AUTORES

Estudios sobre los creadores de la Escuela Bruguera

 

 

José Peñarroya (1910-1975)

Por Miguel Fernández Soto

Valenciano de nacimiento y catalán de adopción, Peñarroya fue uno de los dibujantes pioneros en la animación en España y cofundador y miembro de pleno derecho de la Escuela Bruguera que revolucionó la historieta deposguerra con un dibujo más dinámico yun nuevo enfoque temático que conseguiría un acertado e irónico retrato de la sociedad del momento.

Peña abordó en sus historietas los apuros del hombre corriente, aquel que a menudo es víctima de las circunstancias y con el queen gran medida se identificaba; Pero también describió con acierto el lado más negativode los personajes como en Don Berrinche.

Además de en las publicaciones infantiles de Bruguera, colaboró activamente en la prensa y revistas barcelonesas, cultivando el chiste amable y apolítico, y destacando sobre todo en su faceta deportiva, parcela que conoce bien y de la que sabe sacar el máximo partido a sus recursos humorísticos.

Peña destacó también en el diseño de personajes femeninos, a los que imprimía un toque estético especial. Las chicas de Peña , guapas, estilizadas, seductoras, distinguieron las revistas en las que aparecían (DDT, Tío Vivo, Can-Can) durante un corto periodo, pero la coyuntura del país no permitió quedesarrollaraplenamente esta faceta para convertirse en un pilar básico de su producción.

Peñarroya es, en fin, un autor fundamental de la historieta humorística española cuya obra merece ser conocida y, en espera de una recuperación de su obra, le dedicamos hoy nuestra sección.

 

 

PRIMEROS PASOS ANIMADOS

Nació en Focall (Castellón) en 1910, pero a los dos años su familia se traslada a Barcelona y allí vivió hasta su muerte en 1975.

Como todo dibujante que se precie, empezó desde muy pequeño a emborronar cada papel que caía en sus manos. Acabada la Guerra Civil, empezó a trabajar como contable en una destilería, pero un anuncio en la prensa solicitando dibujantes para los Estudios Chamartín resultó irresistible para un chaval cuyas dos principales aficiones eran el dibujo y el cine. Tras superar con éxito la llamada “prueba de la mano” (consistente en dibujar la difícil anatomía de la mano) fue contratado inmediatamente, y como consecuencia, abandonó su empleo y empezó a codearse con dibujantes como Escobar, Cifré, Fresquet, Arnalot, Iranzo, la mayoría de los cuales pasarían después a Editorial Bruguera en 1947.

 

Autocaricatura de Peñarroya en un
DDT especial de Navidad

 

En Chamartín se integró junto a los citados en el equipo de Francisco Tur, realizador de los filmes de Don Cleque. Entre 1942 y 1944, Peñarroya participó en un total de siete cortos de este personaje.

 

PERSONALIDAD

Breve intermedio para analizar la personalidad de Peñarroya, según las declaraciones de quienes le conocieron bien. En la introducción a su artículo sobre la vida y obra de nuestro autor, Armando Matías Guiu, redactor, guionista y director de publicacionesBruguera escribía: “Peña era el hombre simpático por antonomasia; un tipo amable, campechano, siempre con la sonrisa pronta y una mirada que revelaba sus intenciones. Si su sonrisa y su mirada eran inconfundibles en él, lo fueron también esos vegueros, los cigarros puros que se fumaba, y su buen humor característico”(1).

Escobar habla con admiración de Peña en sus primeros pasos como profesional de animación en los Estudios Chamartín: “En seguida destacó, no sólo por su gran simpatía y su gran corazón, sino también por la calidad de su trabajo que, en poco tiempo, alcanzó y hasta sobrepasó el nivel de sus compañeros” , y, en lo personal, “fue un hombre extrovertido, bueno, jovial, amigo en el que se podía confiar y un empedernido fumador de puros” (2).

