REVISTAS

Monográficos sobre revistas destacadas de la Editorial Bruguera

 

 

Mortadelo: el tebeo que reinó en los 70

Por Carlos De Gregorio

 

 

Los que fuimos niños en la década de los 70 tuvimos la suerte de poder disfrutar de una gran cantidad de tebeos que ocupaban buena parte de los kioscos de prensa. Los cuadernillos de aventuras, que dominaron el mercado del tebeo durante décadas, habían acabado por desaparecer (uno de los más emblemáticos, El Capitán Trueno , finalizó su andadura en 1968), pero en su lugar teníamos tebeos de distintas editoriales con historietas para todos los gustos. Entre ellos había clásicos como el TBO (la cabecera más antigua de las que entonces se publicaban), los tebeos de la Editorial Valenciana, como Jaimito y Pumby , y los tebeos de Bruguera, con diferencia los que más espacio ocupaban en el kiosco. De la Editorial Bruguera procedían las reediciones en color y a gran tamaño de El Capitán Trueno y El Jabato (Trueno Color y Jabato Color), y toda una colección de cabeceras antiguas y modernas de historietas de humor. Pero el rey de todos estos tebeos, el gran triunfador de la década, no fue ninguno de los veteranos que llevaban muchos años en el mercado, sino un tebeo nacido en 1970 que logró en muy poco tiempo encandilar a toda una generación: Mortadelo.

Bruguera contaba, qué duda cabe, con cabeceras con más prestigio e historia a sus espaldas. Pulgarcito era una pionera con medio siglo de vida, sólo cuatro años más joven que el TBO, y desde los años 40 había revolucionado el mundo de las historietas de humor. En ella habían nacido infinidad de personajes inolvidables, entre los que se encontraban los propios Mortadelo y Filemón. El DDT y Tío Vivo habían supuesto otra renovación en los años 50, al dirigirse a un público más adulto que el del Pulgarcito. Desde los años 60, Lily era líder en el sector del tebeo femenino, y Din Dan había acercado a los lectores a los personajes más populares de la televisión. Pero a los que en los años 70 éramos niños y consumíamos tebeos con voracidad, la historia de las cabeceras no era lo que más nos importaba. Lo que sí sabíamos es que con Mortadelo nos lo pasábamos muy bien y sus dibujos eran increíblemente divertidos.

La renovación de los tebeos de Bruguera que desembocaría en el nacimiento de Mortadelo empezó a finales de los años 60. Coincidiendo con la desaparición de los cuadernillos de aventuras, comienzan a abrirse paso en los tebeos Bruguera nuevas historietas europeas, muchas de ellas de excelente calidad y en uno de sus mejores momentos. En 1969 nace una revista mítica, para muchos el mejor tebeo jamás publicado por Bruguera: Gran Pulgarcito . Su vida fue breve, tan sólo 84 números entre 1969 y 1970, pero en ella tuvieron cabida grandes series franco-belgas junto con lo mejorcito de la producción española de la editorial. Entre otros hitos importantes de la revista, no podemos olvidar el salto de Mortadelo y Filemón a las aventuras largas. Aquí se publicaron las cuatro primeras de una prolongada serie que aún hoy continúa creciendo, así como la inolvidable primera parte de la quinta aventura, “El caso del bacalao”.

 

 

Portadas de los números 1 y 10 de Gran Pulgarcito

 

Pero Gran pulgarcito fracasó, quizá porque había pocos lectores dispuestos a pagar el doble (10 pesetas) de lo que valía el resto de los tebeos Bruguera, aunque la calidad y el tamaño de la publicación fuesen mayores. Bruguera decidió uniformar los tamaños de sus revistas, y tras la cancelación de Gran Pulgarcito creó dos nuevas cabeceras, ya con las dimensiones standard de 27 x 19 cm, que heredarían la mayoría de las series de esta revista. La primera de estas cabeceras fue Super Pulgarcito , un título que ya había sido utilizado entre 1949 y 1951. El nuevo Super Pulgarcito fue una revista de gran calidad, al menos al principio, y aguantó bastante más tiempo en el mercado que su predecesora. Para la otra cabecera se escogió el nombre de uno de los personajes preferidos por el público: Mortadelo . El número cero fue entregado como regalo junto con la revista Tío Vivo el 23 de noviembre de 1970. Esta cabecera fue la que se llevó el gato al agua y triunfó de forma aplastante entre los lectores de tebeos de entonces.

