Christopher Nolan y el Memento mágico
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De ningún modo quiero que el encabezamiento de este artículo parezca un fácil juego de palabras. Creo que The Prestige (El truco final, 2006), su última película por el momento, indica un punto álgido en una filmografía que seguro nos dará en el futuro agradables sorpresas. Hay dos razones más para confiar en este joven londinense (nacido en 1970). La primera, que sus dos primeros ensayos (Doodlebug de 1997 y Following de 1998), una vez vistos y superadas las habladurías y leyendas, confirman que no fue un joven prodigio, ni siquiera un “Enfant terrible” de insoportables ínfulas (que cada cual ponga su ejemplo). La segunda, que ha sido capaz de ir creciendo como cineasta, de arriesgarse profundamente en filmes como Memento (2000) y de conseguir dosis de equilibrio narrativo y formal en todas sus obras. Sí, por raro que parezca, defiende un estilo personal, aún cuando trabaje el cine de género y asumiendo, en algunos casos, encargos millonarios.
Seguiremos una de sus técnicas para recorrer sus películas. Empezaremos por su último encargo: The Dark Knight. Si todo va bien, será estrenada en el 2008. En ella volverá a ocuparse del lado más oscuro de Batman, el desarrollado ya en el mundo del comic por Frank Miller y que se había entrevisto en las adaptaciones de Tim Burton. Ya en Batman Begins (2005) hemos comprobado que Nolan no perdió el pulso narrativo y ahora todavía menos, ya que parece que firmará directamente el guión junto a su hermano Jonathan, firme colaborador desde los inicios de su carrera como comprobaremos al final. Repetirán Christian Bale (sólido Batman), Michael Caine (Alfred), y Heath Ledger será The Joker, uno de los malvados de turno.
Pero la piedra filosofal que permitirá adentrarnos en su universo sigue siendo The Prestige. Para entender bien esta película y su atractiva estructura de cajas chinas hay que prestar mucha atención a las imágenes iniciales y a un texto que intento reproducirles fielmente (extraído de su doblaje al español). Las primeras imágenes, en absoluto silencio, son un campo sembrado de chisteras sobre las que la cámara hace una elegante panorámica. Poco después, suena una voz (parece que puede ser la de uno de los dos magos) que susurra: “Quiero que estés atento”, y fundiendo a negro hay un cambio en las imágenes que alternan una explicación que Cutter/Michael Caine hace a una niña (todavía no sabemos su identidad) y las del truco final que pone fin a la vida de Robert Angier/Hugh Jackman, y una nueva voz que ahora podemos identificar con Cutter: “Todo efecto mágico consta de tres partes, o actos. La primera parte es la presentación: el mago muestra algo ordinario, una baraja de cartas, un pájaro o una persona. El mago no exige, os puede invitar a que examinéis para que veáis que no hay nada raro y todo es normal, pero claro, probablemente no sea así. El segundo acto es la actuación. El mago, con eso que era ordinario, consigue hacer algo extraordinario. Entonces, intentaréis descubrir el truco pero no lo conseguiréis, por que en el fondo no queréis saber cuál es. Lo que queréis es que os engañen, pero todavía no aplaudiréis. Que hagan desaparecer algo no es suficiente, tienen que hacerlo reaparecer, por eso todo efecto mágico consta de un tercer acto. La parte más complicada de este acto es: EL PRESTIGIO.”
Nolan tomó como punto de partida una estupenda novela de fantasía/ciencia ficción que se titula El prestigio (1995) y que firmó el británico Christopher Priest. Mucho más conocido en el mundo anglosajón que por estos lares, ha sido, sin embargo, traducido al español en diversas ocasiones, desde El mundo invertido (1974) a Experiencias extremas (1999). Priest ganó el World Fantasy Award por El Prestigio y no es extraño que interesara a los hermanos Nolan. De la novela hacen una concienzuda depuración, aunque no resulta muy extensa en páginas, sí lo es en el periodo temporal que en el filme queda mucho más comprimido. Si en la novela la acción alcanza el presente, en la película transcurre únicamente en los inicios del siglo XX. Dos magos se enfrentan por conseguir el truco definitivo y todo parece valer para los ambiciosos Alfred Borden/Christian Bale y Robert Angier/Hugh Jackman.
