Introducción
"Walt Disney era un aclamado neofascista sureño; un derechista acérrimo" (Orson Welles). Nació en Chicago en 1901; extremadamente religioso y autoritario, defendía las sacrosantas instituciones alienantes con todas sus fuerzas: colaboró en la Caza de Brujas de Hollywood. Estudió Bellas Artes en Kansas, y sin ser un gran dibujante, construyó un imperio en Florida que parecía venirse abajo tras su muerte en los años sesenta, pero los cimientos estaban bien sentados: magníficas producciones de dibujos animados (las mejores, aún hoy) en las que se daba por hecho que todo el mundo era feliz, porque seguía las consignas de la sociedad orwelliana: no pensar, no gozar, no salirse de los raíles de la moral reaccionaria. En suma, acatar el poder establecido: resignarse con lo que uno tiene, aunque sea una chabola de cartón en un estercolero. Entre 1937 y 2004, la factoría Disney ha ido entregando películas de dibujos animados que se han convertido en el estándar de la animación ahora llamada tradicional, es decir, partiendo de dibujos a mano en dos dimensiones (2D). Cuando en este texto nombramos el concepto 3D, nos referimos a la animación generada por ordenador, que dota de otra textura a los elementos representados. No confundir con la visión 3D (que requiere generalmente de gafas especiales), en la que se produce sensación de volumen. Repasemos las producciones que han convertido a este antipático bigotudo en un mito del siglo XX, y el único caso de creador cinematográfico que ha seguido estrenando con éxito muchos años después de su muerte (1966).
1. Tras dirigir doce cortometrajes animados, muchos de ellos con gran éxito, se lanzó a producir el primer largometraje animado de la historia: Blancanieves y los siete enanitos (Snow White and the Seven Dwarfs, 1937), adaptación del cuento de los hermanos Grimm para la que inventó la cámara multiplanos. Los enanos Sabio, Gruñón, Dormilón, Tímido, Mudito, Mocoso y Bonachón consagran el trabajo denodado -en una mina-, mientras que la perversa madrastra decide acabar con Blancanieves para ser la más guapa. Un príncipe azul arregla el desaguisado. La animación y los dibujos ya señalan la maestría que vendrá. Fue la película más taquillera de la historia hasta la llegada en 1945 de Lo que el viento se llevó.
2. Una vez forrado Disney con el tremendo éxito de Blancanieves, y tras la producción de otros cinco cortometrajes, estrena Pinocho (Pinocchio, 1940), basado en el cuento de Collodi. Resulta un fracaso comercial, pese a seguir la línea de calidad técnica excelente: el estallido de la Segunda Guerra Mundial imposibilitó su éxito. Vemos en esta cinta al anciano carpintero Gepetto, que quiere tener un hijo, y un hada buena le hace un niño de un muñeco de madera. La conciencia no deja de molestar al chaval, personificada en un grillo, Pepito Grillo. Al final triunfa el núcleo familiar, y san José recupera al hijo pródigo.
3. Más problemas: la siguiente película, Fantasía (Fantasia, 1940), con sus ocho capítulos que ilustran ocho famosos fragmentos de música clásica, pasó sin pena ni gloria. Aunque resulta algo cargante a ratos, convierte al ratón Mickey en la estrella de la empresa, en su papel de Aprendiz de Brujo. Las ocho piezas son: Tocata y fuga, Cascanueces, El aprendiz de brujo, La consagración de la primavera, Sinfonía pastoral, Danza de las Horas, Una noche en el Monte Pelado y Ave María. 59 años después, se estrenó Fantasía 2000.
4. Cuando Andersen escribió El patito feo poco pudo imaginar que Disney iba a adaptar un relato que lo convertía en elefante volador: Dumbo (1941). Fue el segundo gran éxito de la productora. Nos habla del triunfo, de la fama, de la consagración artística; el bebé elefante de cuyas grandes orejas se burlan todos resulta ser un número de circo rompedor en taquilla, cuando las usa para despegar del suelo. En la línea estética de sus predecesoras, confirma la técnica de la humanización de animalitos varios. Ese año, la película El dragón chiflado (The Reluctant Dragon, 1941), fue la pionera en combinar imagen real y animación. También en 1941 se produjo la primera huelga de trabajadores de Disney Productions...
