CARTA AL ADMIRADO Y DENOSTADO (A PARTES IGUALES) LARS VON TRIER
Hoy no quiero empezar esta carta a la manera convencional estimado fulano
dos puntos. Esta vez no, Von Trier, porque mantengo contigo una estrecha relación, aunque
no nos hayamos conocido (todavía), un nexo de unión que sobrepasa con creces el que
pueda sostener con cualquier otro director de cine. Rozando el dudoso calificativo de fan, admito que te admiro y califico tus
tres últimas obras como tres excepcionales cachos de carne cruda, películas
difícilmente digeribles por estómagos acostumbrados a la dieta light que es el cine en
la actualidad. Sí, tres cachos de carne humana, carne que sufre, que goza o que ningunea
con su propia vida. Tres retratos sociales al margen de lo establecido, al margen de lo
comercialmente correcto. "Rompiendo las olas" no me atrevo a verla de nuevo y es
un miedo como el miedo a la vida misma. Con "Los idiotas", donde tu dogmatazo
destroza todos los demás dogmas, precisamente los dogmas de aquellos que te acusan de
haber co-fundado "Dogma 95", uno percibe la esperanza de un nuevo cine. Y con
"Bailar en la oscuridad" queda patente que, evidentemente, hay vida después del
cine. Les duele, Lars Von Trier, les duele tu cine, les duele tu Dogma, critican
que en las coreografías de Björk utilizases cien cámaras y que tu nombre estuviese
escrito demasiado grande. "Ese que va de humilde por el cine y pone su nombre
gigante, me ha dicho más de uno, es un egocéntrico de la hostia", bien, sus razones
tendrán para que les desagrades y ellos sabrán. Nada más, sólo quería certificarte mi tremenda admiración , que
no idolatría, a ver si alguno se va a pensar que eres santo de mi devoción, que
simplemente te considero un maestro en eso de hacer cine y que bien pudiera haber empezado
esta carta escribiéndote querido maestro dos puntos
José Blázquez |
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