez, insuficiente para llevarle a su fatal destino). Este mismo determinismo hace que gran parte de los personajes estén investidos de una pasmosa ingenuidad que enlaza con un carácter tranquilo y bonachón. Creen en los hombres, creen en la bondad de los demás y por ello nada les parece artificioso ni extraño. Pero esto, sin embargo, no es aplicable a todos; en medio de este tipo de personajes suelen aparecer el héroe avispado, despierto, bromista, llámese Loony o Colodión, Topolino o Gummo, el héroe capaz de trastocar el orden de ese universo particular, de organizar un continuo jolgorio, de desatar el disparate, de burlar a los malignos, el héroe en fin que se identifica con su autor, a veces incluso físicamente. Finalmente, una tercera tipología enmarcada en las historietas más realistas, supone un término medio entre las dos anteriores, representa al ser frustrado de cada día, al ciudadano medio como Don plácido o El Bon Jan que no puede jugar al tenis, encender una chimenea o regar un jardín sin meter espantosamente la pata.
CInco tiras de Roby
Pero quizá la más peculiar constante de las historietas de Figueras sea, sin embargo, su particular tratamiento de los principios de autoridad y orden. Como se ha dicho, Figueras ha sabido situar todos sus cómics en un mundo personal, onírico y simbólico donde el diálogo entre sus habitantes es siempre cordial y festivo. Y entre estos habitantes casi nunca faltan los guardianes de la ley como una de las constantes que se han ido repitiendo a través del tiempo. Desde Disko y Sisko o Simplicio hasta el Adolfo de las historietas de Topolino, Aspirina y Colodión y Don Terrible Buñuelos, las historietas de Figueras se han visto pobladas por toda clase de policías de las más extrañas graduaciones, pero su misión en ellas no ha sido la de perseguir delincuentes, sino sólo imponer a veces su debilitada autoridad y colaborar, revestidos de esa autoridad, en las andanzas de los demás personajes, siempre con esa cordialidad, esa humanidad y esa ternura que les son características, aunque al final sean precisamente los guardias, o al menos algunos de ellos, los que resulten de algún modo burlados, pero cordialmente burlados, por las triquiñuelas de los héroes más avispados o por la buena suerte de los otros, un poco al estilo de los guardias de Keystone o del Offissa Pupp de Krazy Kat. En cualquier caso y soterradamente es ese principio de autoridad que los guardias representan el que en definitiva queda burlado, siguiendo otra constante de toda la obra de FiIgueras que se manifestó ya desde el principio en las relaciones del marinero Loony y su capitán, dedicado el primero a acortar distancias personales y a olvidar la diferencia de graduación durante los seis años que duró su historia, y en otro de historietas, las de guerra, que Figueras cultivó durante muchos años con diferentes títulos, Gummo en la guerra, ¿Qué guerra! y Cine Locuras. En las tres un capitán y dos o tres soldados de nombres distintos según la serie, se dedican a destruir semana tras semana todos los mitos bélicos del valor, el heroísmo, la salvación de la patria, etc, luchando con su escaso arsenal contra un ejército de gigantes que utiliza un raro idioma de resonancia teutona y resultando chasqueado el comandante de la tropa que suele ostentar graduaciones inexistentes en nuestro país. De estas historietas de guerra emana un espléndido mensaje de amor y de paz, insospechado por quienes coetáneamente elaboraban las antes citadas hazañas bélicas. Mensaje pacifista que sólo podía ser transmitido por este auténtico genio del humor que es Alfonso Figueras y que no fue aprovechado por las demás escasísimas historietas cómicas que se produjeron sobre el tema.
Marteínez
Por Alfonso Figueras Cómics clásicos y modernos, 1987 Toda mi vida he estado fascinado por los cómics, el cine, las revistas ilustradas, las novelas de aventuras, con todo lo que lleva en sí de fantasía, emoción, arte, etc. Hace muchos años me lancé a la aventura de producir mis cómics. Ha sido un trabajo muy laborioso, que después de tanto tiempo, toda una vida dicen algunos, yo no sé aún si lo he conseguido... las he pasado canutas muchas veces hilvanando mis historias, pero también me he divertido mucho afinando, puliendo las estructuras de los dibujos, estudiando la gesticulación de los personajes (cosa muy importante), su vis cómica y la continuidad en la narracióm, igual que un guión de cine... En fin, la puesta en escena de un cómic es una cosa muy laboriosa; es un espectáculo en miniatura. Yo no sé si he conseguido divertir o emocionar a un público un tanto desdibujado, porque se da la circunstancia de que en este bendito país los dibujos humorísticos, los dulces, las películas cómicas, las creaciones de Walt Disney y el chocolate van destinados a la infancia. En estas condiciones la lucha es difícil, pero no todo el trabajo ha sido inútil; me llegan algunos ecos y murmullos de felicitación. Gracias amigos, Hice todo lo que pude.
Ver también Alfonso Figueras y el humor terrorífico
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