5. Acaramelada hasta el empacho, Bambi (1942) se puede ver desde una perspectiva actual, no obstante, como una película ecologista. Desde su nacimento, el cervatillo vive en sus propias carnes una realidad sangrante: el hombre es el peor enemigo de la naturaleza. Hasta tal punto que unos cazadores matan a su propia madre, otros incendian el bosque, y llegan a herirle. Al final, triunfa el amor conyugal y tiene ciervos gemelos. Un cuento de Félix Salten, ilustrado con unos magníficos dibujos. Y otro éxito para papá Walt.
6. Durante los años cuarenta, Disney siguió con su actividad frenética (contrató a Salvador Dalí durante unos meses en 1946 para un proyecto que no fructificó, el cortometraje Destino, estrenado por fin en 2003) y produjo nueve largometrajes menores: Saludos amigos (1943), una recopilación de cortos para el mercado latinoamericano; Victoria con la potencia aérea (Victory Through Air Power, 1943), propaganda aliada para el gobierno USA, Los tres caballeros (The Three Caballeros, 1945), en la línea de Saludos amigos, también con el Pato Donald; ¡Música maestro! (Make Mine Music, 1946), conjunto de cortometrajes sobre la música moderna; Canción del Sur (Song of the South, 1947), racismo con mezcla de imagen real y animada; Las aventuras de Bongo/Mickey y las judías mágicas (Fun and Fancy Free, 1947); Tiempo de melodía (Melody Time, 1948); El Señor Sapo/La Leyenda de Sleepy Hollow (The Adventures of Ichabod and Mr. Toad, 1949) y Danny (So Dear To my Heart, 1949), también con imágenes animadas acompañando a los protagonistas reales. Por fin, y volviendo a los clásicos eternos de la literatura infantil, Disney estrena un nuevo filme de acabado concienzudo: La Cenicienta (Cinderella, 1950), la favorita de Walt, de un cuento de Perrault. Comenzamos a ver una evolución estética, y la caracterización de los personajes secundarios es cada vez más precisa (y graciosa). Claro que, al final, la nobleza salva de la miseria a una de sus súbditas, y el resto que siga esperando su turno. Otro éxito de taquilla, resultado de la fórmula secreta: dibujos animados de corte mojigato (familiar, le llaman), combinando el género musical (comedia más canciones) con las depuradísimas técnicas de animación y los espléndidos dibujos marca de la casa. Con personajes reales, también se estrena La isla del tesoro (Treasure Island, 1950), basada en la novela de Robert Louis Stevenson.
7. Con el reconocimiento mundial ya a sus espaldas, Disney se atreve con Alicia en el país de las maravillas (Alice in Wonderland,1951), cosechando un rotundo fracaso. El universo onírico de Carroll choca fuertemente con la visión ordenada del mundo que había inventado Walt. Pero la fuerza del clásico de la literatura hace que no puedan destruirlo totalmente, y la carga de inteligencia corrosiva, aunque diluida, no se pierde del todo.
8. Disney no se arredra por un fracaso, ya lo hemos visto antes. Y se vuelve a atrever con otro tótem del imaginario popular: Peter Pan (1953). La historia de James Barrie retoma el mito del eterno adolescente, del niño que se niega a crecer. Un nuevo superhéroe que lucha contra el mal, esta vez el torpe Capitán Garfio. Y otro éxito comercial, que afianzó definitivamente la fórmula. Casi más famosa que el propio Peter Pan fue Campanilla, un personaje adorable inspirado en la actriz Evelyn Keyes. En 2002 se produce Regreso al País de Nunca Jamás, la segunda parte de Peter Pan. También se estrena en 1953 Ben y yo (Ben and Me), un curioso cortometraje de 20 minutos sobre Benjamin Franklin. Y al siguiente, 20.000 leguas de Viaje Submarino (20.000 Leagues Under The Sea, 1954), todo un clásico Disney de aventuras basado en Julio Verne, aunque esta vez sin animación.