Iván Tubau, autor de un excelente estudio sobre el humor gráfico en la prensa española de la posguerra, analiza su estilo de dibujo: “Peñarroya es un gran dibujante, que nunca estira más el brazo que la manga. Su grafismo es alegre, simpático, estimulante. Domina a fondo el muñeco normalizado; la agilidad de sus personajes, su movilidad pimpante, su restallante expresividad son casi insuperables; domina también la perspectiva y es un buen observador de los detalles; su trazo es vivo, seguro, pero no mecánico; conservando un estilo inconfundible, ha sabido adaptarse y ponerse al día, no pasar de moda.”(3)

Prosigue Tubau su estudio dándonos alguna de las claves de su personalidad : “Por encima de todo, Peñarroya es honesto.Es un hombre de extracción modesta, que, gracias a su trabajo (miles de paginas dibujadas, miles de horas ante el tablero) ha accedido al confort de la clase media acomodada. Su cultura es elemental, su imaginación limitada –limitada, pero dentro de sus limites, inagotable– y sus preocupaciones las propias de un barcelonés que se gana la vida sin grandes apuros con un trabajo que le agrada (aunque le canse a veces), que gusta de los deportes y de los habanos, que tiene hijos ya mayores y ha entrado plácidamente en la sesentena. Nunca finge ser otra cosa, y ahí reside su mayor mérito.”

Concluimos este paseo por la personalidad de Peñarroya,con otras declaraciones de Armando Matías sobre sus cualidades yaficiones: “Peña fue siempre un poco soñador y meticuloso. Ejemplo de ello es que su primer coche se lo compró ahorrando lo que le pagaban por una tira dibujada para una firma comercial.”

“Planificaba sus viajes como si se tratara de una batalla. Se pasaba horas enteras ante el mapa de carreteras examinando caminos y vericuetos, carreteras, lugares donde pernoctar, trazando itinerarios para visitar tal o cual monumento, tal o cual ciudad o pueblo que llamara su atención. A veces, esos viajes se quedaban sin realizar porque se iba a una Agencia y contrataba uno de largo alcance, pero se divertía viajando con la imaginación. Era un hombre super vital.”

“Aparte del Futbol, que era su mayor diversión y su mayor afición, había otra cosa que le iba cantidad: ir a buscar setas. Era un Boletaire (Setas, en catalán, se llaman Bolets) recalcitrante. En cuanto empezaba la temporada, todos los domingos iba a buscar bolets con sus amigos, dibujantes como él, como Cifré y Escobar. A veces, estas reuniones se limitaban a una comilona campestre; otras, regresaba con el cesto repleto de rovellons”.(4)

 

 

PULGARCITO

La gran oportunidad llega con la editorial Bruguera, un sello renovado por los herederos de Juan Bruguera, que en 1921 había fundado la revista Pulgarcito. A mediados de los años cuarenta, se regulariza la aparición de la revista, aunque limitada por su condición de folleto(5) , pero sobre todo, es a partir de 1947 cuando se produce el lanzamiento definitivo de la publicación, bajo la dirección de Rafael González, que coordinó a un grupo de jóvenes autores para darle un aire más moderno y acorde con los nuevos tiempos. Cifré, Peñarroya, Escobar, Iranzo, Nadal, Jorge, Conti, Vázquez, desplegaron en sus paginas una aguda y a menudo violenta caricatura de la sociedad del momento, a través de una serie de personajes que actúan como arquetipos personalizados (no anónimos como en el TBO) de casi todos los órdenes y niveles sociales, puesto que sus desventuras se repiten, con una variación mínima, semana tras semana. En las historietas de un solo personaje vemos acentuada una característica –sólo una- que lo define y sirve como motor de una actitud que desemboca, irremediablemente, en el fracaso. Por ejemplo: la locura definió a Carioco, el hambre a Carpanta, el enamoramiento fácil a Cucufato Pí, las buenas intenciones a Zipi y Zape, la timidez a Ofelio. En las historietas de dos personajes, la temática giraba en la oposición de caracteres: En Pascual, Petra y D. Furcio, la oposicion entre amo y criado; en Don Pío y Casildo Calasparra, la de marido y mujer; en Apolino Tarúguez, la de jefe y empleado; En Doña Tula, la de Suegra y yerno.

La narrativa de estas historietas es mucho más fluida que en la etapa previa, y aquí es importante subrayar la experiencia en la animación de algunos de sus colaboradores, como hemos visto. Preguntado por la influencia del dibujo animado en la historieta, Peña contestaba: “Mucho, influyó en todos nosotros. Puedo afirmar que cambiamos rotundamente el estilo de dibujo en España. Antes, se hacía un dibujo estático, y nosotros le dimos movilidad. Nuestros personajes andaban, actuaban, vivían en las viñetas de la historieta.”(6)

Pero además se elimina el atraso que suponía la narración mediante pesados cartuchos de texto bajo cada viñeta, y en lugar de ello se da paso a los globos de diálogo que facilitan la lectura y el seguimiento de la historieta.

