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LA INCINERADORA
revista de opinión cinematografica
número 7
HAY MOTIVO
POR LUIS ANTONIO ALARCÓN, LUIS MIGUEL ORTEGO Y ANTONIO TAUSIET
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Hay
motivo (2004)
::: Treinta y dos cortometrajes unidos en un ¡largo! contra el gobierno del Partido Popular en España. Un verdadero lujo y una enorme satisfacción. Casi todos los mejores directores de cine español, junto a otros artistas, firman esta experiencia, esperemos que repetible. El tiempo que tardaron, tres semanas. El resultado, fenomenal. La demostración palpable de que aún se puede utilizar el cine como elemento de denuncia. Y la alegría de escribir estas líneas después de comprobar que ha sido posible echar del poder a ese partido. Debido al atentado que se produjo en Madrid en vísperas de las elecciones generales del 14 de marzo de 2004, se suspendieron en muchos lugares los pases proyectados de la película. Y hasta el 23 de marzo no se pudo ver en una sala de Zaragoza: el Cineclub Cerbuna. Los organizadores, el Aula de Cine de la Universidad de Zaragoza, con Luis Antonio Alarcón al frente. El promotor, Antonio Tausiet, director de cortometrajes. A ellos se une en este comentario Luis Miguel Ortego, historiador del arte. Los tres firman conjuntamente la crítica detallada de cada uno de los 32 cortos.
Desgraciadamente, "Hay Motivo" coincidió en el tiempo con los atentados de Madrid, lo cual le quitó todo protagonismo durante la última semana de campaña electoral. Sin embargo es una muestra antológica de que el cine es parte activa de la sociedad, y que la militancia aún mantiene sus constantes vitales. Se devuelve al cine su cualidad de agente social, y se demuestra que el entretenimiento no está reñido con eso. La crítica es una obligación si queremos que el mundo sea mejor. Sigamos optando por no callar. La película
merece la pena. Hay cortos muy buenos, pero especialmente mondante
y desternillante es el de José Luis Cuerda, un montaje de
declaraciones de Aznar, brillante. Y también el que interpreta
Ramón Fontseré, en el papel de un Aznar descacharrante.
Muy bonito el de Isabel Coixet; otros duros como el de la soledad
en la tercera edad o el de los drogodependientes; y otros que provocan
estupor como el del caso del colegio que cayó en manos de
los Legionarios de Cristo.
Una carrera de taxi, con Candela Peña en el papel de taxista y Secun de la Rosa en el de cliente. De pincelada fresca y diálogo ágil, uno de los pocos cortos de ficción de la tanda. Los dos actores desgranan las pifias de los ocho años de gobierno del Partido Popular, llevándolas al terreno de la calle. El marco del taxi es un acierto. Los taxis son, como los ascensores, lugares que se prestan a conversaciones temáticas: en este caso la crítica al gobierno.
El profesor de la Universidad de Zaragoza Pedro Arrojo explica las razones contra el Plan Hidrológico Nacional del Partido Popular. Oímos la voz de un experto que no tiene intereses económicos al respecto: ¿puede haber algo más contundente y fiable? Mediante un plano secuencia a cámara fija, se nos recarga de razones científicas contra ese Plan mastodóntico y especulativo. Es el primero de los cortos que opta por una fórmula más descriptiva, de fondo oscuro, contrarrestada por la pasión del científico. Las imágenes se van despojando del color para acabar en un locuaz blanco y negro.
Documental que muestra el paso de paraíso a infierno del Parque Natural de Doñana, tras el vertido tóxico de Aznalcóllar. El punto de vista es el de una de las aves afectadas, y la tesis general la de la pasividad del gobierno ante la catástrofe. Este tratamiento resulta eficaz, más allá de las estadísticas, aunque resulta un recurso fácil que no acaba de estar logrado.