9. La dama y el vagabundo (Lady and the Tramp, 1955) retoma la humanización animal: Reina, perra rica y Golfo, perro pobre, se enamoran. Sólo cuando éste último demuestra que puede salvar a un niño rico de la muerte, les dejarán vivir juntos. Comedia romántica en cinemascope de gran éxito, es un filme de transición.
10. Después de cosechar un triunfo abrumador en 1950 con un cuento de Perrault (La Cenicienta), Disney echó el resto para finalizar la década y adaptó de nuevo al mismo autor. El cuento La bella durmiente del bosque se convierte así en La bella durmiente (Sleeping Beauty, 1959). Empieza aquí el Disney de dibujo humorístico estilizado, moderno, perfeccionista, de trazos rápidos y animación espléndida. La temática no varía un ápice, con su príncipe azul, su hada Maléfica, y su equipaje de sumisión subliminal. Pero inaugura un rosario de películas animadas de estética inmejorable.
11. 101 dálmatas (101 Dalmatians, 1961) continúa con la novedosa estética y añade elementos frescos a la marca de la casa, como la ironía. Ello se debe a la irrupción de Wolfgan Reitherman, director que se encargaría también de las siguientes producciones. Cruella de Vil ha permanecido como mala legendaria, y la camada de perritos que da título al filme, como la familia numerosa más ejemplar. Otro éxito para la lista. Del mismo año, el mediometraje Donald en el país de las matemágicas (Donald in Mathmagic Land, 1961).
12. La apuesta por una historia contemporánea de 101 dálmatas halla su contrapunto en Merlín el encantador (The Sword in the Stone, 1963), una película basada en la leyenda artúrica, con el futuro Rey Arturo aún adolescente, aprendiendo las artes del mago Merlín. Aunque no tiene el encanto de otras, la calidad estética sigue siendo inmejorable, y el humor está en su punto álgido. Fracaso comercial, pero mantiene el nivel artístico. Al año siguiente, se estrenó la oscarizada y magnífica Mary Poppins (1964), que introduce animación en la trama de personajes reales.
13. El gran vampiro de historias ajenas para construir éxitos rotundos se acerca ahora a Ruyard Kipling. Se trata esta vez de transformar un relato de iniciación en un nuevo show de animales cantantes: El libro de la selva (The Jungle Book, 1967) es la última ocasión de Disney para trabajar en su compañía. En realidad ya no le necesitan: la película, un prodigioso espectáculo para niños con canciones inmejorables (de los fabulosos hermanos Sherman) y un mundo selvático en estado de gracia continua, se estrena con el gran jefe en la tumba. La historia del cine animado, pues, prosigue sin él, pero su nombre permanece. Ese mismo año se estrena también el corto La navidad de Mickey (Scrooge McDuck and Money, 1967), adaptación del Cuento de Navidad de Charles Dickens, con el tío Gilito en el papel protagonista.
14. La primera película Disney sin Disney es Los aristógatos (The Aristocats, 1970) (En castellano se ideó esdrújula, aunque nadie lo pronuncie así hoy). Wolfgan Reitherman sigue siendo director, y sigue poniendo su toque maestro. Unos gatos que heredan una fortuna en el París de 1910, el jazz, y el mayordomo malvado. Por primera vez, una historia escrita directamente para la película. Y un resultado excelente, aunque repite el esquema de La dama y el vagabundo. Al año siguiente se lanza La bruja novata (Bedknobs and Broomsticks, 1971), que como en el caso de Mary Poppins, introduce una escena de animación en la trama, aunque no alcanza los niveles de la otra.
15. Robin Hood (1973) marca un descenso en la calidad de las producciones. Adaptación de la leyenda de Robin de los Bosques, animalizando a los humanos protagonistas, se revela como una penosa copia de los personajes de las películas anteriores. Por ejemplo, Little John, escudero de Robin, y la serpiente consejera del príncipe son respectivamente Baloo, el oso y Kaa, la serpiente de El libro de la selva. Pese a todo, los principios fundamentales del movimiento Disney permanecen inalterables, y los dibujos siguen siendo espléndidos.
