¡Oh, el mundo gira!
DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 75
25-07-99
Una estadística y tres canallas
La Organización de las Naciones Unidas, ese organismo
en manos de los malos, que cuando intenta funcionar como lo que debería
ser, el Gobierno Mundial del Consenso, es aplastado por quienes lo manejan
habitualmente, publica anualmente un documento. Es una de las pocas cosas
que le dejan hacer con libertad, puesto que la información está en manos
de los malos, y los informes escandalosos sólo se difunden entre la letra
pequeña. Este documento anual, llamado "Informe sobre Desarrollo Humano",
contiene en la edición recién publicada unas cuantas lindezas que no podemos
evitar transcribir. La principal conclusión a la que llegan los científicos
es que el planeta avanza progresivamente hacia la desigualdad. Ergo el
progreso sólo es una ilusión canalla de los que vivimos en la opulencia
occidental. Los ricos somos cada vez más ruines y los pobres cada vez más
víctimas. Los culpables de que las estadísticas griten desesperadas son,
esta vez, la mayor parte de los pueblos africanos, y los países que conformaban
la URSS. Descolonización y capitalismo salvaje, se llaman los fenómenos.
Siguiendo con las estadísticas ultrajantes, una quinta parte de los habitantes
del Planeta tenemos el 86 por ciento del dinero. Es decir, todo. Pero además,
hemos acaparado el 74 por ciento de los teléfonos, y claro, manejamos el
91 por ciento de Internet. La globalización ha traído consigo el retroceso
hacia la igualdad, y la posesión de la información, es decir, de la cultura,
es decir, de la libertad, es privilegio de minorías cada vez más reducidas
y con las conciencias cada vez más desconectadas. Hay otra quinta parte
del planeta, la otra cara de la moneda, que posee el 1 por ciento del dinero,
es decir, nada. Y todas estas cifras, que marean al caradura más pertinaz,
se quedan en minucias con el último dato que queremos destacar del informe
de la ONU: Tres personas, tres, tienen más dinero que la suma total de
habitantes de los países más pobres: 600 millones de personas. Mientras,
a los gobernantes de los países que evitan dar a la ONU mayor poder ejecutivo,
se les llena la boca con expresiones incongruentes como "catástrofe humanitaria"
o "ataque pacificador". Y las cifras chillan como plañideras en torno al
cadáver de las revoluciones.
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