¡Oh, el mundo gira!
DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 42
22-06-99
Teletribunal
"Qué lenta va la justicia, /cuánto tarda un tribunal
/en proclamar veredicto. /Qué gran idea sería/ implantar en el país /un
negocio telefónico /que con poco presupuesto /centralizara denuncias /del
buen ciudadano medio. /Una privatización /de la justicia y los jueces,
/que tocados con gorrita /prepararan sus sentencias /en veinticinco minutos.
/Unos buenos policías /judiciales que con moto /llevaran al demandante
/calentito su dictamen. /Y que aprovechando el viaje /entregasen una copia
/al infeliz demandado. /Y por más aprovechar, /que en la moto lo llevaran
/caso de ser condenado. /Y España funcionaría, /y el negocio de las pólizas
/y de los certificados, /por fin se reciclaría. /Y los señores letrados,
/ujieres y compañía, /encontrarían empleo /fácil y con garantía /de que
si quedan en paro, /al momento una llamada /rauda les emplearía. /¡El abogado
corrupto /ya desaparecería! /Porque la caducidad /en la frente llevaría...
/La justicia al doble queso, /las sentencias con su piña /las cárceles
a la carta /las empresas en su tinta. /Que es la tinta del gran fraude
/el fraude de la justicia /y el fraude de las personas /que trabajan en
Galicia." Así rezaba un poema anónimo que llegó recientemente a manos de
este ensayista. Y lo reproducimos para dar a conocer al ciudadano el estado
de la ley en España. Casi nadie cree ya que un veredicto sea fruto del
equilibrio de la balanza de la justicia, ni que los representantes del
tercer poder ejerzan de defensores del pueblo. Mucho nos tememos que los
poemas antisistema van a arreciar en los próximos tiempos. Debemos poner
coto corrigiendo los errores de la administración, antes de que los poetas
baratos sustituyan a los gestores serios y responsables. Luchemos juntos
para que la cordura se imponga y la policía judicial denuncie cualquier
desvío, como es su obligación. Y si no, que actúe con contundencia, porque
la rebeldía se contagia.
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