MORTADELO

Estudios y artículos sobre la serie Mortadelo y Filemón, de Francisco Ibáñez

 

 

Lo que el “Viento” se dejó (1980)

Por Antonio Tausiet

 

 

Por aquella época, Ibáñez dibujaba seis capítulos de seis páginas cada uno, más uno final de ocho. Eso le daba la habitual suma de cuarenta y cuatro páginas. El serial aparecía en la revista “Mortadelo”, próxima a desaparecer en su primera y gloriosa etapa. Es una de las mejores hornadas de historietas largas, con cuatro tiras de viñetas por página, e incluye, de 1979 a 1982:

¡A por el niño!
La gente de Vicente
Secuestro aéreo
Olimpiada 1980
La elasticina
Kilociclos asesinos
Ladrones de coches
Lo que el “Viento” se dejó
La brigada bichera
Tete Cohete
En marcha el Mundial 82
El caso de los señores pequeñitos
En Alemania

Lo que el “Viento” se dejó es una historieta cuyo título no tiene nada que ver con lo que evoca el juego de palabras: he aquí la trama, en absoluto parecida a la del mítico film de 1939…

Villarrebuzno del Monte puede volar por los aires en cuarenta y ocho horas: Silvestre el “Viento”, lugarteniente de un grupo terrorista, ha colocado allí un explosivo y amenaza con detonarlo si no liberan a su líder. El viceministro llama a la T.I.A. para solucionar el asunto y el Súper envía allí a Mortadelo y Filemón.

Como dice Miguel F. Soto: “La exageración de las costumbres de los tipos rústicos, una de las constantes en la obra del autor, tiene aquí uno de sus mejores ejemplos”.

Y vamos a hacer una lista de esa exageración de costumbres… sólo en la primera página en la que aparece el pueblo:

- Una de las casas de la vista de Villarrebuzno del Monte está construida sobre las demás, amontonada (luego irá cambiando de lugar y posición en las distintas viñetas en las que se ve el pueblo a lo lejos).

- Un aldeano persigue corriendo en vertical por la torre de la iglesia a una vaca con un pozal en la mano, para ordeñarla.

- La grava para asfaltar la carretera de acceso se obtiene golpeando pedruscos con la cabeza.

- El cartel y de la posada el de su recepción aparecen escritos con letras al revés y cambiadas.

- Unos cuantos habitantes echan a patadas a un vendedor, por ofrecerles jabón.

- Al recepcionista bizco de la posada le acompaña una cabra.

- El registro de la posada consiste en un rollo de papel higiénico y un lápiz atado con una cuerda.

- Para llamar a su ayudante, el recepcionista le da un garrotazo en la cabeza a un gato, que al maullar de dolor ejerce de timbre.

Serán las características de toda la historieta, con ejemplos a cual más hilarante y gamberro. Falta de higiene, incultura, brutalidad, repudio del turismo, contacto directo con los animales: cabras, gatos, caballos, cerdos, vacas, perros, burros, toros, gallos, mulas, gallinas, abejas, cangrejos, erizos, patos, tarántulas…, y como detalle pintoresco, el conde Drácula, que andaba de vacaciones por España.

Tras ser vapuleados, envenenados, ensuciados, mordidos, embestidos, etc., los dos agentes se toman sus propias venganzas (entre ellas prenderle fuego a la biblioteca), lo cual hace que el alcalde del pueblo ordene un pregón en el que ofrece una recompensa por atraparlos.

En su búsqueda del explosivo, Mortadelo y Filemón destrozan sin pretenderlo la propia casa del alcalde, lo cual encona más los ánimos contra ellos: ahora la orden es encontrarlos para llevarlos a la horca.

En el último episodio, se celebra la “Olimpiada de Villarrebuzno”: ello hace pensar a la pareja que el explosivo será colocado en el “estadio” (un campo de hierbajos). Como dice Filemón: “El sitio ideal para esconder una bomba”. Igual que en las demás aventuras ambientadas en pruebas deportivas, ambos se apuntan a la competición para “infiltrarse”.

Mortadelo sufre el “salto de longitud”: uno se agacha y un macho cabrío le embiste por detrás. Filemón el “salto con Pértiga”, que es el nombre de una cerda que le muerde en el trasero haciéndole saltar. De nuevo Mortadelo, el “salto de altura”: tirarse desde lo alto de un cerro. La “competición sobre hielo” es una pelea con barras de hielo; la prueba de “natación” la gana el que más kilos de nata traga; los saltos de trampolín son sin piscina; las pruebas de “tiro”, tirar de un carro…

Al final, resultan ganadores y sus “medallas olímpicas” son dos cencerros, dentro de uno de los cuales los terroristas habían puesto la bomba. Van con ellos colgados hasta la sede de la T.I.A. para informar de lo infructuoso de su misión, y allí explota la bomba, destrozando una vez más todo el edificio. Tras una esquina de la viñeta final de persecución del Súper, espera el alcalde de Villarrebuzno del Monte con una metralleta…

Una historieta que no suele ser destacada en los “rankings” de Mortadelo. Pero un ejemplo de hasta qué punto Ibáñez puede ser capaz de derrochar ingenio “políticamente incorrecto”. La gamberrada en grado sumo.

 

 

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