¡Oh, el mundo gira!

 

 

DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 62
12-07-99
El Partido Impopular
Existe en España un partido político que se autodenomina popular. Llevan con ese nombre varias décadas, desde que murió el dictador que abanderaba las ideas que ellos conservan, y todavía no se les ha caído la cara de vergüenza. Por definición, la ideología conservadora alienta políticas en contra del pueblo, y la práctica demuestra que esa teoría es irrefutable. Claro que siguiendo con la misma lógica aplastante, quien trabaja por el mal de los demás es una persona ruin, y esta tipología humana suele enmarcar a los impostores y a los falsarios, que llevan la mentira por bandera. Ergo cuando dicen popular, los ciudadanos honrados debemos interpretar impopular. Llevaron su hipocresía hasta el extremo de acusar a los llamados socialistas de hacer políticas que no merecían ese nombre. Todo ello cuando miembros del PSOE encubrían delitos de estado, robaban el dinero público o se aferraban a sus sillones. Tres de las especialidades de los derechistas. Los intereses monetarios, las ambiciones personales, la cara oscura del homo sapiens, que aparece en cualquier grupo que se constituya (de amigos, de correligionarios, de gentes solidarias o de profesionales), están representados en todo su esplendor en el Partido Popular, curiosa aglutinación de lo peor de lo peor. El Opus Dei, la gran patronal, la banca, los grandes grupos de comunicación, la escuela privada, el retén de fascistas de los cuerpos de seguridad, o mandos del ejército torturando y condecorados. La derecha a cara descubierta, apaleando conciencias, y la derecha amable, sonriendo mientras les limpian las botas. Desalojando a caballo a los inmigrantes de poblados marginales, sacrificando el entramado de riqueza creado con dinero de todos, o viajando en helicópteros asesinos. Los miserables conscientes lloran la existencia de estos miserables deplorables, la inocencia de un pueblo que los mantiene en el poder mientras le machacan con alevosía.
 

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