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¡Oh, el mundo gira!
DISCURS.O.S. por
Melguencio Melchavas
Número 159
26-9-2000
La Organización de las Naciones Unidas ha celebrado en el mes de
septiembre de este año una reunión para chequear los problemas del mundo. Y,
por si no lo saben, las conclusiones han sido concretas... por una vez. Cuatro
son los grandes temas, dos lacras y dos carencias: la pobreza y el Sida, y la
falta de escuelas y de agua potable. Respecto a la pobreza, ya sabemos que es
el estado habitual de casi todos los humanos, debido exclusivamente a la infame
acaparación, al reparto desigual de los recursos. El Sida es la enfermedad que
más personas mata, habiéndose convertido en una pandemia que afecta sobre todo
al continente africano. Recordemos que el presidente de Sudáfrica tuvo que
enfrentarse este año a toda una pléyade de científicos norteamericanos por
haber afirmado que el Sida es una enfermedad causada por la pobreza: verdad
absoluta, dado que la falta de dinero lleva a la desatención sanitaria, y a la
propagación de las enfermedades. Pero también la falta de escuelas es un síntoma
de pobreza, y sin la adecuada educación, las gentes carecen de la información
suficiente para afrontar al virus. Digámoslo pues con toda claridad: un reparto
equitativo de los recursos económicos erradicaría la pobreza, y por lo tanto
también la falta de centros educativos y las enfermedades mortales. Queda por
comentar la escasez de agua potable. Las comunidades supranacionales ya tienen
una directiva sobre el asunto: no trasvasar entre cuencas, sino canalizar en la
propia. No desequilibrar, sino racionalizar. Y volviendo al tema principal:
destinar dinero, partidas presupuestarias a la construcción de redes sanitarias
–tuberías, alcantarillado-, no al desarrollo armamentístico o a los bolsillos
de nuestros próceres. Dividir por dos la pobreza y el Sida; multiplicar por dos
la población escolarizada y con agua potable. Objetivos de la ONU para cumplir
en un plazo de 15 años. ¿Se acuerda alguien de eso? No; el escasísimo
presupuesto de las Naciones Unidas se va en Cascos Azules, fuerzas armadas que
invaden países con la excusa de la pacificación, utilizando militares para
desmilitarizar. Flagrante contradicción que perpetúa la pobreza. Estos humanos
están locos.