Argumento de "Mulholland Drive" contado cronológicamente

 

 

Dianna, una chica de Ontario (Canadá), gana el concurso de baile de su pueblo y decide marcharse a Hollywood para hacer realidad el sueño de su vida: ser actriz. Su tía Ruth le presta unos ahorros, con los que consigue pagarse el viaje a Los Ángeles, y empezar a vivir en la 'Meca del Cine'.

Llega a Los Ángeles, la ciudad de sus sueños, y como bienvenida le roban las maletas. Prepara a fondo el personaje femenino protagonista de una película y se presenta al casting; pero el director acaba escogiendo a Camilla, una atractiva y ambiciosa actriz bastante más despabilada que ella, una tímida e insegura chica de pueblo. En el casting, Camilla (morena) y Dianna (rubia) se hacen amigas y deciden vivir juntas en un apartamento de una modesta urbanización. La amistad inicial se convierte en atracción sexual, que las conduce a una tórrida relación amorosa. Dianna se enamora perdidamente de Camilla o, lo que es más probable, de lo que ella personifica: la actriz que consigue hacer realidad el sueño de triunfar en Hollywood. La exuberante actriz morena consigue los papeles protagonistas, mientras ella, la insegura rubia de provincias, se ha de conformar con los secundarios, que su amante le proporciona.

Durante una relación sexual en el sofá del salón, Camilla interrumpe a Dianna para decirle que no pueden seguir siendo amantes; aunque quiere que sean amigas. Dianna descubre que Camilla está viviendo una aventura con el director de la película que ruedan, donde ella sigue siendo una secundaria más, mientras su ex amante es la actriz principal.

Camilla invita a Dianna a una fiesta que celebra el director de la película en su casa de la colina, Mulhollan Drive, 6980, y le manda una limusina para recogerla. Ya en la fiesta, el director y Camilla anuncian a todos que van a casarse, y Dianna descubre además que su ex amante ya la ha sustituido en la cama por otra actriz rubia, a la que besa sin recato delante de ella.

Dianna -muerta de celos, despechada y hundida-, decide matar a Camilla y se lo encarga a un matón de barrio, pagándole con el dinero que le queda. Le entrega el dinero y una foto de Camilla. El macarra, que lleva un extraño libro negro, le muestra la señal que utilizará cuando el trabajo esté hecho: una llave azul, que dejará en su apartamento. Dianna, ingenua, pregunta qué abre la llave, y el matón se echa a reír.

Tras varios días sin aparecer por casa, Dianna vuelve al apartamento y se acuesta a dormir. Tiene un extraño sueño, fruto de todos sus miedos, deseos y frustraciones:

INICIO DEL SUEÑO

En el sueño, Camilla es Rita, una atractiva morena a la que dos sicarios pretenden asesinar en la carretera que lleva a Mulhollan Drive, 6980. Pero un accidente de tráfico hace que los asesinos mueran y Rita acabe amnésica en la casa de la tía Ruth, una actriz mayor que se marcha a rodar una película a Canadá. Rita aprovecha la confusión del inicio del viaje de tía Ruth para colarse en su casa.

Dianna ha convertido, en el sueño, a su tía de Canadá en una actriz madura de éxito, y a ella misma, en otro personaje onírico llamado Betty, que llega a Hollywood para presentarse a un casting y al que Ruth cede su casa mientras rueda la película. Betty llega feliz a Los Ángeles, acompañada por dos ancianos, que confían plenamente en ella, y en su sueño de ser actriz: volverán a verla en la 'Gran Pantalla', convertida en una estrella hollywoodiense. Al despedirse de ellos, desaparecen las maletas, pero ha sido el amable taxista que las ha cargado en el maletero.

A veces, el sueño se convierte en pesadilla, y Dianna focaliza todo su odio, rencor y desilusión, sobre la figura del director de cine que le ha arrebatado a Camilla, al que hace protagonista de una pesadilla demencial, sometiéndolo a los poderes fácticos de la industria cinematográfica: dos mafiosos le imponen la actriz protagonista (una tal Camilla que, casualmente, tiene la cara de la actriz rubia que besó a Camilla en la fiesta); pero él no lo acepta, y sufre una persecución kafkiana. Un enjuto y siniestro directivo, postrado en una silla de un oscuro despacho, decide, por no haber elegido a la chica, que la película no se hará, desapareciendo todo. Además, el director descubre que su mujer le engaña con el limpia-piscinas y acaba sólo, arruinado y manchado de pintura rosa-chicle, en un sucio hotel. Sólo se interesa por él su secretaria, que le aconseja hablar con 'el cowboy'. Tras entrevistarse con él en un rancho, recapacita y elige a Camilla (la actriz impuesta por la mafia) en el casting de la película.