Lo que más llama la atención es que los hermanos Nolan quieren convertir su película en una auténtica representación ilusionista. La clave está en esas primeras palabras suavemente recitadas “Quiero que estés atento”. El mago es el director (y el guionista, en este caso) capaz de ir marcando lo que debes ver, lo que debes sentir, capaz de engañarte para conseguir una máxima sorpresa. Aunque creas saberlo, habrá una última vuelta de tuerca…Cine, magia, ilusionismo y ciencia (el personaje de Nikola Tesla/David Bowie es rigurosamente histórico)* son los elementos con los que se debe construir el mejor cine de entretenimiento, eso parece querer decirnos Christopher Nolan. Lo difícil es cerrar bien el último acto de la representación, y por el momento, se ha logrado…
Continuando con el retroceso, Nolan estrenó en el año 2005 Batman Begins. En ella contó con Christian Bale (Batman), Michael Caine (Alfred), Gary Oldman (Jim Gordon) y Liam Neeson (Henri Ducard). Sus preferencias por la elección de solventes actores británicos y la capacidad para llevar la historia a su terreno hacen que esta entrega sobre el personaje creado por Bob Kane trascienda la mera película de superhéroe y con elementos del cine aventurero y de la serie B de los años treinta, construya una hábil reflexión sobre la responsabilidad y la ética, así como la fina línea entre realidad y ficción que nos hace siempre vulnerables a un estado próximo a la psicosis o a la doble personalidad más o menos oculta. Los dos clásicos elementos opositores (los “buenos” y “malos” de siempre), aunque terminan por definirse al final, oscilan en el punto de vista del espectador, tanto como para ir más allá de un mero ejercicio infantil. Aspecto, este último, que pugna por salir del poco recomendable David S. Goyer, “especialista” en adaptar comics al cine y cuya colaboración como creador del argumento y co-guionista (junto a Christopher Nolan) amenazan continuamente este espectáculo. Nolan tuvo que someterse a la lógica de una superproducción que tuvo incluso una versión IMAX. No colaboró con sus habituales Jonathan Nolan (en la escritura), o David Julyan (banda sonora), presentes desde los primeros años y recuperados en The Prestige.
Pero su primer contacto con el cine producido desde Hollywood se había producido en el año 2002. Se requieren sus servicios para dirigir Insomnia un remake de una producción noruega del año 1997, titulada del mismo modo, y que habían firmado el guionista Nikolaj Frobenius y el director Erik Skjoldbjærg. Estamos ante la película menos personal de Nolan, aunque no carece de interés y de un tono alucinado que, sin duda, le atrajo desde el principio. El guión de la versión americana fue adaptado por Hillary Seitz, trasladando la acción de este thriller con psicópata al verano de Alaska, un lugar muy adecuado para un detective con serios problemas para conciliar el sueño (aspecto, éste, que mucho tiene que ver con su sentido de culpabilidad y el pasado). Lo cierto es que por el tema (afín a sus inquietudes) y por el lujoso reparto (no son británicos, pero sí de primera fila), Nolan se desenvolvió bien con Al Pacino (el detective Will Dormer), Martin Donovan (Detective Hap Eckhart), Robin Williams (Walter Finch) y Hilary Swank (Detective Ellie Burr).
