¡Oh, el mundo gira!
DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 16
15-05-99
Monstruos no
La política en España sigue rodando, como las cabezas
de los políticos. Pero lo que sucede es exactamente lo mismo que en los
demás países con partidos en liza. La maquinaria de estas organizaciones
se dedica en cuerpo y alma a destruir a su oponente. (Recordemos que los
partidos políticos en las democracias sirven en teoría para lograr el bien
común). Durante los años de mandato del gobierno anterior, se bombardeó
con noticias sobre actuaciones fuera de la ley de los miembros del partido
en el poder. Así se consiguió desprestigiar ante la opinión pública a ese
partido, y lograr por parte del actual con malas artes el acceso al gobierno.
Y ahora que llevan tres años gobernando, les sigue gustando usar el mismo
juego. Acaban de provocar la renuncia a la presidencia del gobierno, del
que iba a ser candidato por el partido de la oposición. Denunciando actividades
fraudulentas de sus antiguos colaboradores. Pero la cuestión de fondo es
preocupante: muchos de los antiguos colaboradores del actual presidente
del gobierno español son corruptos demostrados (máxime perteneciendo a
un partido cuya ideología conservadora define históricamente el modelo
de corrupto). Y desde la cúpula máxima del poder, la corrupción campa por
sus respetos. ¿Todos a la cárcel? Seguramente no es la solución, pero respiraríamos
mejor, desde luego. Otra raza de monstruos, los empresarios, esos emprendedores
que la emprenden con todo, venían despidiendo a las mujeres a su cargo
por maternidad. Es increíble, pero se acaba de tramitar una ley mediante
la que se prohibirá a los empresarios españoles despedir por esta causa.
Y aún dicen que las feministas ya no tienen nada por lo que luchar. ¡Adelante,
compañeras! Pero es que hay más monstruos sueltos. Miles de monstruos.
Un último ejemplo: dos alumnos de un instituto de enseñanza gallego planeaban
volar el coche del director con Goma 2. Goya dejó dicho que el sueño de
la razón produce monstruos, pero parece que los directores de colegio,
monstruos horrendos para los alumnos, provocan a su vez alumnos monstruos.
Políticos a mordiscos, empresarios que arruinan las vidas de las demás,
feroces directores y alumnos terroristas. Entre monstruos anda el juego.
Yo no juego.
VOLVER A
MELGUENCIO