 

Una de las primeras -y abigarradas-
páginas de Don Pío

 

Una larga introducción, pero necesaria para comprender el carácter de las historietas que la Escuela Bruguera realizaba en aquellos años, y de la que, sin duda, Peñarroya fue un buen exponente.

Peña “reflejaba en sus historietas la vida que le rodeaba, las gentes que conocía, el ambiente que se respiraba(7) . La temática de sus primeras series para Bruguera (Don Pío, Calixto, 1947; Gordito Relleno ,1948) es la caricatura del hombre normal, de la calle, envuelto en situaciones cotidianas. De ahí probablemente su éxito entre las clases medias, las principales receptoras del tebeo en la posguerra.

El propio autor los destaca de entre todos los de su producción:“Cuando creé a Don Pío, este personaje era un poco como yo, entonces... tenía mis problemas, pasaba mis apuros... Gordito relleno es un tipo buenazo, aunque tontorrón sin remedio, el pobre. Pensándolo bien, tal vez sean estos dos mis preferidos.”(8)

 

Don Pío y Familia

 

Don Pío y Doña Benita forman un matrimonio típico de la posguerra española, con sus aspiraciones de mejorar su status social –la clase media-baja–y la necesidad de aparentar. Don Pío es un hombre apocado y tímido tiranizado tantopor su jefe en la oficina, como por su esposa, más grande y fuerte que él. El infeliz debe hacer horas extras para satisfacer los caprichos de su mujer y aguantar sus berrinches por no haber sabido darle una vida más cómoda. En el poso de la historieta queda la crítica humorística de una institución tan intocable como el matrimonio en el régimen franquista , y, siempre, el testimonio de una realidad muy concreta en un momento crucial en la vida de tantos españoles.

El otro alter Ego de Peña, Gordito Relleno, es el hombre bueno por definición, tan inocente, que constantemente se ve arrastrado hacia situaciones equívocas en las que sus buenas intenciones hacia el prójimo redundan en su propio prejuicio. Peña acentúa el carácter del protagonista al dotarle gráficamente de una gordura extrema, vertiendo en él los tópicos de bondad, inocencia y candor que se suponen a las personas obesas, como señala muy acertadamente Ramón Pérez Rodríguez(9).

Por su debilidad de carácter, el sino de Gordito es perder. Juan Antonio Ramírez comenta a propósito del personaje: “es un marco o espejo donde se reflejan las miserias, la mala leche y las frustraciones de amigos, conocidos y superiores. Su bondad e ingenuidad son un evidente contraste resaltador de la dureza implacable del ambiente”.(10)

Luís Gasca, en su obra Los cómics en España, definía así a Calixto: “es un hombre oportunista, un oportunista hambriento, de un hambre triste, cuyo destino habitual, en la última viñeta, es acabar en el hospital”.(11) De estos primeros personajes, Calixto fue el que más breve vida tuvo; del Pulgarcito pasó a la efímera primera época de Super Pulgarcito, en 1949 y luego desapareció. Los otros dos, sobrevivieron a la época para la que fueron creados y evolucionaron suavizando su carácter inicial. De ellosy sus nuevas circunstancias volveremos a hablar más adelante.

En el Pulgarcito de 1948 aun creará alguna serie breve, como Atleto, el deportista, precursor de otros personajes “deportivos” que más adelante caracterizarán su obra, y La agitada vida de María Rosa, el primero de sus personajes femeninos.

 

 

 

OTRAS PUBLICACIONES BRUGUERA

En esa época, la editorial saca otros dos títulosal mercado, de cadencia mensual: El Campeón (1948-1949), donde se invierte la fórmula del Pulgarcito, es decir, predominancia de series dramáticas con dibujo realista, aderezadas con algunas historietas de humor,entre las cuales se cuenta Don Berrinche, de nuestro autor, que también participa en la pagina Loquilandia, junto a Cifré y Escobar. A pesar de su gran calidad, la revista deja de editarse antes de los dos años, con apenas veinte números publicados; y Super Pulgarcito (1949-1951), un intento de la editorial de duplicar el éxito de su revista estrella, (contenía historietas de los mismos personajes del Pulgarcito, pero más largas), que también en este caso resultó fallido y de vida breve. Fracaso comercial, que no artístico. Peñarroya publicó en sus paginas Don Pío, Calixto y Gordito relleno, junto a la nueva página de variedades No lo crea aunque se lo juren.