Sencillo, pero muy directo: la cámara se va acercando a uno de los platos de una balanza, que se desequilibra por el peso de un ladrillo, un fajo de billetes y un puro. Una voz en off nos dice que España es un foco de dinero negro y que no se hace nada por evitarlo. Aunque la sencillez le da un aspecto de encargo solventado sin mucho interés, la imagen es tan poderosa -reforzada por el lento avance de la cámara- que el corto se convierte en una muestra de que lo más difícil del arte es prescindir, lo cual distingue a las obras de calidad de las más flojas. La idea de "menos es más" se hace aquí patente.
Un bonito ejercicio de videocreación potenciado por un clásico del pop español: "Malos tiempos para la lírica", de Golpes Bajos, que se nos antoja obligado en el marco general del largometraje. Las repetidas imágenes de construcción de viviendas, alternadas con los anuncios por palabras leídos en off, son una buena interpretación de la esquizofrenia de la vivienda en España, aunque se prolonga algo más de lo necesario y no provoca demasiado entusiasmo. Los planos finales de voladuras de edificios tienen un catártico, simbólico e inquietante atractivo.
Bella -aunque triste en contenido- reflexión sobre las dificultades que supone hoy en día llenar el carrito de la compra para algunas personas. Una visión con los característicos toques poéticos de Isabel Coixet, aunque el actor principal es medianillo. Delicia agridulce entre la habitual ternura de la realizadora y la durísima realidad de un gran número de pensionistas en España. Muy acertada la referencia al pelo de las ancianas, cada vez más descuidado por falta de dinero.
En tono documental muestra sin tapujos una realidad a la que parece dársele la espalda en la sociedad occidental: el abandono del los ancianos. Sean Penn abordaba este mismo tema en su fragmento de la película "11 de septiembre". Presenta a una anciana en su casa con crudeza, en un tono un tanto novelado, aunque con momentos imposibles de maquillar.
Ingenioso recurso para filmar un corto sin recursos: el propio director aparece hablando por teléfono sobre el corto que quiere hacer. Nada más. Denuncia la actitud cavernícola de quienes se oponen a la adopción por parte de homosexuales. Además destapa un cierto tipo de hipocresía, la de quienes forman parte del Partido Popular y aledaños: el supuesto interlocutor del realizador sería, según se desprende de la conversación, un homosexual conservador que al final se echa atrás en su promesa de aparecer en el corto explicando su caso, por miedo a represalias.
Luis Tosar interpreta el papel de un hombre embarazado a cuyo parto asistimos. El cambio de sexo aporta la una visión distanciada, con la característica frescura y los toques de humor de la realizadora. Se hace una reivindicación del parto como algo natural, a través de la muestra directa del parto habitual en nuestras sociedades: deshumanizado y a la medida del médico. Como muestra, en un momento dado el actor dice: "¿Y no podría incorporarme?", a lo que responde el doctor: "No faltaba más que eso, ¡entonces no veo yo!". La más divertida, gráfica y eficaz de las reivindicaciones del parto natural filmadas hasta la fecha. Al final, un rótulo concluye rotundo: "El parto es nuestro. Que nos lo devuelvan".
Mediante microentrevistas, una serie de adolescentes muestran su absoluto desinterés por la enseñanza. Demasiada gente culpa a los alumnos de la degradación de la escuela pública. Un gravísimo problema social, a pecho descubierto. El corto aporta una de las soluciones: ¿por qué no se les escucha cuando tienen mucho que decir de ellos mismos?
Vídeo clip sobre un tema del cantautor, que denuncia el maltrato. Impresionante muestra final de una mujer en una camilla tras ser apaleada. Tratamiento duro y a la vez sensible de un tema escandaloso. La estructura visual es sencilla, pero no exenta de un fuerte significado. La canción recrece la potencia de las imágenes, simbólicas en un principio y directas al final del corto.