Lo primero que llamaba la atención en la revista Mortadelo, lo que más recordamos sus antiguos lectores, eran las magistrales portadas de Ibáñez. No era nueva la idea de colocar una historieta en la portada (de hecho, era lo más habitual en los tebeos de humor desde tiempos inmemoriales), pero Ibáñez supo escapar de la rigidez en la estructura de la página y jugar con los encuadres, los bocadillos e incluso la cabecera de la revista, en todo un prodigio de creatividad que se renovaba cada semana. Era una época de trabajo a destajo, en la que la labor de Ibáñez se multiplicaba en todas las revistas Bruguera, pero en las portadas podía detenerse y demostrar una maestría para la que no tenía tiempo en las páginas interiores. La portada del Mortadelo semanal estaba llena de detalles humorísticos, con viñetas cambiantes de forma y tamaño, y bocadillos que literalmente llegaban a interactuar con los personajes. Recuerdo perfectamente que cada semana, al ver la revista en el kiosco, lo primero que buscaba era la letra “O” de la cabecera, con la que Ibáñez realizaba un chiste diferente en cada número.

 

Portada de la revista Mortadelo, número 2

 

De los 646 números (contando el nº 0) de la primera etapa de Mortadelo , sólo dos no incluyeron la clásica historieta en la portada, por tratarse de números especiales (los números 100 y 500). Tampoco tuvieron esta historieta los números extraordinarios de la revista. Las portadas del clásico Mortadelo fueron reeditadas cronológicamente por Ediciones B en siete números de la colección Olé!, entre 1990 y 1992, pero sólo alcanzaron hasta la portada del nº 430. Aún estamos esperando una nueva edición en condiciones de la que es sin duda una de las mejores y más recordadas labores de Ibáñez .

Entre las promociones de la revista Mortadelo , la más famosa fue la de los míticos “Mortadelos”, billetes con la efigie del personaje creado por Ibáñez que aparecieron en todas las revistas Bruguera entre 1971 y 1972. Con ellos, los lectores podían participar en concursos o adquirir diversas publicaciones de Bruguera. Promociones similares se repitieron en 1980 y en 1988, esta última ya durante la etapa de Ediciones B.

El éxito de la revista se vio correspondido con una serie de premios, los llamados Aros de Oro y de Plata que se entregaban cada año en la Feria del Juguete de Valencia. Mortadelo obtuvo el Aro de Oro en 1972, 1973, 1974 y 1975, y el Aro de Plata en 1971 y 1976. Durante años, el recuerdo de estos premios ocupó un lugar destacado en la portada.

La Editorial Bruguera fue consciente desde el principio del tirón de la revista Mortadelo, y quiso aprovecharlo con nuevas cabeceras que la imitasen, tanto por su nombre (Super Mortadelo, Mortadelo Gigante, Mortadelo Especial) como por su aspecto. La mayoría de los tebeos de Bruguera que nacieron después de Mortadelo, a diferencia de las cabeceras clásicas, fueron bautizados con nombres de personajes conocidos: el más famoso y duradero fue Zipi y Zape cuyo número cero se entregó como regalo en el Mortadelo nº 85. Algunos de los antiguos tebeos Bruguera se remozaron, reproduciendo el modelo de “portada con historieta de Ibáñez ” que había triunfado con Mortadelo. Para ello se utilizó a Pepe Gotera y Otilio en el DDT, a Rompetechos en el Din Dan, y a Sacarino en una revista propia de corta vida y posteriormente en el Tío Vivo.