Don Berrinche es el otro gran personaje de Peña en esta etapa inicial, pero, a diferencia de los anteriores, es un arquetipo de personaje “malo”, al menos en apariencia, con las cejas siempre fruncidas, los dientes apretados y un garrote al hombro, atravesado de unclavo descomunal, que no duda en descargar contra cualquiera de sus semejantes. Su expeditiva acción rara vez encuentra castigo, y por ello un posible análisis es el de un individuo malvado; pero una lectura más detenida puede revelar que esa maldad, se queda simplemente en mal genio, en un berrinche,causado muy probablemente por la impotencia ante la dura vida cotidiana(12).

 

 

Citando a J.A. Ramírez, D. Berrinchees una de las series mejor compuestas y narradas de Peñarroya, con un número notable de hallazgos gráficosa base de espirales, estrellitas, y líneas curvas que indican movimientos, estados de ánimo,y hasta las cualidades de las cosas”.Y, en cuanto al lenguaje, “inventa toda una fraseología sustitutiva de los consabidos tacos, la cual, durante una época, calaría hondo en muchos lectores:”

“Nitroglicerina y retropropulsión!” “Vendetta y carcoma!”... “trolebuses y filibusteros!”....”Si usted, enclenque empleadillo, me dice que no, le pulverizo!”(13)

La vida de Don Berrinche fue azarosa, pues fue saltando de una publicación a otra: en 1949 pasó al Pulgarcito , formando pareja con Gordito Relleno, en 1951 al DDT, hasta que a mediados de 1954 y a instancias de la censura la serie desaparece para titularse Brr.. ¡como está el deporte! Por Don Berrinche, reporter titulado y malhumorado, que ya no tiene nada que ver con la historieta inicial, nuevamente con la cabecera Don Berrinche pasa a Ven y Ven y al suplemento de historietas de El DDT en 1959, y de nuevo al DDT en 1963, donde al año siguiente formó un dúo con Pepito, para reanudar después su andadura en solitario, ya como una inofensiva reliquia del pasado, en otras publicaciones de la casa como Gran Pulgarcito, Mortadelo Extra o la última etapa de Pulgarcito antes del cierre de la editorial.

 

 

 

EL DDT CONTRA LAS PENAS

En 1951 aparece otra revista de la casa inspirada en parte en la estructura del Pulgarcito, pero destinada a un público más adulto (“publicación para jóvenes de 15 a 117 años”). Además de las historietas (Doña Tula, La familia Cebolleta, Apolino Taruguez, Ofelio, Aventuras de Super Birria, son de nuevo cuño, a las que se añaden otras provenientes de Pulgarcito como Casildo o Cucufato Pi o del Campeón como Don Berrinche), también hubo hueco en la revista para los textos de humor, y el chiste de portada sustituía a la clásica historieta del Pulgarcito. La otra influencia del DDT provenía de la publicación argentina Rico Tipo: las exuberantes Chicas de Divito, Seguí, Ianiro y otros, eran conscientemente copiadas por los autores españoles, sobre todo Cifré, Nadal y Peñarroya. Peña demostró una sobrada habilidad para dibujar chicas monas desde sus primeras portadas para el DDT. Las formas se intuyen más que se ven, ya que la censura de la época no permitía ir más allá.

Otras aportaciones de nuestro dibujante al DDT fueron las tiras Pedrusco Brutote, y Siempre se exagera, las paginas colectivas ¡Qué cosas pasan! Y Cosas del deporte, y la ya mencionada reestructuración de la historieta de Don Berrinche a causa de la censura.

