LIBROS

Reseñas sobre libros dedicados a investigar sobre Bruguera

 

 

Los hijos de Pulgarcito

Un primer paso en la recuperación del legado Bruguera

Por Miguel Fernández Soto

 

La Editorial Bruguera ha sido sin duda la más importante de España en el siglo XX. Los tebeos de Bruguera forman parte del legado cultural de este país, pues desde 1947 hasta 1986 han alegrado el ocio de varias generaciones de españoles y han permanecido en el recuerdo de millones de personas. La historiografía del medio no obstante, ha sido parca en estudios que recuperasen parte de ese patrimonio que, de una u otra forma, nos interesa a todos. Es justamente ahora, veinte años después del cierre de la editorial, cuando se ha generado un interés real por conocer y homenajear la obra de nuestros grandes creadores, interés que ha cristalizado en forma de varios estudios monográfícos aparecidos en los dos últimos años, la punta de lanza de un fenómeno de recuperación de nuestras historietas clásicas que sin duda florecerá en los próximos años. Precisamente el libro que nos ocupa ha sido el precursor en el tiempo de esta manifestación de la inquietud popular hacia aquellos tebeos, tan queridos y llenos de recuerdos.

Los Hijos de Pulgarcito (Astiberri, 2004) no es, sin embargo, un estudio convencional; su origen está en la celebración en Noviembre del año anterior del primer festival Crash Cómics 03, en la bella ciudad de Vitoria. Los organizadores, un grupo de jóvenes profesionales de la capital alavesa (la Asociación Cultural Atiza!, responsables del mítico fanzine TMEO), asumieron como primer gran reto la realización de un festival cultural, apartado del carácter comercial de otros eventos, programando actividades de carácter didáctico y proponiendo actos relacionados con otras formas de expresión. Lo más llamativo de esta oferta, ribeteada de exposiciones, charlas, proyecciones y otras muchas manifestaciones culturales, estriba en su carácter temático y en la promesa de publicar un volumen recopilatorio que aglutinase todo lo expuesto. El tema elegido para su début, De Bruguera al Cómic de humor actual: conexiones, sorprende por la sensibilidad de unos dibujantes hacia los que claramente pueden considerarse sus precursores, los padres de la moderna historieta de humor. En palabras de Iñaki Larrimbe, coordinador general de Crash comics: “Ya era hora de que se les hiciera un reconocimiento, porque la mayoría de los dibujantes de Bruguera son desconocidos y mayores. Les debemos muchísimo”.

Significación de las jornadas.

Y en verdad, a juicio de este modesto invitado a las jornadas, las actividades presentadas en esta ocasión contribuyeron en buena medida a despertar un renovado interés por aquel fenómeno de masas que fueran los tebeos de la editorial catalana.

Este es el balance de lo que allí sucedió:

-Las exposiciones: dedicadas al TMEO, a Roberto Segura, Manuel Vázquez, el homenaje de 10 autores actuales a los tebeos de Bruguera y otra con el tema principal del festival: las conexiónes entre la Escuela Bruguera y el humor actual a través de sus rasgos comúnes y diferenciadores. En ellas el público pudo valorar de primera mano la influencia que el clásico humor de aquella editorial ha ejercido en tantos aspectos de la cultura española.

- La invitación de autores, editores y estudiosos relacionados en buena medida con el tema del festival, y su acercamiento al público mediante entrevistas en locales con libre asistencia, tales como la cafetería “El jardín de Falerina” en el centro cultural Montehermoso, la taberna Green bay o La Universidad, lugar de celebración de la Mesa de trabajo donde se debatió sobre Bruguera y su interconexión con la historieta actual, y una posterior comida dentro del recinto, donde se dio la posibilidad a los asistentes de compartir mesa e impresiones con los invitados.

- El tradicional Cómic en Vivo tampoco faltó en esta ocasión, con la nutrida participación de los autores invitados y anfitriones.

- Las desenfadadas presentaciones del grupo Ñake amenizaron la inauguración de las distintas exposiciones, distribuidas estratégicamente en varios locales culturales. Especialmente entrañable resultó la dedicada a Manuel Vázquez, durante cuya presentación se hizo entrega del trofeo Crash comics a su hijo Manolito.

