¡Oh, el mundo gira!
DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 88
29-09-99
Mentir en otoño
Acaba de obtener un importante premio de ensayo con
una obra sobre los hábitos humanos. Como siempre. Antes hablaba permanentemente
de la relación del hombre con las sustancias psicotrópicas y ahora desvela
que el futuro es de color pragmatismo. Una vuelta de tuerca más al materialismo
dialéctico. Según su mirada eurocentrista, los últimos 25 años han sido
de progreso acelerado para la humanidad, y ello ha provocado el abandono
de los modos de vida basados en creencias sobrenaturales. La renuncia al
opio del pueblo cuando el pueblo ya ha fumado lo suficiente como para estar
drogado durante unos milenios. A partir de ahora, dice Escohotado, la organización
del caos social no se efectuará a partir de esquemas abstractos, de mitos,
como sucede desde que nació la civilización, sino que religiones, creencias,
ideologías, están dando paso a cierto apego mental a las realidades tangibles.
El viaje de toda una especie desde su animalidad instintiva, pasando por
una peculiaridad creadora que nos distinguía, hasta llegar de nuevo al
principio: no hay principios. Del mismo modo que, acabada la cena, un gurú
tomó un cáliz, lo bendijo, y lo dio a sus discípulos prometiéndoles paraísos
artificiales, el defensor de los estados mentales con vistas al vacío (es
peligroso asomarse al interior) nos profetiza un futuro que ya está aquí.
Cuando con las yemas de los dedos ya tocamos el milenio sin estrenar, nos
damos cuenta de que la organización del poder basada en esquemas abstractos
no era lo mejor para distinguirnos de los demás primates. La creencia en
uno o varios dioses absurdos, o en el más allá, es de un calibre tan elemental
como eficaz para mantener un cierto equilibrio emocional. Pero sustituir
esas majaderías por la ley de la selva es reescribir el eterno retorno.
El espejismo del lenguaje nos persigue una vez más, aunque nos deja una
idea emocionante: sin esquemas abstractos, no hay uso bastardo de las palabras,
no hay posibilidad de mentir, no se puede ejercer la política. Algo es
algo.
VOLVER A
MELGUENCIO