 

 

 

OTRAS PUBLICACIONES ESPAÑOLAS

Autor prolífico, Peña no se limitó a sus colaboraciones infantiles para Bruguera, sino que participó en multitud de diarios y revistas barcelonesas, incluso en otras revistas infantiles: El Noticiero Universal, Dicen, Lean, tururut!, Patufet, Paginas Vividas, Los suplementos de los diarios La Prensa y El Levante (A todo color y la hora del recreo, respectivamente), Don José (El suplemento semanal del diario España, de Tánger, dirigido por Mingote, en el que Peña participa hacia 1957 con su personaje Neronín), La Olla, Tele Radio, Tele Chico y un larguísimo etc. han contenido dibujos, historietas, ilustraciones y chistes suyos.

Anecdóticamente, también ilustró programas de Fiestas mayores (Gironella, 1966), o el plano del concurso “carnet de viaje de un turista gastrónomo”.

Para sus colaboraciones en prensa, Peñarroya desarrolló principalmente su faceta deportiva. Profundo conocedor del mundo del deporte, autentico hincha del fútbol, Peña apura como pocos los recursos que la vida deportiva ofrece al humorista gráfico. Y lo hace de una forma elegante y cordial, hasta el punto de que un hincha del Madrid puede aceptar con una sonrisa sus chistes barcelonistas(14). “Intento, y creo que lo consigo, dibujar el chiste constructivo. No soy cruel en mis dibujos. Soy incapaz de criticar a nadie. Por eso mis chistes desorbitan amablemente un suceso sin herir a nadie”.(15)

 

 

 

TÍO VIVO

Peña formó parte del grupo que, en 1957, decide emanciparse de la editorial Bruguera y embarcarse en una aventura que también se vio abocada al fracaso, por varios motivos entre los que se cuenta la inexperiencia en la gestión de los autores,(16) la competencia de Bruguera con una revista similar (Can - Can, 1958) y sobre todo las dificultades de distribución para cualquier competidora de la empresa catalana.

Con todo, en sus casi tres años de existencia independiente, Tío Vivo fue una publicación interesante donde sus autores, aquellos legendarios “cinco grandes de la historieta”, (Conti, Peña, Escobar, Cifré y Giner) dieron lo mejor de sí mismos, en un intento de practicar un humor más adulto, con historietas más arriesgadas que las de los semanarios Bruguera. Un intento que brilló con intensidad durante un tiempo para luego ir diluyéndose por los ataques de la censura. (17)

La gran aportación de Peñarroya a Tío Vivo es su serie La familia Pi, donde vuelve a insistir en la problemática de una familia de clase media. De hecho, es una versión enriquecida de su Don Pío (nótese la similitud entre los dos nombres), con personajes complementarios (aparte del matrimonio, dos hijos mayores, chico y chica, dos mellizos de corta edad, la criada y el excéntrico tío Victorino) que le dan a la serie una mayor complejidad. La base de la historieta es la problemática nacida de la escasez de sueldo, la lucha por la vida cotidiana de una familia numerosa. A pesar de su indudable interés, la serie desapareció con la vuelta de los dibujantes a Bruguera, “dejándonos la impresión de quenunca se desarrollaron plenamente sus posibilidades estéticas y testimoniales”.(18)

Otra historieta de Peña para esta revista es Olimpio, nuevo personaje deportista en la línea del ya lejano Atleto del Pulgarcito y de los que encontraremos aún algunos ejemplos más.

No podían faltar las atractivas chicas de Peña (no olvidemos que el Tío Vivo se inspira en parte en el modelo del DDT) y la participación del autor en paginas colectivas como Ellas son así... y ellos también o Ríase de...

 

 

 

REGRESO A BRUGUERA

La vuelta de los autores a su primera casa no resulta traumática, al menos para alguien tan optimista como Peña(19), y, si bien este regreso supone retomar antiguos personajes como Don Pío o Don Berrinche, también participa en nuevas cabeceras como Can Can,continuando con sus chistes de chicas guapas, cada vez más estilizadas, y da vida a Bambalino Talíez, ambientada en el mundo del teatro; Sissi,que acoge a sus series de protagonismo femenino Floripondia piripí, se pirra por dar el síy la tira Polita; El Campeón de las historietas y El DDT, con nuevas series como Don José Calmoso, jefe feroz y moroso, Quinielo Futbolínez o Don Chatarra; en el nuevo Tío Vivo de Bruguera con una de sus series deportivas más emblemáticas: Pepe el hincha; En El Capitán Trueno Extra con la media página cómico-aventurera Rudesindo, el bucanero; Y en el veterano Pulgarcito con el niño prodigio Pitagorín.