 

Mortadelo Especial 33, Gran Circo

 

El nº 645 de Mortadelo, publicado en diciembre de 1983, fue el último de la primera etapa de la revista. A partir de enero de 1984, las revistas Mortadelo y Super Mortadelo se unieron en una sola publicación, que tomó del antiguo Mortadelo el título y la periodicidad semanal, y de Super Mortadelo la numeración, el formato (portada de papel satinado con un único dibujo) y el número de páginas. En el nuevo Mortadelo podía leerse la continuación de la historieta por entregas de Mortadelo y Filemón que venía publicándose en Super Mortadelo, “La estatua de la libertad”. Esta nueva etapa sería testigo de la marcha de Ibáñez de Bruguera, y de la publicación de nuevas historietas largas de la pareja de detectives a cargo del denominado “Bruguera Equip”, con la consiguiente decadencia de la serie. En 1986, al cerrar definitivamente la Editorial Bruguera, la revista Mortadelo desaparece de los kioscos.

El primer director de la revista fue Vicente Palomares, posteriormente sustituido por Jordi Bayona, que seguía al frente de la publicación cuando se cerró la primera etapa y comenzó la segunda. Armando Matías Guiu le sucedió en los últimos tiempos de Bruguera, hasta la quiebra definitiva del gigante editorial.

En 1987, cuando Ediciones B se ha hecho ya cargo del fondo de Bruguera, renacen las revistas Mortadelo y Super Mortadelo con una nueva numeración, e inicialmente con historietas apócrifas de Mortadelo y Filemón como las que venía publicando Bruguera en los últimos tiempos. Al año siguiente Ibáñez llega a un acuerdo con la editorial, y regresa con sus personajes más famosos a partir del nº 49 de la revista semanal. Mortadelo y Super Mortadelo acabarán cancelándose definitivamente en los años 90, al igual que otra nueva cabecera creada por Ediciones B, Mortadelo Extra. Desde que estas revistas desaparecieron, las nuevas aventuras de Mortadelo y Filemón se publican directamente en forma de álbum.

Repasando las portadas de la revista Mortadelo, comprobamos que hasta el nº 267 se incluía un sumario con los principales contenidos de cada semana, lo que nos servirá de ayuda para analizar los contenidos de la revista durante sus primeros cinco años de vida, el período en el que vimos ascender a Mortadelo hasta la cumbre de los tebeos españoles.

Comenzando por la producción nacional, las estrellas indudables son Mortadelo y Filemón, de Francisco Ibáñez. En la revista se publicarán por entregas sus nuevas aventuras largas, comenzando por la continuación de “El caso del bacalao” donde lo había dejado Gran Pulgarcito.

Zipi y Zape, de José Escobar, son otro activo importante de la revista, no sólo con historietas cortas, sino también con aventuras de 44 páginas publicadas por episodios (Escobar llegó a dibujar 15 historietas largas de los hermanos Zapatilla en los años 70).

 

Los hermanos Zapatilla, Zipi y Zape de Escobar

 

El genial y surrealista Manuel Vázquez estuvo presente desde un principio con dos series que había dibujado en Gran Pulgarcito: Anacleto, agente secreto y La Abuelita Paz, una bondadosa ancianita que siembra el pánico entre todo el que se cruza con ella. Durante algún período Mortadelo recogió también otras series de Vázquez procedentes de aquella revista: Feliciano, Don Polillo y Ali Oli, vendedor oriental.

Raf (Juan Rafart Roldán) se trajo a dos personajes que había creado para el Gran Pulgarcito: Flash el fotógrafo y Manolón, conductor de camión, pero pronto nació en Mortadelo el que sería su personaje más popular y querido: Sir Tim O´Theo, una ingeniosa parodia de Sherlock Holmes, con una lograda galería de personajes secundarios que habitaban el pueblecito inglés de Bellota Village. Muchas de sus historietas fueron escritas por Andreu Martín, un habitual guionista de Bruguera.

