¡Oh, el mundo gira!
8-2-2000
Dos noticias
cristianas
Resulta que en un lugar de los
Estados Unidos existe una estatua erigida a un tal Jesús, que ha sido objeto de
una denuncia por parte de un grupo ateo, que la tacha de anticonstitucional,
porque atenta contra la diversidad de creencias. Y los defensores de la estatua
(aquí acaba lo apasionante y comienza lo ridículo) han comprado el terreno
donde se ubica, para evitar la acción de la justicia. Lo de que los solares y
su compraventa era algo que solía estar en manos de los que frecuentan las
iglesias era ya conocido. Pero que uniesen sus dos pasiones: la superstición y la
propiedad privada... es la novedad de la noticia. Como si de émulos de
cualquier Jesús Gil se tratase, solucionan sus problemas con la comunidad echando
mano de su talonario. Treinta monedas de plata que vuelven a su legítimo
propietario. El dinero y las religiones... no se suele encontrar la línea
divisoria, a poco que se rasque. Pero prosigamos con nuestro noticiario
cristiano: más de cuatrocientas ONG han respaldado un documento que insta a las
Naciones Unidas a expulsar del seno de su Organización al Estado Vaticano. Fantástico,
pensarán ustedes. Nada hay que objetar, puesto que ese lugar de peregrinación
es un foco de desviaciones perversas: un líder mundial que anula las
conciencias individuales, una ingente cantidad de millones en manos de cuatro
cardenales que los manejan a su antojo, la mayor colección de objetos artísticos
por metro cuadrado, enajenados a la población italiana y mundial... Pero estas
poderosas razones son mínimas comparadas con las que alegan con toda razón las
Organizaciones No gubernamentales: la Santa Sede viene obstaculizando con todos
sus recursos (no pocos) la política sanitaria anticonceptiva de la ONU. Con la
inmoral oposición del Vaticano a las campañas de planificación familiar,
contribuyen a perpetuar la mayor lacra social de la humanidad, la pobreza.
Claro que... consecuentes sí que son, sí: Ahora que estamos a punto de
desentrañar el mapa genético humano al completo, si en un análisis embrionario
alguien descubre que su hijo va a ser obispo, optará con toda seguridad por la
interrupción voluntaria de su embarazo. Por lógica.