16. La trilogía de largometrajes de los años setenta, y también la gran primera etapa de la factoría, se completa con Los rescatadores (The Rescuers, 1977), aunque filmes como Las aventuras de Winnie the Pooh (The Many Adventures of Winnie The Pooh, 1977), recopilación de tres cortometrajes de 1966, 1968 y 1974, o Pedro y el dragón Elliot (Pete´s Dragon, 1977), con un dragón animado introducido en la historia, tienen cierta repercusión y añaden sus personajes a la galería Disney. Los rescatadores es la última intervención de Reitherman, y sube el listón respecto a la anterior (se estrenará una segunda parte muy inferior -Los rescatadores en Cangurolandia- en 1990). Termina con ésta una etapa brillante en la animación de Disney, de casi cinco décadas de pontificado.
17. Tras el mediometraje Un Borrico en Navidad (The Small One, 1978), un nuevo intento de volver al pasado: Tod y Toby (The Fox and the Hound, 1981), un perro y un zorro que se hacen amigos. Pasó sin pena ni gloria.
18. Pero no se rindieron: a alguien se le ocurrió Tron (1982), una historia de ciencia ficción que introduce por primera vez animación digital, con resultados mediocres. Más navidades Disney, en sus horas bajas: Una Navidad con Mickey (Mickey´s Christmas Carol, 1983), mediometraje nominado al Óscar, y por fin la bastante mala Tarón y el caldero mágico (The Black Cauldron, 1985) (Tarón, pronunciada aguda en el doblaje castellano), que supuso un esfuerzo de producción considerable. El resultado no llegó tampoco al gran público, hasta el punto de que Disney estuvo a punto de cerrar.
19. Basil, el ratón superdetective (The Great Mouse Detective, 1986), adapta penosamente al año siguiente las novelas de Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle. Animación a la altura del barro, historia aburrida...
20. Le siguen una película producida por los estudios Disney, pero fuera del concepto y los estudios tradicionales, La tostadora valiente (The Brave Little Toaster, 1987), y Oliver y su pandilla (Oliver and Company, 1988), que se atreve esta vez con el Oliver Twist de Charles Dickens, trasladándolo al Manhattan contemporáneo, y animalizando una vez más a los personajes principales: el protagonista es un gatito que se hace amigo de una pandilla de perros. Otro fracaso en taquilla, justificado por su baja calidad. En otro orden de cosas, Disney se alía con la productora de Spielberg para hacer un film que de nuevo combine animación e imagen real. El resultado es muy satisfactorio: ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (Who Framed Roger Rabbit, 1988). Y parece que animó la historia.
21. No todo estaba perdido. A un tal Ron Clements se le ocurrió adaptar un cuento de Andersen, después de una década de una Disney bajo mínimos. Era La sirenita (The Little Mermaid, 1989), y decidieron convertirla en una superproducción. Aunque en ocasiones se les deforma la cara, los dibujos vuelven a ser especiales, la historia clasicona como ninguna, y se convierte en un éxito arrollador, llegándose a reestrenar en 1998. Walt vuelve.
22. Pero tras La sirenita, la sequedad de ideas continuaba. Y sacaron de la manga una secuela: Los rescatadores en Cangurolandia (The Rescuers Down Under, 1990), que sitúa a los ratoncillos protagonistas de Los rescatadores en un escenario australiano. Concebida como un estreno más (no para el mercado del vídeo, como posteriores secuelas infames de otras películas), tuvo una discreta aceptación; nadie imaginaba que el boom estaba a la vuelta de la esquina... aunque antes muchos sufrieran en los cines Patoaventuras: la película. El tesoro de la lámpara perdida (Duck Tales: The Movie. Treasure of the Lost Lamp, 1990), un engendro perpetrado en los estudios Disney de Francia, donde se fabrican como churros los dibujos animados para la televisión. También de ese año, un mediometraje protagonizado por Mickey, El príncipe y el mendigo (The Prince and the Pauper, 1990), basado en la obra de Mark Twain.
