¡Oh, el mundo gira!

 

 

DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 13
12-05-99
Ávida dollars
Dinero que quema en las manos. Para qué acumularlo si vivimos sólo un rato. Dinero que hace dinero. Y es que si lo acumulamos y se multiplica siempre es mediante el robo, camuflado de especulación. Cada vez más dinero y cada vez más lastimero, dice un refrán popular ecuatoriano, y nos recuerda al rico que lleva tantos años intentando entrar en el reino de los cielos. Yo soy trabajador del metal, me dijo un día un amigo que atiende una ventanilla de pagos y cobros. El vil metal. Cuánto se le desea y cuánto se sufre por su causa. Cuando se tiene y cuando no se tiene. Don dinero, según Quevedo. Muchas personas llegan al ridículo por él. André Breton, maestro del surrealismo, utilizó el anagrama que da título a este artículo para redenominar a Salvador Dalí. Las mismas letras para una feroz transformación. El avaro de Molière, el tío Gilito de Disney. Da igual. Lo que importa es el dinero. Tanto tienes, tanto vales. Tanto ganas, tanto importas. Tanto despilfarras, tan amigos. A un personaje conocido por su amistad con todos los famosos se le atribuye la costumbre de pagar siempre. ¿Cuánto te costó tu última creación?, le preguntan al artista antes de preocuparse por los motivos que le han llevado a crear. Puntos de vista diferentes ante el precio: es muy caro, opinan los compradores; está tirado, vocea el vendedor. Según la teoría del deseo, lo deseado se disfruta sólo cuando está por conseguir. Si se alcanza lo anhelado, el deseo desaparece. Pero con el dinero ocurre que no tiene medida. Es indefinido. Cuando tienes tres, quieres cuatro. Y el único final lo decide la muerte. Que se ríe a carcajadas cuando nos ve agonizar y entonces nos damos cuenta de que nuestra búsqueda eterna de dinero es tan absurda como la propia vida.

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