Positivamente críticos
¿Nunca
ha deseado ser uno de esos afortunados que no pasan por taquilla pero sí por caja tras
haber desparramado sobre un papel sus opiniones acerca de tal o cual película? Igual
opina mal de la crítica, querido internauta, pero no debería olvidar que realizadores
como Truffaut, Trueba o Bogdanovich fueron cocineros antes que frailes. Hemos escogido
algunos fragmentos críticas publicadas recientemente para darle algunas pistas acerca de
cómo escribir una con la suficiente profesionalidad como para engañar a un redactor
jefe. Introducción. Para comenzar, nada mejor que hacer
una pequeña reflexión en la que cabe algo de sarcasmo: Ejemplo a) Por muy bien enlazadas
que estén sus historias, una película de estructura episódica suele dar mala espina al
gran público, acostumbrado éste a un desarrollo argumental más tradicional, alejado de
contínuos flashbacks, atrevidos saltos hacia adelante o experimentos
deconstructivistas como el de la reciente Memento. Si la película, encima, dura más de
dos horas, el número de espectadores dispuestos a dedicar su tiempo a que le cuenten una
historia, se reduce ostensiblemente (...) Ejemplo b) La novelas de hoy en día, ya
se sabe, deben tanto al Séptimo arte que se escriben cientos de páginas pensando en que
alguien las reescribirá para la gran pantalla. Thomas B. Harris recibió el encargo
editorial de redactar una secuela de su exitosa obra El silencio de los inocentes (los
inocentes eran corderos en la archifamosa película) con la mirada puesta en su
adaptación cinematográfica (...) Aunque algunos prefieren enfatizar
su sapiencia cinematográfica ofreciendo atrevidas similitudes desde la primera línea. Si
se acierta a la hora de ejemplificar, el resultado es bastande directo y didáctico: Ejemplo a) Esta es una película que
comienza con el descaro de Wilder, continúa por el academicismo de estudio de Minelli y
acaba en un relato moral de Sturges. La segunda película como realizadora de Nancy Meyers
(...) Ejemplo b) Pocas carreras
cinematográficas han sido tan asombrosamente regulares en su irregularidad como la de
Sandra Bullock. En poco menos de una década, la estrella norteamericana ha dividivido en
dos etapas su fulgurante éxito (refrendado con contratos millonarios) y su espectacular
caída: películas buenas (Speed, La Red, ...) y malas (Hope floats, Gun shy, ...) se
distribuyen disciplinadamente en dos bloques; el último, el peor (...) Corpus. Ha llegado la hora de contarle al
lector de qué va la película y si el tono y desarrollo de la historia es pertinente,
tanto estética como argumentalmente. Para ello, es preciso colar una breve sinopsis y
hablar de cómo el director describe en imágenes (o se limita a fotografiar y redundar
sobre el texto), ayudado por su equipo. Hacer mención a la filmografía previa del
cineasta (sobre todo si es considerado un autor) e incluso a su vida personal
puede ser útil a la hora de aclarar los porqués. Ejemplo a) (...) La belleza marchita de la
mujer interpretada por Goya Toledo, de cuya gloria pasada como modelo sólo queda un
inmenso cartel publicitario que cuelga de la fachada del edificio situado frente a su
apartamento, a modo de retrato de Dorian Grey a la inversa, y el perro faldero perdido
bajo el parqué de su nueva casa, símbolo de su deteriorada relación recién inaugurada
con su antiguo amante y ahora sacrificada pareja, es de una poesía reconfortante para
quien piensa que un guión también ha de ser literatura de calidad. Ejemplo b) (...) Guillermo del Toro sabe
hacer cine de género del que vende, aportando su personal visión (cargada de un extenso
bagaje literario y cinematográfico sobre el tema), y eso explica que la factura final de
este diabólico espinazo sea impecable tanto en su fotografía como en sus efectos
visuales y, en particular, en el diseño de un sonido que da la razón de ser a adelantos
técnicos como el DTS. Ejemplo c) (...) si otros guionistas y un
director más sutil les hubieran proporcionado mejores diálogos y más metraje. En el
caso de Bergen, además, su personaje resulta perjudicado por un hecho habitualmente
constatado: los guionistas hollywoodienses de comedia no saben escribir thriller. Aquí,
se transforma la premisa original (pobre, pero no detestable) en una estupidez supina
propia de los juegos de salón. Conclusión. Casi hemos llegado al final. Ahora
corresponde aclarar (algunas reseñas son lo bastante literarias como para
enredar al lector en una prosa que sólo se descifra unilateralmente) si la película es
buena. El porqué de nuestro juicio tendría que leerse en los párrafos precedentes, pero
nunca está de más destacar la mayor virtud del filme o resumir lo más positivo en este
final. Si la crítica es negativa, seguro que hallamos cientos de defectos. Ejemplo a) Rodada con vigor y mucha cámara en mano; fotografiada con crudeza y decorada con realismo; y con un metraje que podría haber sido menor (aunque eso tampoco importe mucho), Amores perros es una cinta que no permite al espectador emitir una opinión templada acerca de lo que se le ofrece: realidad dura y escepticismo a raudales. Ejemplo b) El problema es que con todo lo
bien hilado que está lo que se cuenta -gracias en gran medida al personaje iniciático
del periodista que busca el origen de esa cadena de favores anónimos-, llega un momento
en el que se marea la perdiz con tanto quiero y no puedo entre la pareja romántica
principal, y, (...) algunos eslabones de esa cadena quedan algo sueltos. Retintín final. Siempre está bien dejar caer un
par de líneas para demostrar lo preparado que está uno. ¡Y que no falte un título que
aclare que un crítico tambien sabe jugar! Ejemplo: (...) me hace recordar los lamentos que profería Truman
Capote contra su guionización de la jamesiana Otra vuelta de tuerca, novela
que, por descontado, se une a las referencias que se hallan en el subtexto de esta
inquietante revisitación de nuestro siglo (ya) pasado. Y, recuerde: si no ha visto mucho
cine, leído aún más acerca del Séptimo arte, emborronado folios en busca de su propio
estilo (y, de paso, de uno que contente a la Real Academia de la Lengua Española) y
jugueteado un rato con el tomavistas de su tío Cirilo, entonces de nada le valdrá lo
poco que hoy le hayamos descubierto. Mala suerte. Eugenio Baquedano Un crítico es alguien que conoce el
camino pero no sabe conducir el coche (Kenneth Tynan) |
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