23. Y el boom llegó: la adaptación del relato medieval La bella y la bestia (Beauty and The Beast, 1991), que ya había conocido versiones anteriores para el cine, renovó la fiebre por las películas animadas de Disney. Fue la primera película animada de la historia del cine nominada al Óscar a la mejor película. Y es que no hay como mantener un método vivo para lograr el éxito, si este método funciona. Bella es una joven muy atractiva que se enamora de un ser monstruoso... que al final resulta un perfecto príncipe azul. Magníficos dibujos, animación correcta, canciones pegadizas y personajes secundarios con gracia. Volvemos a los años sesenta. Como anécdota, es la primera de la lista que se dobla en España (hasta entonces, los personajes Disney hablaban en mexicano).
24. Pero el equipo que había dirigido La sirenita no estaba dormido en los laureles. Apostando por un clásico incontestable como Aladino y la lámpara maravillosa, de Las mil y una noches, se estrena Aladdin (1992). Es una arrolladora película, cuyos planos se suceden vertiginosamente, con un humor ácido que llega hasta la autocaricatura. Un éxito total, pese a que se abandonó la perfección en los dibujos en manos del efectismo burlón. El genio de la lámpara protagoniza casi todos los planos, cual presentador de espectáculo televisivo al más puro estilo norteamericano. Y continuando con los experimentos, Disney produce Pesadilla antes de Navidad de Tim Burton (Tim Burton´s Nightmare Before Christmas, 1993), un film con animación de marionetas absolutamente alejado de los postulados de la compañía. El resultado es brillante.
25. Tras estos últimos años de cosecha de éxitos, vino una nueva vuelta de tuerca: adaptar una tragedia de Shakespeare al dibujo animado de humanos animalizados. Así, convirtieron Hamlet en El rey león (The Lion King, 1994). Por mucho que la trama se caramelizó, muchos niños pequeños salían horrorizados. El hermano asesino y sus hienas son malos malísimos, las escenas panorámicas huelen demasiado a ordenador, y las narices de los leones están diseñadas por el enemigo. La recaudación fue gigantesca (es el film animado más taquillero de la historia) pero el resultado artístico mediocre. Y comenzaron las secuelas exclusivamente para el mercado del vídeo (por su ínfima calidad): la primera, El retorno de Jafar (Aladdin 2) (The Return of Jafar, 1994).
26. Los estadounidenses ya se han acabado de creer que el mundo se compone de su país y unos cuantos satélites. Desde esta perspectiva, la casa Disney adapta la leyenda de Pocahontas (1995). Se trata de las peripecias de una muchacha india (personaje real, el primero que protagoniza una de estas películas) que se enamora de un conquistador inglés, John Smith. Sigue en la línea de animación fascinante de esta etapa. También se estrenan Goofy e hijo (A Goofy Movie, 1995), un título menor que rescata al perro tonto; Toy Story (Juguetes) (Toy Story, 1995), en realidad de la productora Pixar, que firma un convenio de colaboración con Disney y crea este gran film, el primer largo de animación digital; y para el mercado del vídeo, Los líos de Roger Rabbit (It´s Roger Rabbit, 1995), recopilación de tres cortos protagonizados por el conejo.
27. Les tocaba el turno a los directores de La bella y la bestia, y volvieron a acertar con la adaptación de la novela de Victor Hugo El jorobado de Notre Dame (The Hunchback of Notre Dame, 1996). Todas las características de La bella y la bestia se vuelven a repetir en este relato animado, y Producciones Disney está en su punto álgido. Claro que la guapa protagonista al final se queda con el joven apuesto... y el mensaje de la belleza interior se vuelve a desmoronar. Para vídeo, la tercera parte de Aladdin, Aladdin y el Príncipe de los Ladrones (Aladdin and The King of Thieves, 1996). Y en la línea de Pesadilla antes de navidad -animación de marionetas-, James y el melocotón gigante (James and the Giant Peach. 1996).