 

 

VIEJOS PERSONAJES, NUEVOS TIEMPOS

“Renovarse o morir”, una frase que forma parte de la filosofía del autor. Así respondía en una entrevista a la cuestión ¿Prefiere el cómic del pasado o el de ahora?(20). Es un principio que puede aplicarse igualmente a la evolución de las historietas de Peña.

 

 

Don Pío había nacido en una época ya lejana, y las circunstancias de entonces estaban cambiando: el progreso de las clases medias hacia una sociedad de consumo en la época del desarrollismo. Las historietas de Don Pío reflejaron los esfuerzos del ciudadano medio por adaptarse a los nuevos tiempos. Otra época, otras necesidades: los plazos del televisor, la lavadora, el coche... serán los nuevos retos a afrontar por el sufrido Don Pío para contentar a su esposa. Por otra parte, si bien en la oficina es el antiguo empleado de confianza, no termina de conseguir el ascenso definitivo. Otro cambio importante en la serie es la llegada de un sobrino, Luisito, un niño bueno y modosito –los niños de Peña son la antítesis de los de Escobar- que adquiere el rol del hijo que los Pío no han tenido nunca y como tal, actúa como elemento conciliador de la pareja, no ya únicamente en la ficción, sino también de cara a la censura, que no podía consentir en aquella época desavenencias matrimoniales ni tiranías femeninas.

A partir de entonces, Las historietas seguirán un mismo patrón con variaciones mínimas: excursiones domingueras, pequeños conflictos caseros... las andanzas del trío se suavizan tanto, que el fondo testimonial terminará por desaparecer y quedará únicamente una historieta familiar más, con alusiones puntuales a la cotidianeidad de cada momento.

Ya habíamos adelantado que Don Berrinche sufrió una reconversión a mediados de los cincuenta a causa de la censura que dejó a la historieta irreconocible. No terminó allí su existencia, pasó a otras revistas de corta existencia como Ven y Ven y Suplemento de historietas del DDT (1959), y nuevamente al DDT en 1962, pero el personaje había cambiado definitivamente: su apariencia física se ha normalizado, cambiando su antiguo frac negropor una americana corriente, y el descomunal garrote con clavo es ahora un bastón normal. Además, todos conocen a DonBerrinche y lo tratan como a un excéntrico. La esencia del personaje pues, se ha desvirtuado por más que la editorial se empeñe en mantenerlo en plantilla en virtud de una tradición ya completamente desfasada.

El caso de Gordito Relleno es algo distinto. Su bondad e ingenuidad permanecen intactas. El mundo cambia a su alrededor, tiene otros amigos, otros conflictos, pero Gordito es el mismo, y lo seguirá siendo siempre. Es el buenazo tontorrón al que todo le sale mal por querer ayudar a los demás. La censura no tenía nada que decir anteun personaje así(21).

Como sus personajes, el trazo de Peñarroya ha evolucionado. En una primera etapa, los personajes se movían con una notable fluidez, y las líneas cinéticas resaltaban el conjunto. A partir de los años sesenta, hay un predominio de las líneas rectas y duras que propician un mayor estatismo y una menor agilidad narrativa.

 

 

 

NUEVOS PERSONAJES PARA LOS SESENTA

Durante ésta década enriquece su producción con una serie de personajes de diversa índole, a continuación nos detenemos en algunos de ellos.

Floripondia Piripí, se pirra por dar el si nace en Sissi y pasará después al DDT, hacia 1964. Peña recrea en esta serie breve un ambiente romántico similar al de otras series de la casa,con la salvedad de su protagonismo femenino: al fin y al cabo se trata del viejo tema de la frustración constante que supone una actitud equivocada, en este caso a causa de un excesivo romanticismo ya trasnochado.

Quinielo Futbolínez y Atletínez son sendas tiras ambientadas en el mundo del deporte a las que Peña era tan aficionado. La mayoría de los gags giran en torno al mundo del boxeo: tanto Quinielo como Atletínez son boxeadores de pacotilla, miedosos, cobardes y tonguistas. Son tan parecidos física y psicológicamente que nos es fácil confundirlos. La única diferencia aparente es que los gags de Quinielo no se limitan al boxeo, sino que en sucesivas entregas practica el tenis,la tala de árboles, o cualquier otro susceptible de demostrar sus “habilidades”.

