¡Oh, el mundo gira!
DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 106
28-11-99
Echelon
Apenas unos pocos datos. La NSA (National Security
Agency), organismo de seguridad de los USA, con 38.000 empleados, el doble
que la tradicional CIA, mantiene un programa de espionaje internacional
desde 1980 denominado Echelon. Sus actividades se han dado a conocer a
través de un informe encargado por el Parlamento Europeo. EN 1993, Clinton
autorizó a la NSA a espiar a los socios de EEUU. Desde entonces, todas
las reuniones de la Organización Mundial del Comercio, de los Siete Grandes
y de la Unión Europea son controladas. En 1994, una importante venta de
aviones franceses a Arabia Saudí fue abortada por Echelon: las condiciones
fueron mejoradas por una empresa estadounidense tras ser convenientemente
informada. En 1996, el carismático líder checheno Yojar Dudayev fue asesinado
mediante misiles rusos que detectaron la posición de su teléfono móvil
mientras negociaba la paz con el gobierno de Moscú. Echelon ayudó así a
Yeltsin a mantenerse en el poder. Pero todas estas minucias son baladíes
comparadas con la principal actividad diaria de esta red de espionaje:
mediante tecnología de reconocimiento de voz y de palabras clave, cualquier
conversación telefónica, fax, o correo electrónico del mundo están siendo
vigilados. En el llamado "Diccionario Echelon", palabras como bomba, droga
o atentado, o nombres propios como Castro, Gadafi o Sadam Husein provocan
que la comunicación quede registrada para su ulterior investigación. Por
supuesto, antiguas premisas como el derecho a la intimidad, la orden judicial
o la soberanía nacional ya no existen en la práctica. Son parte de un pasado
en el que los humanos intentaban mejorar sus condiciones de vida, su nivel
de libertad y sus derechos individuales. Ahora que nadie se preocupa por
esas futesas, la respuesta de la Unión Europea a la red Echelon ha sido
la más lógica. En 1995 nació la Enfopol (Enforcemen Police, Policía de
Refuerzo). Se trata de un plan para intervenir las comunicaciones, a imagen
del estadounidense. Resumiendo, quieren que todos los datos que circulan
por las redes de comunicación sean del conocimiento de los gobiernos, incluidas
las contraseñas de acceso. Suponemos que en cinco años han tenido tiempo
para desarrollarlo. Desde estas humildes páginas, saludamos a nuestros
amigos los policías del mundo y les invitamos a que lean con fruición todos
los demás artículos de la Colección Melchavas. Trabajo no les faltará.
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