- Un cambio de última hora en el programa nos privó de la presencia de Roberto Segura, uno de los grandes de Bruguera, de cuya pluma salieron Rigoberto Picaporte, La Panda y otros ilustres personajes, pero a cambio nos deparó una de las más gratas sorpresas del festival con la visita de Julia Galán, trabajadora de Bruguera durante sus últimos 23 años que nos desveló, en la entrevista celebrada en la taberna americana Green Bay, el lado más humano y entrañable de sus compañeros, con jugosísimas anédotas personales.

La materialización del evento.

Cumpliendo lo prometido, tras varios meses y una complicada labor de síntesis, en agosto de 2004 apareció por fín el catálogo Los hijos de Pugarcito, un libro ágil y ecléctico que ha conseguido rendir en 96 apretadas páginas un cariñoso y sentido homenaje a los dibujantes de un movimiento que amamantó a toda una generación, además de reflexionar sobre la editorial catalana, las características de sus historietas de humor y la influencia que han ejercido sobre algunos autores actuales. “Nos parecía oportuno reconocer las herencias y agradecer ese patrimonio de ingenio y técnica que nos hizo reír en su momento y todavía hoy nos inspira», señala Antonio Altarriba, uno de los coordinadores de la iniciativa y responsable del recomendable estudio ‘La España del Tebeo. La historieta española de 1940 a2000’. «Todavía existe un profundo desconocimiento de las circunstancias que rodearon la experiencia editorial más importante de la historieta española. Apenas hay datos fiables que den cuenta de su repercusión social o analicen su extensa y desternillante galería de personajes. Con este libro sólo se da un paso, una aportación más que esperamos contribuya a colmar ese vacío», adelanta.A su vez, fiel a una voluntad recopilatoria, el volumen recoge los hechos, dichos y escritos de quienes visitaron Crash 03. «Desde Atiza, no queríamos sacar el típico catálogo de festival que tuviera una función de simple programa de actividades cuya utilidad termina cuando acaban éstas. Pensamos desde el primer momento que los trabajos teóricos e historietísticos encargados para exposiciones y actividades, y los testimonios que allí se pudieron escuchar, tenían tal interés general que debían ser recogidos en una publicación de lujo con una edición y distribución profesional», explica el dibujante Mauro Entrialgo, otro de los organizadores.

Tras una introducción de Antonio Altarriba y Atiza sobre el porqué del Crash comics, sendos textos teóricos firmados por los investigadores José Antonio Ortega Anguiano y Miguel Fernández Soto hacen un balance sobre la editorial catalana y el humor de la Escuela; Se recoge asimismo la interesante entrevista a Julia Galán, de la que ya hemos dado cuenta anteriormente. El apartado Los hijos de Pulgarcito, realizado por Antonio Altarriba y los miembros de Atiza supone el punto álgido del libro, al desvelar los mecanismos secretos del humor que unen a una generación actual de autores con sus viejos maestros; tampoco podía faltar el homenaje gráfico de una selección de autores (Kim, Mauro, Manel Fontdevila, La brasería, Santi Orúe, Bernardo Vergara, Mikel Valverde, Abarrots, Nacho Fernández y Calpurnio) que nos ofrecen con su arte una recreación del espíritu Bruguera en historietas de una página. Una nueva sección de Borja Crespo nos acerca la opinión de varios cineastas, actores, escritores, periodistas, músicos e ilustradores, quienes a través de un cuestionario directo nos desvelan sus filias y fobias sobre el cómic en general y la Escuela Bruguera en particular. Una autobiografía de Roberto Segura y un escrito sobre Vázquez por su hijo menor completan el volumen.

Los Hijos de Pulgarcito ha sido bien recibido por sectores de la crítica, y más aún, constituye una primera expresión del sentimiento colectivo hacia la editorial y los autores, queposteriormente, otras monografías no han hecho sino refrendar. Cuando los cómics se llamaban tebeos. La escuela Bruguera (1945-1963), de Toni Guiral, la Guía visual Bruguera de Tino Reguera o el más especializado El mundo de Mortadelo y Filemon, de quien suscribe, son la lógica continuación en el camino allanado por aquel modesto estudio, pero pueden estar seguros de que otros muchos –algunos de ellos, ya en preparación- seguirán contribuyendo a satisfacer la demanda popular de un fenómeno de masas que ha demostrado, a día de hoy, estar más vivo que nunca.

 

 

 

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