¡Oh, el mundo gira!

 

 

DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 84
16-08-99
Yugoslavia al alcance de todos (3)
Desde dentro: Novi Sad
Fueron setenta y ocho días, desde el 24 de marzo hasta el 9 de junio de 1999. Bombardeos continuos por todo el territorio, cebándose en la capital, Belgrado, y sus edificios oficiales, y en una ciudad de 300.000 habitantes, al Norte, llamada Novi Sad, capital de la provincia de la Voivodina. Allí, tres puentes cruzaban el Danubio, uniendo Yugoslavia por carretera y ferrocarril con el resto de Europa. Los tres fueron bombardeados y derribados, y así continúan hoy. La población de las dos orillas cruza el gran río europeo en balsas. La entrada de un español en serbia es un asunto complicado, teniendo en cuenta que la organización que les bombardeó estaba dirigida por alguien nacido en España, y ese país apoyaba sin reservas el ataque. Una vez conseguida, tras arduas negociaciones con la embajada en España, ver un grupo de chinos a los que les conceden el visado automáticamente en la frontera es un asunto lógico. El bombardeo de la embajada china en Belgrado fue cualquier cosa menos un error. Ya en Novi Sad, sorprende la hospitalaria acogida de los serbios, y se empieza a descubrir cómo es el votante de Milosevic. Un ejemplo claro: guapo y fornido deportista triunfador que viaja con su moderno coche y su novia, rubia de discoteca, hacia la playa de Montenegro para pasar las vacaciones. La estancia es acompañada por café turco, y ricos manjares de procedencia claramente oriental. La obligada visita a la fortaleza de Petrovaradin, el lugar más emblemático de la ciudad, hace que nos tengamos que desplazar en balsa. Hay dos: la del ayuntamiento, un pequeño bote que arrastra una plataforma flotante improvisada, y la del ejército, transportada por tres lanchas. Las conducciones de agua potable iban por los puentes, así que al otro lado hay un camión cisterna para abastecer a la población, que llena sus cubos de agua pacientemente. En el bello recinto, los artistas (pintores, escultores) que tienen allí su refugio, nos ofrecen fruta. Una residencia de ancianos tiene pintada en el tejado una enorme cruz roja, para indicar a los bombarderos que ellos no son objetivo militar. Durante la tarde no ha habido electricidad en la ciudad: es uno más de los cortes de agua y luz que sufren los yugoslavos a causa de los bombardeos. La gasolina no está en las gasolineras, debido al embargo: se compra en bidones en el mercado negro. Los ojos de los serbios se humedecen hablando de su pueblo y la incomprensión.
 

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