Los padres afectados por la venta del colegio de sus hijos a una orden religiosa ultraderechista (los Legionarios de Cristo), denuncian la bochornosa capacidad del estado aconfesional de amparar a estos sectarios, precisamente un grupo al que pertenecían varios miembros del gobierno del Partido Popular. Es un alucinante acontecimiento verídico que produce estupor. Un ejemplo de cómo el dinero, el poder y las ideologías más reaccionarias tienen como sirvientes a demasiados gobiernos.
Magnífica interpretación entre indignada y brillante de Pilar Bardem, digna representante de la familia de artistas comprometidos. Se trata de la lectura de un texto escrito con fina ironía y sin escatimar detalles por Juan José Millás, que a través del expresivo gesto de la actriz hace que soliviante más si cabe. El caso real del cura que abusaba de menores y del obispo que le apoyó.
Documental social sobre las personas que agonizan en un descampado mísero inyectándose heroína a espaldas del estado de bienestar. Las imágenes hablan por sí solas, pero por si esto fuera poco, tenemos las declaraciones de los propios "olvidados", seres humanos necesitados de ayuda, y de los trabajadores sociales que intentan hacer algo mientras el estado mira para otro lado. Golpea las conciencias, aunque seguramente demasiado tarde para los que pasaron por delante del objetivo.
Quiere ser muchas cosas y se pierde. Se queda a medio camino entre la intención poética y la denuncia (alternando las movilizaciones contra la guerra con imágenes de una pareja haciendo el amor), pero no consigue ni una cosa ni la otra. Acaba siendo un experimento fallido, escaso de contundencia en la denuncia (aunque incluye los episodios de violencia policial), y falto de lirismo.
El trabajo de Cuerda es una pequeña obra maestra, un antológico juego de imágenes y sonidos de Aznar en 1993 y luego en el gobierno (que ocupó de 1996 a 2004). Aúna la denuncia con la sátira, barnizadas con esa banda sonora que aumenta el tono cómico y profundiza en las falsedades (el tema "Vamos a contar mentiras", interpretado por una banda de viento). Antología ciceroniana de cómo desacreditar al adversario con sus propias palabras. José Luis Cuerda vuelve a demostrar que es uno de los mejores directores del cine español. De recursos humorísticos insaciables, nos presenta un presidente del gobierno desnudo, que se muestra tal y como es gracias a la magnífica labor de montaje. Es muy significativo que la banda sonora de este cortometraje sea la que sirve de presentación general a toda la película. Por otro lado, la presencia de Felipe González nos recuerda que la vida sigue igual: manipulación de los medios públicos, encarecimiento de la vivienda, etc.
Demasiado simple juego de montaje de la Huelga General del 20 de junio de 2002 contra el gobierno del Partido Popular, que hizo retirar un plan de empleo injusto, su tratamiento falaz por parte de los noticiarios públicos de Urdaci, y la lectura de éste de la condena por parte de la justicia a ese tratamiento. No habría hecho falta más de un minuto.
Una de las piezas más flojas de la película. Un intermedio entre el documentalismo y la ficción que no lleva a ninguna parte. El texto es lo único relevante. Vemos a un supuesto periodista de Antena 3 (cadena de televisión privada, cuyos accionistas son próximos al Partido Popular), con el rostro sin iluminar y la voz distorsionada, leyendo un comunicado real de trabajadores del canal. Luego resulta ser el actor Carmelo Gómez. Quiere reflejar el miedo a las represalias por la emisión de un texto crítico dentro de una empresa de comunicación. Se queda en una plasmación plana de algo que podría haber adquirido más fuerza.
A partir de una carta publicada en el diario El País, escrita por el trabajador de una obra pública, se le hace una entrevista que denuncia su caso: le obligaron a no trabajar el día que las autoridades "inauguraban" el recinto. Y se quedó sin el sueldo de esa jornada. Una injusticia de tono medieval. Uno más de los injustos y absurdos abusos que se cometen contra los obreros de este país. En este insólito caso, conocido porque el protagonista se atreve a sacarlo a la luz. Un documento que no necesita ser ficcionado: la entrevista se apoya con las imágenes del paseo de los miembros del gobierno por las instalaciones. La lucha de clases sigue en vigor.