28. Echaron mano después de la antigüedad clásica, y se eligió al héroe por excelencia: Hércules (Hercules, 1997). Tras La sirenita y Aladdin, Ron Clements y John Musker firmaron este divertimento musical con el Olimpo de fondo. No tan trepidante como Aladdin, pero con el sello de estos creadores y de la factoría, que no dudaron en cambiar a su antojo la venerable tradición grecolatina para evitar las relaciones extramatrimoniales de los dioses. Más secuelas, directamente en vídeo: La gran aventura de Winnie The Pooh (Pooh´s Grand Adventure: The Search for Christopher Robin, 1997) -tras los cortos con los mismos personajes de 1981 y 1983-, La bella y la bestia: una Navidad encantada (Beauty and The Beast:The Enchanted Christmas, 1997), El Rey León 2: El Tesoro de Simba (The Lion King II: Simba´s Pride, 1998), Pocahontas 2: Viaje a un Nuevo Mundo (Pocahontas II: Journey to a New World, 1998), La tostadora valiente en Marte (The Brave Little Toaster Goes to Mars, 1998)...
29. Y parece que los tiempos están cambiando: a la lista de heroínas ñoñas de Disney se a(ñade una que abandona su papel de mujercita modosa: Mulan (1998) es una joven china que desafía las tradiciones obsoletas y lucha por defender sus derechos, disfrazándose de hombre. Película feminista con secundarios poco acertados, pero dándole un mensaje renovado a la filosofía de la casa (que ya empezaba a despuntar en La bella y la bestia). Pixar termina Bichos: Una Aventura en miniatura (A Bug´s Life, 1998). Se lanza también Doug, su Primera película (Doug First Movie, 1999), basada en los personajes de una serie de televisión del canal Disney, y una recopilación de tres cortometrajes con los personajes de La Bella y la Bestia: Belle's Magical World (1998).
30. En la línea de apropiación de mitos del universo juvenil, se adapta Tarzán (Tarzan, 1999), el personaje de Edgard Rice Borroughs, pero sobre todo, el héroe selvático del cine clásico de aventuras. Volvemos a deslumbrarnos con la animación, y definitivamente afirmamos que los antiguos mensajes que preservaba el fundador están de capa caída. Además, se suman aciertos como la técnica surfista de desplazarse por la vegetación, aunque los gorilas que adoptan al niño son un poco feúchos, lejos de las caracterizaciones animales de los mejores tiempos. Por otro lado, estudios Pixar había preparado Toy Story 2: Los juguetes vuelven a la carga (Toy Story 2, 1999) para estrenar en vídeo, pero su alta calidad la lanzó a los cines.
31. Una nueva secuela se añade a la lista de animaciones, e inicia otra etapa de fracasos: Fantasía 2000 (1999). Siguiendo con el esquema de su homónima de 1940, rescata el episodio de Mickey y añade otros siete nuevos, resultando brillante de animación y cargante en su desarrollo, que se ve lastrado por la ausencia de efectos sonoros añadidos. Nuevo experimento sobre algo ya experimentado, no es una película infantil. Con los personajes de Winnie the Pooh de las películas de 1977 y 1997, se estrena La película de Tigger (The Tigger Movie, 2000). Y Disney crea su propia división de películas de animación digital -The secret Lab- para estrenar Dinosaurio (Dinosaur, 2000), aunque luego la cerrará, renovando el contrato a Pixar.
32. Como en el caso de Mulan, en el que se echa mano de una civilización ajena a la occidental predominante, esta vez en El emperador y sus locuras (2000) tenemos la oportunidad de adentrarnos en la visión Disney del imperio Inca. Una fábula sobre los peligros de la ambición desmedida, con una animación y un estilo más cercanos a la locura de los personajes de la Warner que sus predecesoras, que pasó sin pena ni gloria entre lujosas producciones de animación por ordenador. Más y más secuelas en vídeo: La sirenita 2: Regreso al mar (The Little Mermaid II: Return to Sea, 2000), Extremadamente Goofy (An Extremely Goofy Movie, 2000). La versión en dibujos animados tradicionales del personaje de Toy Stoy: Buzz Lightyear, Comando Estelar: La aventura comienza (Buzz Lightyear of Star Command: The Adventure Begins, 2000); y una película que se sale del concepto Disney (de estilo y de calidad), con una pandilla juvenil contemporánea: Llegó el recreo (Recess: School´s Out, 2001).