La mayoría de las caras de los personajes que pueblan el sueño, las saca de la fiesta en la casa del director: , la actriz que imponen al director es la nueva amante de Camilla, la casera de la tía Ruth es la madre del director, el cowboy y el mafioso son invitados...

Un psiquiatra almuerza con su paciente en una cafetería, para que haga frente a su fobia: no puede ir a la parte de atrás del local ya que ha soñado que verá una cara insoportable. El psiquiatra paga la cuenta y fuerza al paciente a ir al descampado de detrás. Cuando, al girar una esquina, se topa con la cara de su pesadilla, sufre un ataque y cae al suelo.

Rita (nombre que toma de Rita Hayworth, al ver un cartel de "Gilda" colgado en el baño) se está dando una ducha cuando la encuentra Betty.
Le cuenta que ha sufrido un accidente y no recuerda nada. Sólo quiere dormir.

Sueña también con el matón al que encargó el asesinato de Camilla: está con su compinche comentando lo irreal que había sido el 'accidente' que le ha contado, y lo mata para quitarle el libro negro. Prepara la escena del crimen para que parezca un suicidio. Dispara el arma, hiriendo a una señora obesa que hay en la habitación contigua. Al ir a matarla, tropieza con un limpiador que manipula una aspiradora, al que también asesina. El ruido de la aspiradora le pone nervioso y la apaga de un disparo, lo que provoca un cortocircuito que activa las alarmas del edificio. El asesino huye con el libro negro por la ventana, después de intentar borrar sus huellas. Un asesino tan torpe, al menos en este sueño, no ha podido matar a Camilla.

En el bolso de Rita encuentran varios fajos de billetes y una extraña llave azul. Los esconden en un sombrerero de tía Ruth, y Rita quiere seguir durmiendo. Cuando despierta sigue sin recordar nada y ayuda a Betty a preparar el papel para el casting de la película. La prueba se hace en un despacho y asiste el mismo director que rechazó a Dianna, eligiendo a Camilla; pero ahora Betty fascina a todos con su interpretación y se hace con el papel. La invitan a asistir a otro casting, el del director que se va a casar con Camilla en la vida real, y presencia cómo éste elige a la actriz impuesta por la mafia, aunque quiere a otra.

Betty, a diferencia de la Dianna real, es una chica despierta, con iniciativa, a la que todo le va bien, y quiere ayudar a su nueva amiga: le propone que llamen a la policía para preguntar por el accidente. Lo hacen desde una cabina telefónica, y comprueban que la pasada noche hubo un accidente en Mulholland Drive. Entran en la cafetería aledaña a la cabina, y el nombre de la camarera, Dianna, le hace recordar un nombre a Rita. Vuelven a la casa y, guía de teléfonos en mano, llaman a la tal Dianna: responde la voz del contestador, que reconoce Rita. Seguramente Dianna es su compañera de apartamento. Marchan a la dirección del teléfono, pero se equivocan y llaman al apartamento 12, el antiguo de Dianna, que actualmente vive en el 17. La nueva inquilina las saca del error y quiere acompañarlas, ya que la chica del apartamento 17 tiene varias cosas suyas. Sin embargo, la pareja no espera y se van solas. Llaman a la puerta pero nadie responde. Betty, muy decidida, entra por la ventana y abre la puerta. La casa huele muy mal y descubren el cadáver de Dianna en la cama. En el sueño, Dianna odia tanto su vida que acaba matándose, para así poder comenzar de cero con Rita (la idealización de Camilla): Rita descubre horrorizada el cadáver de su compañera de piso y sale corriendo hacia la calle; en cambio, Betty soporta estoicamente la escena. Ahora es ella la que dirige su vida, su sueño, y todo le es favorable: ha salvado de la muerte a Camilla (Rita) que, por la amnesia del accidente, no recuerda su pasado; y acaba de asesinar a Dianna, su anterior vida.

Ya en casa, Rita empieza a cortarse el pelo, histérica, y Betty la tranquiliza diciéndole que sabe lo que tiene que hacer, y que la deje a ella hacerlo: ha de cambiarla para que parezca otra persona. La metamorfosis se reduce a una peluca rubia, similar al pelo de Betty.
Rita pasea por la casa con su nueva imagen y Betty le dice que no tiene que ir con la peluca por la casa, y la invita a dormir en su cama. Las dos empiezan a acariciarse y comienzan una relación lésbica. Rita no recuerda si lo ha hecho antes, con lo que, además de amnésica, es virgen.

