Carta al cadáver exquisito de Luis
Buñuel, el zarandeado, bajo los efectos del 2000 y las absoluteces de Aznar.
Estimado y
manoseado autor cinematográfico póstumo: Lo primero
que me gustaría hacerle llegar a esas grandes orejas que tuviste en vida es que te
envidio. Envidio la postura crítica e ideológica que tú vienes manteniendo desde que
diste tu último suspiro. Tan horizontal, tan ausente, tan de esas maneras de estar
dejándote pudrir, lejos del bullicio, apartado de lo que aquí la gente insiste en llamar
vida. Sí, envidio tu situación. No todos podemos ser tan coherentes, de verdad. Es una
lástima, no obstante, que tu autismo existencial no te haya permitido comprobar la
lucidez, la hipocresía, el desatino, la desvergüenza, el absurdo amor fraternal de tus
paisanos aragoneses, españoles, mexicanos y franceses, y la ausencia total de signos de
respeto de los que se han empeñado en homenajear el aniversario de cuando tu organismo
quiso dar su primera muestra de surrealidad y salir del útero en dirección a este
vertedero universal. ¡Si los vieras
! ¡Qué patéticos! Con decirte que te han
colocado al mismo nivel de Velázquez, del perro andaluz Lorca y de ese otro perro
aragonés llamado Goya, te lo cuento todo. Un muerto ilustre, eso es lo que eres ahora. En
ese pedestal te han colocado
¿qué te parece? Hay quien
propuso como idea para recordarte que se jugara un partido de fútbol con un balón
cuadrado. ¡Qué derroche de fantasía! Ideas no faltaron, puedes creerlo, pues hubo,
también, quien sin tener ideas acabó con las ideologías por mayoría absoluta. Sí,
ellos también te homenajean a su manera. Por ejemplo, el actual presidente salió en la
televisión riéndose de esa manera tan suya, estilo hiena - qué suerte la tuya no haber
sufrido jamás esa risa - y miró al cielo con esa mirada franca que el caudillo le dejó.
Unas nubes seccionaban la luna y él, acto seguido, con las manos trabajadas en las pistas
de padel, afiló una navaja. No fumaba porque se lo prohibió el Papa, pero agarró el ojo
y lo degolló, saliendo de él un repugnante líquido de color azul. Hubo desmayos
demócratas, encuestas transparentes como el fango y obreros que además de putas pusieron
la cama. Un festival, oye, esa forma tan peculiar de homenajearte. El guión lo escribió
el Sr. Capital y la interpretación corrió a cargo del progresista Aznar
Oscar a la
mejor adaptación de tu obra.
Ya ves, hubo quien propuso que como homenaje se celebraran unas elecciones generales. Le
buscaron un título acorde con las circunstancias: "España ya no es de
izquierdas". Bonito, ¿verdad?, mi autista preferido. Te quieren, que lo sepas. Sin
malas intenciones han cambiado alguno de tus títulos y contenidos. Ahora, en "El
fantasma de la libertad", en vez de matar al personal al azar, un votante íntegro,
demócrata como pocos, un ejemplo de persona, vamos, llega al colegio electoral y escoge
una papeleta al azar, porque no importa el resultado, ¿sabes?
los nuevos tiempos,
que no te enteras, sin ideologías, sin reflexión, sin crítica, el mundo feliz, el del
genoma y todo eso.
Hubo quien planteó que te clonaran con la cabeza de un obispo podrido. Una pena que el
Vaticano no cediera los derechos del cráneo para llevar a cabo tan fascinante idea. Pero
al final, agua triste de borrajas, todo fueron homenajes mediocres, dignos de ser
titulares en la prensa y todos esos menesteres, que si ponemos en la cajita todas tus
películas, que si publicamos mogollón de libros de tu genio y figura, que si un
documental anecdotario o que si menudeces del mismo estilo.
Qué más te podría decir, que es difícil comunicarse contigo desde tu posición
privilegiada de no estar y de no enterarte de nada. Que ojalá pudieras hacer eso de
levantarte y consultar la prensa. ¡Con qué ganas vomitarías tu creatividad en esos
rotativos deleznables!
En fin, que sólo te escribía para contarte que hubo quien sin rechistar una sola
palabra, optó por no homenajearte, amortajando tu cadáver exquisito con el silencio de
quién siente asco por tanto homenaje de tres al cuarto, aliñando ese banquete de gusanos
en tu cuerpo con el buen sabor de tus películas siendo disfrutadas en la más absoluta
intimidad.
Sólo esto, estimado y manoseado autor cinematográfico póstumo. P.D.: Ante el
respeto mostrado por alguno de los que te
José Blázquez |
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