33. El declive continúa: el mito de la Atlántida revisitado en Atlantis: El imperio perdido (Atlantis. The Lost Empire, 2001). Los directores de La bella y la bestia construyen una aventura barroca, oscura y adulta que no engancha al público infantil. Asombrosamente, la trama no se asienta sobre una historia de amor, no hay canciones, no hay mascota... es un nuevo concepto, que el público no acepta pese a su calidad. Mientras, sigue la avalancha de secuelas petardas: La dama y el vagabundo 2 (Lady and The Tramp II:Scamp´s Adventure, 2001), El Jorobado de Notre Dame 2 (Hunchback of Notre Dame II, 2001), El Rey León 3 (The Lion King 3, 2001). Y la nueva maravilla de Pixar: Monstruos S.A. (Monsters Inc., 2001), que compite ferozmente en taquilla con Shrek, otra producción de animación digital de Dreamworks, la productora de Spielberg que había creado Hormigaz con la misma técnica, y El Príncipe de Egipto y La ruta hacia el Dorado mediante animación tradicional.
34. Así que... a apostar por valores seguros. La siguiente de la saga es, ni más ni menos, que Peter Pan: Regreso al país de Nunca Jamás (2002), la segunda parte de Peter Pan (1953), que iba a ser estrenada en vídeo -el equipo que la hizo es el que se encarga de las múltiples secuelas de peor calidad para el mercado videográfico-, pero les salió algo mejor que las otras y la pusieron en los cines. En vídeo, La Cenicienta 2 (Cinderella II: Dreams Come True, 2002).
35. Y después, Lilo y Stitch (Lilo and Stich, 2002), una historia interplanetaria ambientada en Hawai, respuesta a los Pokémon. Lilo, una niña huérfana que vive en una "familia rota" compuesta por ella y su hermana mayor, adopta un extraterrestre destructivo como mascota, creyendo que se trata de un perro. Banda sonora con canciones de Elvis Presley, y guion deliciosamente desquiciado, incluyendo un "Hombre de negro" de la CIA reconvertido en trabajador social.
36. Un nuevo estreno en cine (y van tres el mismo año): El planeta del tesoro (Treasure Planet, 2002), de los directores de La sirenita, Aladdin y Hércules. Remake espacial de La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson (en 1950 Disney ya yabía hecho una versión con actores), combina animación tradicional y digital. En vídeo, Tarzan & Jane (2002), House Of Mouse: The Villains (2002), y Winnie the Pooh: A Very Merry Pooh Year (2002).
37. Volvemos a la Naturaleza: con Hermano oso
(Brother Bear, 2003) se nos ilustra una vieja leyenda, ambientada en el noroeste americano, heredera de El rey Lear de Shakespeare. Los dibujos son exquisitos. Phil Collins aporta sus consabidas canciones de los últimos años para la casa (Tarzán...). Al mercado doméstico, directamente: Stitch! The Movie (2003), 101 Dalmatians II: Patch's London Adventure (2003), The Three Musketeers (2003) (con Donald, Mickey y Goofy protagonizando juntos su primer largometraje), y Atlantis II: Milo's Return (2003). Otra aventura de Winnie the Pooh: Piglet's Big Movie (2003), realizada por la división japonesa de Disney. En algunos países se estrena en cines El Libro de la Selva II (2003).
38. Con Zafarracho en el rancho (Home on the Range, 2004), la productora da por finalizada su lista de películas en 2D (dos dimensiones) o animación tradicional dibujada a mano. No es la mejor manera de despedirse, porque resulta un título menor. Un grupo de vacas defiende su rancho ante la amenaza de ser ocupado por un fugitivo, en el Oeste americano. Para el DVD, Mickey's Twice Upon a Christmas (2004), Lilo & Stitch 2 (2004), Mulan II (2004), Tarzan II (2004), Dumbo II (2004) y Winnie the Pooh: Springtime with Roo (2004) y en cines también The Hefalump Movie (2004), en la que se introduce un nuevo personaje en el mundo de Winnie the Pooh. También The Lion King 1½ (2004).