El caso de un familiar de un fallecido por terrorismo de estado en 1980, que no recibe indemnización alguna por no ser considerado "víctima del terrorismo". Se establece la comparación con otros casos, como el del 11-S, mediante el recurso de la entrevista documentada. La idea principal queda ensombrecida por el añadido de encuestas callejeras en las que ni la pregunta ni la respuesta aportan gran cosa a la denuncia. La parte documental nos informa del suceso: el incendio de la embajada española en Guatemala, ocupada por grupos campesinos que protestan por la represión, y la muerte de 37 personas. Este asesinato masivo fue ordenado por el general Fernando Romeo Lucas García, que había sido elegido presidente del país en 1978. El resultado final del corto es discreto, pero deja al descubierto también el grave problema de las dictaduras encubiertas (caso Fujimori en Perú, por ejemplo).
Aporta datos estadísticos sobre la situación agobiante de Ceuta, una colonia extemporánea que vive apresada por su propio sinsentido. Una visión poética y simbólica, pero con un durísimo contenido centrado en la verja que separa la ciudad del resto de África, y el absurdo de las fronteras. Produce una sensación de ahogo y asfixia, a través de las personas que nos muestra.
Montaje de frases típicas de repertorio turístico con imágenes de inmigrantes llegados en pateras a las costas españolas. Planteamiento que llega a rozar lo humillante y catastrófico. Sangrante ironía que no acaba de cuajar por su falta de gusto, o quizás por no saber encajar el tratamiento. Puede que incluso la idea sea buena, y que se trate de un recurso humorístico mal aprovechado.
Base militar estadounidense de Guantánamo. Los presos acusados de terrorismo no disfrutan de ningún derecho fundamental. Un análisis de la doble moral con que la alianza de las Azores (con José María Aznar como uno de los integrantes) se pasa por la piedra la legalidad internacional, desde la perspectiva del caso del español secuestrado allí. Los protagonistas se califican por sí solos hablando. Imágenes de los presos, una familiar, una comisaria de la ONU que denuncia el caso... y la voz del gobierno español justificando la barbaridad.
La indignación e impotencia de una familia que ha perdido a uno de los suyos en la guerra de Irak queda patente en sus declaraciones; el dolor es mayor cuando el gobierno español, protegiendo a sus aliados norteamericanos, no exige responsabilidades de una acción que, claramente, no fue fortuita: el ataque al hotel donde se alojaban los periodistas. La madre y los hermanos de José Couso, cámara de la cadena de televisión privada española Tele 5, denuncian claramente que éste fue asesinado premeditadamente por los Estados Unidos, por pertenecer a un medio de comunicación crítico con la invasión. Un resultado menos brillante de lo que el autor suele ser ante las cámaras, y que no sobrepasa la barrera de lo testimonial, lo cual es suficiente y legítimo.
Mediante el formato documental, se repasa el accidente sufrido por un avión militar español en Turquía. Creativamente es muy plano, con una imagen de los ataúdes en formación, tan elocuente como demagógica. El corto denuncia el tratamiento del accidente por parte del gobierno español, y defiende una mayor comprensión hacia los militares. Quizás el realizador, experto en películas sin fondo alguno, demuestra aquí su carácter conservador. Aunque por otro lado está el lado compasivo de la cuestión: los militares también son humanos, aunque a veces no actúen como tales.
Extracto de las entrevistas del gran aporte de Médem al necesario diálogo vasco, poniendo en evidencia la rastrera política del PP al respecto. En realidad un pequeño tráiler del monumental documento, decidida apuesta contra la trágica división propiciada por el gobierno español. Quizás sabe a poco por su corta duración.
