¡Oh, el mundo gira!
DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 32
09-06-99
Monjas.com
El prefecto de la Congregación para la Vida Religiosa,
organización vaticana que estipula las normas de convivencia de los religiosos
católicos, acaba de enviar un documento a los conventos de clausura. En
él se autoriza a las monjitas a utilizar Internet, siempre que sea con
"discreción" y "moderación". A partir de esta noticia, sin duda curiosa,
cualquier plumilla podría tender hacia el amarillismo o la exageración.
No caeremos, como nunca hemos caído, en esos dislates. Nos referiremos
sólo al posible uso que las novicias pueden hacer de la red de redes. Si
alguna de ellas se encuentra ligeramente turbada, y el demoníaco insomnio
le persigue, podrá acercarse a encontrar relajación discreta en las páginas
de desnudos masculinos, donde a buen seguro encontrará daguerrotipos que
le ayudarán a conseguir un relajado sueño conciliador. O si la madre encargada
de la cocina no sabe ya qué hacer para engalanar los paladares de las cada
vez más exigentes hermanitas, quizás buscando entre las entradas de estupefacientes
encuentre el condimento que todas anhelaban. Y probablemente la monja tesorera
hallará la piedra filosofal para sus quebraderos de cabeza económicos,
sustituyendo el anticuado cepillo por los modernos sistemas que hallará
en el espacio web titulado Impuesto Revolucionario. Pero nada de esto será
comparable con la mayor de las ventajas. Poco a poco, con discreción y
moderación, claro, el progresivo acercamiento de las monjas de clausura
a las páginas de Ciencia, Filosofía e, incluso, Historia, les hará ver
que no tienen sentido ni sus creencias, ni sus hábitos, ni, por supuesto,
su clausura. Y los ciudadanos ganaremos personas cabales con las que compartir
nuestros días, y bellos edificios donde desarrollar la cultura, la educación
y el ocio. Porque ya lo dijo Sebastián de Urquiola: "Do sor Ángela non
llegare, non llegaren ni fray ni rey".
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