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LA INCINERADORA

revista de opinión cinematografica
número 7

 

 

LA FIRMA INVITADA

ÁNGEL GONZALVO, PROFESOR Y CINEASTA

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El cine en la escuela para transformar la sociedad

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LOS CUATROCIENTOS GOLPESReivindico -un verbo que deberíamos conjugar en clase- más tiempo libre, pues siendo el tiempo libre también lo será el pensamiento; de manera que sin las prisas que nos llevan a actuar sin discurrir, daremos con alguna de las claves de los problemas del sistema educativo, a saber: el fallo está en las personas que organizan el sistema, sin interés en él, acostumbradas a hacer lo de siempre. Si no cómo se explica que todavía haya que estar pidiendo la formación del profesorado en el campo audiovisual.

Si el modelo aragonés quiere ser más útil que los precedentes, ha de apostar por la alfabetización audiovisual reglada: no sólo potenciando su trasversalidad sino también como área propia. ¡No se puede/debe estar siempre enseñando lo mismo y de la misma forma! Encontramos un antecedente en la II República, con la recomendación del Ministerio de Instrucción Pública sobre la inclusión del cine en los programas de enseñanza. Desde entonces no han faltado las propuestas, como se refleja en las conclusiones del I Congreso Democrático del Cine Español (1979): LA LENGUA DE LAS MARIPOSASEl cine debe ocupar en los centros docentes el lugar que le corresponde como hecho cultural de primera magnitud, tratando de hacer que desaparezca el carácter que se le ha dado de mero entretenimiento y resaltando sus valores educativos y culturales (...). Y hasta hoy, en que la aproximación al medio cinematográfico en cuanto objeto de estudio o como recurso pedagógico, se supone que se hace en Primaria en las áreas de Conocimiento del Medio, Educación Artística, Lengua y Literatura y, en la Secundaria obligatoria, en Educación Plástica y Visual, Lengua y Literatura y asignaturas optativas que no siempre se dan. En definitiva, declaraciones de buenas intenciones y poca concreción. Un error, porque la enseñanza en el aula, la educación formal, hoy por hoy, está fundada en la lógica y en la racionalidad, y al estudiar y usar el cine en clase, damos entrada a unos aspectos de la realidad más directa y cotidiana que, generalmente, no ocupan un lugar de privilegio en el aburrido y obsoleto contexto educativo actual (¡que reproduce moldes de hace más de cien años!) y que dan al individuo una experiencia de vida que no tiene (adquiriendo así otras actitudes, valores, habilidades y conocimientos que potencian su inteligencia emocional), y le ofrecemos al alumnado la opción de trabajar con un material que conoce como vivencia relacionada con su tiempo de ocio, pero que pocas veces se le presenta en su dimensión cultural y artística, también proveedora de placer: ¿Por qué no una historia activa del cine y de los audiovisuales?, fundamental para comprender nuestra mentalidad colectiva como intérpretes del siglo XXI. ¿Tal vez por eso?

HOY EMPIEZA TODONo se puede dudar de que el cine participa de los aprendizajes fundamentales: dinamiza la apropiación activa de la lengua, del gesto, de la mirada y de la imaginación. Tiene relación directa con el dibujo y la música; juega un papel esencial en la toma de conciencia del espacio y de los cuerpos en ese espacio... Y si es cierto que más del 80% de los conocimientos de las niñas, niños y personas adultas son adquiridos a través de los medios de comunicación de masas (informativos, programas de TV, películas de cine, anuncios), y que el nivel medio de los estudios no mejora sensiblemente, parece claro que otro factor desequilibrante es, dentro del proceso continuo de la educación informal, el hecho de que las actitudes, valores, habilidades y conocimientos que los medios de comunicación transmiten no son los mas idóneos.

Sin duda la TV y el cine, los videojuegos podrían ser educativos si quisieran educar; de hecho educan: nos hacen competir, consumir, ser fieles hasta la dependencia de su dosis, creernos informados; nos hacen reír y llorar, y nos muestran al enemigo y al desgraciado: con frecuencia diferente, pobre, del sur y mujer.

Si la educación es el proceso de aprender a comunicarse, emitiendo y recibiendo mensajes significativos, toda la comunidad escolar debe formarse en el conocimiento activo de los medios de comunicación de masas, porque son sus pantallas ventanas al mundo, nexo entre lo que se estudia y lo que se nos presenta como real. Ante el papel socializador de los medios de comunicación, que controlan y definen el contexto social seleccionando e interpretando la información, además de proporcionarnos ofertas para nuestro tiempo de ocio, los docentes y las familias debemos tomar conciencia de la necesidad de formarnos y formar en el conocimiento activo de los lenguajes audiovisuales y de su historia, que es la nuestra.

CERO EN CONDUCTANo debemos ser agentes pasivos con una limitada capacidad de albedrío. La tarea de la escuela no es solo ofrecer el bagaje cultural de la sociedad, sino también preparar para vivir en ella. El alumnado no ha de ser un receptor pasivo de información, a su alcance con un clic de ratón, sino un activo procesador que construye, un usuario experto en la detección del engaño, una persona con criterio propio, un emisor cualificado de mensajes que puede interactuar con el espacio sociocultural en el que está para poderlo transformar. Así daremos a luz un público heterogéneo, activo, consciente de que lo que nos transmite una película no es una representación de la sociedad, sino una creación que pretende hacer creíbles unas ideas que pueden ser falsas bajo su apariencia de realidad informada; de este modo, al tomar una actitud reflexiva posterior a la recepción del mensaje, quienes lo reciban podrán crearse su propia opinión razonada y, por lo tanto, más libre.

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Ángel Gonzalvo Vallespí (*)

(*) Trabaja como profesor de Comunicación audiovisual en el IES Pirámide de Huesca y es responsable de Un día de cine, programa escolar que pretende la alfabetización audiovisual de los escolares. Diplomado en Crítica y Estética de la Cinematografía y autor de La memoria cinematográfica del espectador. Panorámica sobre los cines en Teruel. Es también guionista y director de cortometrajes, como Calcetín.es o Calvos anónimos.

 

 
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