La expresión lírica es portadora de ideas, y las insufla en los pechos sensibles y no tan sensibles. El corto de la hija del ex ministro socialista asesinado por ETA dice lo que hay que decir, por la boca de Celaya y los ojos de Chillida. Un poema visual, una videocreación que también entremezcla algunas imágenes de atentados. La visión del arte ante la injusticia terrorista es diametralmente opuesta a la visión del ejecutivo de Madrid.
Curioso documento de un caso escondido: el del capitán del buque petrolero Prestige, que cumplió con su obligación aconsejando acercar el barco a la costa y la sobrepasó no abandonándolo, y ahora está a la espera de juicio por el descabellado motor del estado, dirigido desde el gobierno por un partido fuera de toda lógica humana. Vemos cómo varios capitanes de barco se reúnen a cenar para homenajear al agraviado. Le respetan porque se comportó como un auténtico profesional: el gobierno necesita un cabeza de turco. ¿Quién sabe más sobre el mar y de cómo "gobernar" un barco?
Videocreación del novelista y poeta Manuel Rivas. En esta ocasión la ironía está bien usada para describir de forma creativa la forma chapucera de tratar el tema de los escapes del petrolero Prestige, una vez se encontraba hundido ya en mar abierto. Cortometraje impregnado de ese aire amargo y negro de la costa gallega, pero al tiempo repleto de dignidad, lucidez y eficaces recursos visuales que le dan un tono realmente poderoso. Las frases despectivas de Aznar ("Pueden quedarse ladrando su rencor por las esquinas") y del ex ministro franquista Fraga hacia las movilizaciones del pueblo gallego, sobrepuestas a las imágenes de dichas manifestaciones, hablan por sí solas. Comienza por la imagen de un cazador en el bosque (el ministro de fomento estaba participando en una cacería que no quiso interrumpir al enterarse de la tragedia), y unos peces en el agua. Luego suena un S.O.S. y se ve al Prestige hundiéndose y ojos de peces muertos. Hacia el final y mediante aceleración del montaje, se produce un "in crescendo" del S.O.S. y las manifestaciones.
Se van desgranando todos los golpes de estado españoles desde el de Pavía del siglo XIX, pasando por la guerra civil con imágenes de "Raza", hasta llegar a los recientes acontecimientos en la Asamblea de Madrid (que concluyeron con el desalojo de la presidencia de un socialista, tras el cambio de voto de dos diputados), y a los intentos mediáticos del poder establecido para tambalear el gobierno tripartito de izquierdas en Cataluña. Un cortometraje verdaderamente político y crítico, que termina con una viñeta de humor gráfico del dibujante Ferreres, en la que se plasma la connivencia -en la práctica- de ETA con el gobierno de Aznar. Modernas técnicas del golpe de estado. Para quitarse el sombrero.
Montaje en forma de "presentación interactiva". Muestra imágenes de manifestaciones, de la conferencia de "donantes" de Irak, o de Aznar en Estados Unidos, en respuesta a comentarios del tipo: "Si quieres que la vivienda suba..." o "Si quieres que tu país vaya a una guerra...". El corto que podría hacer un grupo de adolescentes en unas convivencias de las juventudes del PSOE. Realmente inoperante.
La pieza más humorística, cáustica, crítica e irreverente de la muestra. El genial actor de la compañía de teatro Els Joglars, Ramón Fontseré, borda una interpretación de Aznar sin decir nada inteligible durante varios minutos. Tremendamente hilarante, por mucho que se hable de este cortometraje o se describa, hay que verlo.
Una versión porsterior de esta película de 32 cortometrajes incluye un "Epílogo" dirigido por Diego Galán, el durante muchos años director del Festival de Cine de San Sebastián. La temática elegida fue la jornada de atentados del 11-M de 2004 en Madrid. Pulsando en su título, está disponible en la Red (información recibida de Fernando Berlín). Se trata de un resumen cronológico de las mentiras del Partido Popular al respecto de la autoría de esos atentados, con voz en off de Fernando Fernán-Gómez. :::
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