 

 

Pepe, “el hincha”, es un nuevo alter ego del autor. Su gran afición al fútbol le llevó a inventar un personaje con el que expresar su forma de sentir este deporte y pronto se convirtió en una serie de éxito. Pepe, como Don Pío, está a medio camino entre la serie familiar y las peripecias oficinescas, lugares donde se libran partidos tan importantes como en el terreno de juego: por un lado, Pepe ha de soportar a los compañeros, forofos del equipo rival “menisco F.C.” , por otro, la sufrida esposa y los hijos, le acusan de quedar relegados a un segundo plano, después del deporte rey. Haga lo que haga, el destino de Pepe es perder, igual que su adorado “Pedrusco” semana tras semana.

 

 

Pitagorín, como Luisito, es un niño bueno, que pretende ayudar a todos con sus inventos. Es un personaje único en la Escuela Bruguera: caracterizado por su inteligencia, es un auténtico niño prodigio. Es también, la antítesis de los niños bruguerianos como pueden ser Pepito (sobrino de Rigoberto), los hermanos Zipi y Zape de Escobar o el Angelito de Manuel Vázquez, caracterizados por sus travesuras. Pero, precisamente por su status de niño listo y autosuficiente, es un personaje tan marginado como otros de Bruguera: Si Carpanta o Morfeo Pérez son incapaces de hacer lo que todos hacen, Pitagorín es capaz de hacer lo imposible; Y por tanto está tan alejado del mundo como aquellos. Con esas características tan inverosímiles y antinaturales, Pitagorín siempre fue un niño extraño que no obtuvo el respaldo del público(22).

Rudesindo, el bucanero es otra serie atípica de Peña en cuanto a su temática. La inclusión de esta media página en una revista como El capitán Trueno Extra es determinante para que el protagonista sea un viejo pirata malencarado, con todas las taras típicas de los hombres de mar (pata de palo, garfio en lugar de mano y parche en el ojo) y ninguna de sus virtudes. Nos encontramos de nuevo con un arquetipo en constante frustración que fue recuperado a la muerte de su autor en la revista Super Mortadelo.

 

TERROR FANTASTIC

Merece la pena detenerse, por lo atípico, en una de las últimas colaboraciones de Peña en una publicación ajena a Bruguera, ya en la década de los setenta del siglo XX.

Desde finales de los sesenta se estaba produciendo un resurgimiento en España del género de terror en todos los niveles: películas, espacios televisivos (“Historias para no dormir”, de Ibáñez Serrador), novelas y relatos y, por supuesto, el cómic (Drácula, Dossier Negro). En este contexto, y junto al nacimiento del Festival Internacional de Cine de Sitges, dedicado en sus primeras ediciones casi monográficamente al terror, nace Terror Fantastic, revista de amplio espectro que contenía artículos, relatos, ilustraciones, chistes y alguna historieta, casi siempre de humor y desde una perspectiva muy “Brugueriana”. Por ello es sintomática la participación de Peñarroya y Juan Bernet Toledano, colaboradores ambos de la editorial catalana, junto a otros historietistas jóvenes de dibujo realista como Enric Sió, José María Beá y Esteban Maroto(23).

La aportación de Peña al magazine fue el personaje Draculino, (1971) que parodiaba, con su humor amable habitual y según la temática del chasco propia de Bruguera, al famoso conde inmortalizado por Bram Stocker.

 

 

EL FINAL

Continuó Peña fiel a su editorial de siempre hasta su muerte, en 1975. No le dio tiempo a jubilarse (si es que alguna vez los dibujantes de cómics se jubilan) y dar rienda suelta a aquellos viajes imaginarios que realizaba, sobre los mapas, desde el comedor de su casa. O a pasear con sus nietos por el bosque en busca de setas. O, simplemente, a disfrutar más de su tiempo libre. Hasta el final siguieron fluyendo de su plumasus viejos personajes, ya algo cansados. Y los diarios deportivos recibiendo puntualmente su crónicaen formato dechiste, algunos de los cuales quedaron inéditos. Para cerrar este artículo, nada mejor que las sentidas palabras de su buen amigo Escobar en un recuerdo póstumo: “No es justo que hombres como Peñarroya desaparezcan cuando tanto podía esperarse de ellos, en plena madurez de ideas y de capacidad creadora. No, no es justo.”(24)

 

 

NOTAS

(1) Armando Matías Guiu,“Peñarroya”.Bruguelandia n° 18, Bruguera, 1982.

