¡Oh, el mundo gira!

 

 

DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 41
21-06-99
Aspirantes
Andan desperdigados, inhalando pegamento por los suburbios de los países ex-comunistas. Andan desperdigados, con bolsas de plástico, con la nariz destrozada y con el cerebro hecho añicos. El estado les aseguraba alojamiento y cuidados en los orfanatos, pero ya no hay estado. Ahora hay mafias, ahora hay libertad de mercado. Andan desperdigados. Aspiran pegamento, no aspiran llegar a ningún lado. Aspiran los vapores de la droga barata que les entumece, no aspiran alcanzar ningún puesto de responsabilidad, ningún puesto de trabajo, ningún puesto, ningún sitio. Por otro lado, en los mismos países, en la misma Europa próspera e industrial, una raza de parásitos eternos, los aristócratas, siguen reivindicando tronos. En las viejas y cansadas repúblicas, los caraduras ancestrales esperan su turno para volver a ser reyes. Los especialistas en heráldicas monárquicas, en legislaciones sálicas, en latrocinios borbónicos, publican libros inmorales sobre quién debe ser el gran ladrón. Y en Europa sigue la feria, con sus grandes de las patrias desperdigados en urbanizaciones privadas con campos de golf infinitos. Y los niños de la calle pasean con sus bolsas y sus vapores. Y cuando se hacen mayores pasean con sus papeles de aluminio, con sus pipas improvisadas, con su opio transformado, heroína asesina. En Francia, la república por antonomasia, acaba de morir el aspirante al trono. Liberal convencido, amante de la cultura, lobo con piel de cordero. Anciano que pretendía el poder no decidido por el pueblo. Un muerto, un hombre muerto. Mientras, cientos de niños muertos andan desperdigados, aspirando. Es la Europa unida del progreso, con capital en Bruselas, Bélgica, buen menú señor.

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