¡Oh, el mundo gira!
DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 46
26-06-99
Leonardo da consejos
Una lectura obligada: los escritos de Leonardo da
Vinci. Como todo el mundo sabe, este caballero es el paradigma de hombre
renacentista, que es solamente él. Nadie conoce otro ejemplo de personalidad
genial, que a la vez pinte obras maestras, diseñe helicópteros, establezca
cánones de belleza, dicte teoremas filosóficos, plantee principios científicos,
o lance consejos a quien quiera recibirlos. Otros renacentistas como Miguel
Ángel, eran el resumen de las artes, sin llegar a abarcar todo el conocimiento
humano. Y cuatro más. El Renacimiento careció de hombres renacentistas.
Pero da Vinci existió, y dejó escritas cosas que debemos tener presentes,
si no queremos ir por la vida dando tumbos. En primer lugar, nunca tome
usted medicinas. Estará engañado si cree que su cuerpo va a mejorar ingiriendo
compuestos: será el bolsillo del médico lo que mejorará. Mastique al ingerir
alimentos, a ser posible bien cocinados. Y no cene copiosamente, porque
su salud se resentirá. No busque oro con fórmulas magistrales (pocos lo
hacen hoy ya, gracias a los doctos consejos del maestro): si usted es alquimista,
viaje a los remotos lugares donde se extrae el oro y aprenda de la Naturaleza.
Allí no hay torpes mezcolanzas en matraces con variados metales, sino fuerzas
fascinantes que superan la pequeñez del hombre. Qué gran metáfora de la
ambición. Leonardo ecologista, Leonardo dietético. Las mil caras de un
hombre que en sus doctos escritos dejó dicho que sus consejos iban dedicados
a las personas, no a los sacos con forma de persona. Y también los definía:
son aquellos que sólo tienen una función; reciben la comida por un lugar
y la expulsan por otro. Y hay que ver cuántos sacos tenemos a nuestro alrededor,
sin haberlo intuido antes...
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