A las 2 de la mañana Rita se despierta muy alterada, diciendo "silencio, no hay banda, no hay orquesta". Debe ir a un sitio porque algo no va bien. Lleva a Betty al Club Silencio, donde un mago acompaña su número de ilusionismo con las mismas frases: "no hay banda, no hay orquesta, todo está grabado". El mago desaparece entre una nube de humo, y el escenario queda con un micrófono. Una rara mujer, con peluca azul, sigue la actuación desde un palco. El maestro de ceremonias presenta a "la llorona de los ángeles", Rebeka del Río. Al oírla cantar, las dos chicas se emocionan y rompen a llorar abrazadas; pero a mitad de la canción, la mujer se desploma sobre el escenario mientras la música, en play back, continúa. Betty descubre dentro del bolso una caja cúbica de color azul con la cerradura de la llave. Vuelven a la casa a por la llave y Betty desaparece del sueño. Rita abre la caja, que cae al suelo (Betty tampoco quiere estar presente ahora; como no lo estuvo Dianna en la muerte real de Camilla). La tía Ruth se dirige a la habitación, alertada por el ruido, pero al llegar no hay nada en el suelo. La casa se convierte en el apartamento de Dianna. El cowboy, apoyado en el quicio de la puerta, le dice "¡Eh, preciosa!, hora de despertar".

FIN DEL SUEÑO

Llaman a la puerta insistentemente. Dianna se levanta ojerosa, se pone la bata y abre a la vecina del apartamento 12, que viene a recuperar sus cosas. Le comenta que volvió la pareja de policías mientras ella estuvo fuera, y se marcha con una caja de trastos y un cenicero con forma de piano. Dianna se prepara un café mientras los recuerdos, y remordimientos, empiezan a inundar su mente: Camilla, sus familiares de Canadá... todo envuelto en fracaso, abandono, soledad, silencio, muerte... Se sienta a tomar el café en el sofá donde había hecho el amor tantas veces con Camilla, y mira fijamente la llave azul que hay sobre la mesa: ella está muerta. Pasa el tiempo y su cara cada vez está más desquiciada, parece que ha perdido la cordura. Vuelven a llamar insistentemente a la puerta, pero Dianna no abre. Por debajo de la puerta se cuela la pareja de ancianos que la despidió al llegar a Los Ángeles, y que se acercan a ella amenazantes. Sus risas se transforman en gritos, confundiéndose con los de Dianna, que acaba aterrorizada en la cama. Coge la pistola de la mesilla de noche y se pega un tiro en la boca.

Aparece la cara de la muerte, la misma de la pesadilla del paciente de la cafetería, la de un vagabundo pordiosero que guardó la caja azul en una arrugada bolsa de papel. Sólo ahora Dianna y Camilla están juntas, como imágenes espectrales del más allá, sonrientes, felices y triunfadoras. El sueño de Hollywood se ha hecho realidad. La mujer con la peluca azul pide "silencio" desde el palco del teatro.

FIN

Sin profundizar en el significado de toda esta alegoría de la industria del cine americano que escenifica Lynch: desde las aspirantes a actrices que mueren, o acaban de prostitutas o vagabundas, en su intento por alcanzar la cima de Hollywood, Mulholland drive, la casa del director que domina toda la 'Meca del cine"; pasando por las filias y fobias, o las excentricidades varias de los directores y productores; o por las mafias que imponen guiones, actores o directores; o los directivos que arruinan películas por el capricho de colocar a un familiar; y llegando al concepto de cine como metáfora de lo sueños humanos, y del sueño como una película que creemos controlar pero que acaba controlándonos: nadie sueña lo que quiere, como ningún director hace la película que 'sueña'. Al igual que la cantante que interpreta un 'play back', y se emociona con algo que trasciende más allá de su voluntad, y que disfruta mientras dura... La película puede tener múltiples lecturas; seguro que me he equivocado al describir varias secuencias, pero releyendo todo el mensaje creo que se saca una conclusión clara:

Si David Lynch hubiera contado la historia de forma cronológica, entonces, sí que hubiera dado gato por liebre, filmando una historia previsible y mil veces contada, en cine y televisión.

La magia de Mulholland Drive, que carga al filme de contenido, reside en haberla contado de la única forma que exigía ser contada.

Por cierto, no hay muchos directores que consigan transformar en arte una casa empezada por el tejado.

Un saludo.

P.D.: ¡Cuántos detalles! Dianna duerme en una cama de sábanas rojas, y todo su sueño está teñido de ese color: el carmín rojo de los labios, el camisón y las blusas de Rita, la pintura rosa-chicle con la que baña el director las joyas de su ex... Construimos los sueños con lo primero que tenemos a mano.

Autor: J.L. Estévez (ventana at inicia.es)
Asunto: Mulholland Drive contada cronológicamente
Grupos de noticias:es.rec.cine
Fecha:2002-09-23 19:23:18 PST