¡Oh, el mundo gira!

 

 

DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 130
14-1-2000
La polémica está servida
Dentro de esta serie de textos, se publicó con fecha 12 de enero del 2000 y número 127, uno titulado "El engendro o el Gran Primo". En él se vierten tal cantidad de opiniones arbitrarias y vaguedades catastrofistas, que nos vemos obligados a refutarlo. En primer lugar, el tema del que se ocupa el escrito, la fusión de las compañías AOL y Warner, no es sino la primera de las uniones entre grandes empresas que se va a dar en esta época de transición de milenios. Se tiende a la concentración, puesto que es más rentable, y eso genera más riqueza para todos. Además, AOL es el mayor proveedor de Internet del mundo, a su vez el medio que Melguencio Melchavas utiliza preferentemente para dar a conocer sus opiniones, tan variopintas. Y Warner, la firma que ha dado al género humano los personajes animados más endiabladamente atractivos de la Historia. Nadie superará nunca el humor cáustico y absurdo de las Fantasías Animadas de ayer y hoy. Correcaminos, Bugs Bunny, o el Pato Lucas son los iconos de la cara agradable del siglo XX. Que hoy  en día una guerra no exista si no se celebra en las pantallas de los televisores de las familias del mundo libre, con unas letritas abajo a la derecha que dicen: CNN (del grupo Time Warner), no empaña la labor humanitaria de Porky, Porky, nuestro rey... Pero el artículo que discutimos incluye más barbaridades: pretende que Internet, conjuntamente con el negocio del espectáculo y la información, constituye un todo totalitario en este cada vez más ocioso mundo, aldea global del aburrimiento. Pero no es así: planteemos la Red como envase y los datos que circulan en ella como contenido. El envase es libre, no está en manos de ninguna empresa concreta: usted mismo, querido lector, puede opinar lo que quiera de estas líneas o de lo que le dé la gana, y verterlo en ese recipiente. Y el contenido es cada vez más plural, hasta el punto de que cabe desde el gigantesco emporio recién absorbido hasta el modo de confección de una bomba casera. Todo este fenómeno no hace sino reflejar en un nuevo medio, en un nuevo modo de expresión, las mismas miserias y grandezas que acompañaron al ser humano desde su casual alumbramiento. Con el añadido de que todo lo nuevo es siempre más atractivo. No seamos, pues, agorero de pacotilla. Admitamos que la palabra libertad tiene muchos significados, pero el más evidente en estos días acelerados es estar conectado al mundo a través de sus autopistas informáticas. Un nuevo campo de batalla para la lucha contra los de siempre, pero no un palacio cerrado donde los de siempre nos mantienen presos. Esa es la diferencia.

VOLVER A MELGUENCIO