Fin de la animación tradicional Desde comienzos de 2004, fecha en la que Disney anunciaba que cerraba sus estudios de animación de Florida, se han seguido estrenando para el mercado videográfico, y así han anunciado que continuará sucediendo, secuelas de los llamados "clásicos" que hemos resaltado en negrita a lo largo de este repaso. 258 empleados a la calle y el fin de una saga que parecía interminable.
2005: Kronk's New Groove (segunda parte de El emperador y sus locuras) 2006: Bambi II: el príncipe del bosque (estrenada en cines) 2007: Mulan III
La actual tendencia de la Disney es estrenar películas realizadas mediante la técnica del 3D (tres dimensiones): animación por ordenador, sin ilustradores manuales. Su aventura en solitario con Dinosaurio se truncó al firmar el acuerdo con Pixar, productora de 3D que luego optó por continuar por su cuenta, avanzado ya 2004. Pero a comienzos de 2006, y tras el éxito de Chicken Little (película en 3D producida de nuevo sin Pixar), Disney anuncia su OPA hostil, carambola propia de los nuevos tiempos: compra Pixar y nombra director de animación de la casa a John Lasseter, alma máter de los estudios creadores de Toy Story.
Promesa cumplida: vuelta al 2D en 2009 Cuando en 2006 Disney nombró director de animación a John Lasseter, éste prometió volver a producir filmes de animación tradicional, tras el supuesto abandono definitivo de esa técnica por parte de esos estudios. Pues bien, el cumplimiento (fugaz) de esa promesa es Tiana y el sapo (The princess and the frog, 2009). Está dirigida por Ron Clements y John Musker, los responsables de La sirenita, Aladdin, Hércules y El planeta del tesoro. La protagonista es una nueva princesa Disney, esta vez negra, (Tiana) que vive en Nueva Orleans.
Lo cierto es que, como digo, el caso de Tiana y el sapo es una excepción aislada respecto al abandono del 2D en 2004. Prueba de ello es que dos proyectos posteriores, Enredados (2010) y Frozen (2013), basados respectivamente en cuentos de los hermanos Grimm y de Andersen, fueron concebidos para el 2D (a mano) y acabaron realizándose en 3D (a máquina). El resultado de ambos proyectos es muy apreciable, no obstante.
Otros filmes (algunos son proyectos abandonados en 2D)
Después de las nombradas producciones del los estudios Pixar en animación 3D: Toy Story (1995), Bichos (1998), Toy Story 2 (1999) y Monstruos S.A. (2001), se crea Buscando a Nemo, una aventura submarina estrenada el verano del 2003 en Estados Unidos. Escrita y dirigida por Andrew Stanton, quien escribiera y co-dirigiera Bichos en 1998 y fuera co-guionista de las dos Toy Story. En 2005 se produce el estreno de Los Increíbles, una comedia de acción del director de El Gigante de Hierro, Brad Bird. La historia es sobre una familia de superhéroes dedicados a proteger el mundo mientras llevan una vida cotidiana. Finalmente, Pixar presenta el filme del dos veces ganador del Óscar, el director John Lasseter, Cars (2006), una comedia en la que los automóviles son los personajes principales. Y Ratatouille (2007), magnífica obra protagonizada por ratas. Le han seguido Wall.E (2008), Up (2009), Toy Stoy 3 (2010), Cars 2 (2011), Brave (2012), Monsters University (2013)...
Otra lista de proyectos Disney Treasure Planet New Both C Nov. 27, 2002
Y más, y más... parece que, aunque los competidores se acercan cada vez más a los niveles de calidad técnica y estética de la empresa fundada por Walt Disney, la historia continuará unas cuantas décadas más (lamentablemente, ahora en tres dimensiones...). Y el imperio comandado por el ratón Mickey seguirá exportando a los tiernos infantes la visión unívoca (aunque cada vez más matizada) de los jefes del planeta, junto a los demás símbolos imperiales: Mac Donald's, Coca-Cola, Barbie, etc. Pero nuestro consejo es que no le den la espalda a tantas toneladas de pintura de colores mezclada con mano maestra: simplemente, no abandonemos el espíritu crítico. Y los niños no salen como les manda Disney, sino como sus educadores dejan que salgan. Se acabó.
Wikipedia:
Largometrajes animados de The Walt Disney Company
|
||