(2) José Escobar, “Mi viejo amigo Peñarroya” . Bruguelandia nº 19, Bruguera, 1982.

(3) Iván Tubau De Tono a Perich, El chiste gráfico en la prensa española de la posguerra (1939-1969), Guadarrama, 1973.

(4) Ver nota 1.

(5) Esta condición de folleto implicaba la necesidad de un permiso para cada número y el cambio de titulo para cada edición: álbum infantil Pulgarcito, cuadernos humoristicos pulgarcito, biblioteca comica pulgarcito, etc. Pese a ello, se consigue la autorización como publicación periodica gracias a la creación de la Dirección General de Prensa, que actuó legalizando las publicaciones existentes en el mercado y estableció normas para la autorización de otras nuevas. De esta manera se ponia fin a un periodo de inestabilidad editorial. Para más información, ver Antonio Martín, apuntes para una historia de los tebeos. Glénat, 2000,y Roman Gubern“La edad de oro de las historietas cómicas”, artículo en Historia de los comics, vol. 2, toutain editor, 1983.

(6) Entrevista por Luis Coquard en La Familia(1966), recogida en parte por Armando Matías Guiu (ver nota 1)

(7) Armando Matías Guiu , ver nota 1

(8) Entrevista en Pulgarcito extra 50 aniversario, Bruguera, 1971. Citada parcialmenteen el artículo de Armando Matías Guiu, ver nota 1.

(9) Ramón Pérez Rodríguez, “Gordito, un relleno de humanidad”. Al Rescate!! nº 10, fanedición, Invierno de 1999

(10) Juan Antonio Ramírez, La historieta cómica de posguerra, Cuadernos para el diálogo, 1975.

(11) Luis Gasca, Los comics en España, Lumen, 1968.

(12) Así opina Juan Antonio Ramírez, ensu trabajo La historieta cómica de posguerra, (ver nota 10) basándose tanto en el trabajo de Ramón Terenci Moix Los comics: arte para el consumo y formas pop, Lumen, 1968,como, y sobre todo, por las declaraciones del propio Peñarroya en una entrevista personal del autor realizada en 1971: “Don Berrinche no es malo; en el fondo hasta es de buena fe. Yo soy incapaz de hacer algo absolutamente malo”.

(13) Ver nota anterior. La cita de D. Berrinche corresponde al n° 1 de DDT, en 1951.

(14) Iván Tubau analiza brevemente la labor de Peñarroya en la prensa deportiva en su libro De tono a Perich, ver nota 3.

(15) Entrevista por Luis Coquard, ver nota 6.

(16) “Cuando fundamos Tío Vivo —declara Peñarroya— le dolió a Bruguera que nos marchásemos, pero se portó muy bien y nos dijo que nos haría la competencia y que siempre que quisiéramos podríamos volver. Más tarde Bruguera nos readmitió muy bien... Al separarnos queríamos ganar más dinero por nuestra cuenta, pero todo fracasó: nosotros creemos que el fallo fue de la administración, pero si usted habla con el administrador a lo mejor le dice otra cosa..” Declaraciones de Peñarroya a Juan Antonio Ramírez, incluidas en su libro La historieta cómica de posguerra, ver nota 10.

(17) Jesús Cuadrado, Atlas de la cultura popular, vol I: de la historieta y su uso, 1873-2000, Sin Sentido ediciones, 2001.

(18) Juan Antonio Ramírez, ver nota 10.

(19) Se puede deducir de sus declaraciones, ver de nuevo nota 16.

(20) Entrevista porMariano Ayuso, en Art-comics 1, madrid, 1974.

(21) Para este apartado se han consultado los estudios de Salvador Vázquez de Parga:Don Pío”, texto de presentacion en Genios de la historieta, Bruguera, 1985; y Juan Antonio Ramírez, ver nota 10.

(22) Juan Antonio Ramírez, ver nota 10

(23) Información encontrada en http://www.iespana.es/tebeosfera/Seccion/CDT/4/terror.htm

(24) Ver nota 2

 

 

 

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