¡Oh, el mundo gira!

 

 

DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 87
25-09-99
La mujer y el encargado de obra
El arte, la belleza, la creatividad, la dicha de ser admirado por haber escrito, pintado, esculpido, acariciado; la dicha de admirar a quien ha escrito, pintado, esculpido, acariciado. El encuentro entre el ser humano y la delicadeza. El criterio para distinguir lo zafio de lo inspirado. Y la admiración permanente por la belleza de la mujer. Respirar la hermosura de las damas como respirar la música, como respirar la lluvia o los sábados. Morir de placer cuando hablan, cuando caminan, cuando se visten, cuando esperan, cuando ríen, sobre todo cuando ríen. Poder sentir el roce de su piel cuando no están, su respiración cuando entornan los ojos, los aromas que despiden sus terciopelos, el sabor de sus agudas observaciones, el escalofrío de saberlas cerca en la oscuridad, o la felicidad de tenerlas a tu lado a pleno sol. La mujer como metáfora de los espejos, de las estaciones, de los dedos lentamente articulados, de la tristeza serena, del amor. El encargado de obra, ese ser infecto y repugnante, ese contenedor de excrecencias, el culpable de las desdichas de los pobres mortales que se atreven a reformar su vivienda. El encargado de obra, la negación del arte. El mayor enemigo de la delicadeza. La ausencia de inspiración. Esperar un atisbo de lucidez en el encargado de obra es prolongar eternamente la espera. El encargado de obra miente, difama, humilla, especula, destroza, arremete contra la razón, contra la lógica, contra el orden universal y contra la ley de la gravedad. El encargado de obra en la reforma de una vivienda es el responsable del envejecimiento prematuro de sus habitantes. La mujer es el misterio de la inspiración y el encargado de obra es un accidente del cosmos. Elevemos nuestras plegarias al dios que corresponda, y pidámosle fervientemente que en su próximo proyecto de universo sustituya al encargado de obra por una mujer. Será el primer y definitivo encuentro de la belleza con los gremios de la construcción, la piedra angular de un futuro de paz, estética y equilibrio.
 

 
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