Roberto Segura, colaborando también a menudo con Andreu Martín, se incorporó al Mortadelo con otras dos series procedentes del Gran Pulgarcito: el piloto Pepe Barrena y La Panda.

Un jovencísimo Jaume Rovira creó para la nueva revista a Segis y Olivio, traperos de alivio, una de las pocas series de la primera hornada que aún sobrevivía en los años 90 en el Mortadelo de Ediciones B.

Luis Allué, otro autor más olvidado, dibujó a Caco y Coco , una pareja de ladrones de poca monta, y a Mac Fishgón, detective de afición.

También se recuperaron en la revista algunas series clásicas de la casa, como El Reporter Tribulete, que en todas partes se mete, creado por Guillermo Cifré en 1947, o Rasputín y Troglodito, dos personajes nacidos en 1957 de la pluma de Gustavo Martz-Schmidt.

Pero no todo eran historietas de humor. Una de las grandes apuestas de Mortadelo fue, desde el número cero, El Corsario de Hierro, de Víctor Mora y Ambrós (Miguel Ambrosio), una de las mejores series de aventuras del cómic español. El Corsario de Hierro fue dibujada hasta su final (en el Mortadelo nº 544) por Ambrós, y no llegó a verse sometida al proceso de sobreexplotación que sufrió el Capitán Trueno, creado por los mismos autores 14 años antes. Este hecho, unido a la larga experiencia de dos autores ya veteranos, permitió ofrecer un producto más maduro y elaborado.

En cuanto a la producción extranjera, a Mortadelo le cayeron en suerte desde el principio dos auténticos pesos pesados: Astérix, de Goscinny y Uderzo, y el Teniente Blueberry, de Charlier y Giraud. Ambas venían del Gran Pulgarcito, igual que Aquiles Talón, de Greg, un clásico del cómic franco-belga de humor. Con guiones del mismo Greg y dibujos de Hermann, en el nº 187 llegó a las páginas de Mortadelo otra de las grandes series europeas del oeste, Comanche.

 

Aquiles Talón, de Greg

 

A estas series habría que añadir un par de historietas humorísticas importadas de la agencia inglesa I.P.C. que también habían pasado por Gran Pulgarcito: Cuervo Loco, pica pero pica poco y Joe Marmota, el vago de Minessota. De esta misma agencia procedían reportajes e historias ilustradas que Mortadelo publicó por entregas en su primera época, a menudo ocupando la contraportada (Islas con historia, Los Rogers Rangers, Inventores e inventos de ayer, El anillo de los nibelungos ...).

Para terminar, recordaremos brevemente algunas de las revistas “derivadas” de Mortadelo. La primera fue Super Mortadelo (1972). A ella fueron a parar autores de la talla de Alfonso Figueras con su surrealista Topolino, el último héroe y Martz-Schmidt, que en uno de sus momentos más inspirados hizo revivir al personaje de Doña Urraca, creado tiempo atrás por el fallecido Jorge. También se desarrollaron en esta revista las aventuras de Supernova, una excelente serie con guión de Víctor Mora y dibujos de José Bielsa . En 1974 nació Mortadelo Gigante, una revista con nada menos que 148 páginas (el Mortadelo semanal tenía 32), y en 1975 llega al kiosco el Mortadelo Especial, una colección de números monográficos desde cuyas páginas despegaría en 1979 el magnífico Superlópez de Jan .

 

El primer número de Mortadelo Extra Terror,
que originó la colección Mortadelo Especial

 

Todas estas revistas, y las publicadas después por Ediciones B, terminaron su existencia hace años, y desde entonces sólo nos quedan los viejos ejemplares y los recuerdos de una etapa ya pasada de nuestras vidas. Los que fuimos niños en los 70, desde luego, nunca nos olvidaremos del todo de un tebeo que fue el rey indiscutible de aquella década y nos hizo un poco más agradable la existencia.

 

 

 

PORTADA