Memento (2000) fue su segundo largometraje. Protagonizada por Guy Pearce (Leonard), Carrie-Anne Moss (Natalie), y Joe Pantoliano (Teddy Gammell). A pesar de ser una película independiente y de bajo presupuesto fue nominada a numerosos premios. Partía del cuento “Memento Mori” de Jonathan Nolan, su hermano, y recibió una nominación a los Oscar por mejor guión, una nominación a los Globos de Oro, y fue homenajeado por los Críticos de Los Ángeles y los Broadcast Film Critics. También ganó el premio Waldo Salt para guionistas en el Festival de cine de Sundance de 2001. ¿Por qué despertó tanto revuelo este filme de un joven británico casi desconocido? Nolan está todavía lejos de la madurez de The Prestige, pero su truco, su juego malabar es ciertamente arriesgado. Tanto que el castillo de naipes, duramente construido, se acaba por derrumbar, y el tercer acto (“el prestigio”) fracasa. Pero el proceso y la idea son subyugantes. Imagínense a un personaje que no puede recordar nada, excepto lo ocurrido antes de la violación y asesinato de su mujer. Bueno, ya he mentido, sí puede recordar un breve lapso temporal, pero inevitablemente se va borrando. Para intentar evitar los lapsus de su cerebro va tatuando, escribiendo, los sucesos que le parecen importantes en su propio cuerpo, único espacio que ha de terminar por hacérsele evidente. Si esto ya resulta difícil contarlo en imágenes convincentes, Nolan lo complica todavía más invirtiendo el sentido de la narración tradicional, navegando en el sentido opuesto a la corriente. Dentro de cada salto al pasado el tiempo transcurre en el sentido adecuado, pero cada uno nos lleva desde la resolución, planteada al principio, a las causas que provocaron los hechos. Por definición, el suspense, el misterio está cauterizado, pero el director logra mantener el interés en una suerte de malabarismo que fracasa, pero nos llena del sentido de la maravilla, de lo inesperado. Mucho tienen que ver su director de fotografía Wally Pfister (al que le seguirá siendo fiel en el futuro) y la música de David Julyan, sutil, eficiente y sugerente. Christopher Nolan está reinventando el thriller, lo está recargando de inquietud y misterio. Para ello, no sólo utiliza las historias sino que desarticula las estructuras narrativas tradicionales y cada vez ha ido perfeccionando más sus “trucos” de cineasta.
No era fácil prever que Dooblebug (1997), y Following (1998) fueran los orígenes de un brillante director de cine. La primera es una muestra algo torpe de humor negro (en blanco y negro) de tres minutos que tiene la habilidad de proponernos un cuento de resonancias kafkianas y de adelantarnos parte de las obsesiones de Nolan al crear una auténtica caja china con sorpresa final. La segunda, nos indica que el joven estudiante de literatura inglesa en la University College de Londres, ya entonces obsesionado por la cámara Super 8 de su padre, podía tener alguna posibilidad. Following contiene 69 minutos de inquietud, mal narrados y discretamente interpretados, pero en los que ya pone en práctica una fórmula presente en el final/inicio de nuestro recorrido. Aquí, nos topamos con Bill (Jeremy Theobald), un escritor en crisis que un día comienza a seguir a la gente. No lo hace por voyeurismo, sino por curiosidad, por conocerlos mejor. Pronto esto se convierte en una obsesión y debe ponerse reglas a sí mismo, como elegir a las personas al azar o no seguir a la misma persona dos veces. Pero las reglas están para romperlas. Y es así como conoce a Cobb (Alex Haw), un ladrón de casas que cambiará su vida para siempre. Por supuesto, el final no se lo esperan, pero deberán estar atentos hasta que el mago haga su truco final…
El obligado final de esta regresión sería darles detalles sobre sus trabajos en Super 8 o si me apuran de su nacimiento, pero insisto en que su final es, en realidad, su principio. El Christopher Nolan que nos debe interesar nació en The Prestige. No se dejen despistar por el mago.
“Quiero que estés atento”…
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Roberto Sánchez
* Y Tesla era, claro está, de verdad. Nikola Tesla fue un inventor serbio nacido en Similjan, Croacia (entonces Austria-Hungría), en el seno de una familia ortodoxa serbia, el 10 de julio de 1856. Falleció en Nueva York EEUU, un 17 de enero de 1943. Fue físico, matemático, inventor, e ingeniero eléctrico. Se educó en Graz y después en Praga, donde estudió ingeniería eléctrica. En 1881 viaja a Budapest para trabajar en una compañía de telégrafos norteamericana. Al año siguiente se traslada a París para trabajar en una de las compañías de Thomas Alva Edison, donde realizó su mayor aporte: la teoría de la corriente alterna en electricidad, lo cual le permitió idear el primer motor de inducción en 1882. En 1884 se traslada a Nueva York, creando su propia compañía en 1886, tras romper con Edison. Tenía instalado su laboratorio en la calle Houston en Nueva York. En 1887 logra construir el motor de inducción de corriente alterna y trabaja en los laboratorios Westinghouse, donde concibe el sistema polifásico para trasladar la electricidad a largas distancias. En 1893 consiguió transmitir energía electromagnética sin cables, construyendo el primer radiotransmisor (adelantándose a Guglielmo Marconi). Ese mismo año en Chicago, se hizo una exhibición pública de la Corriente Alterna (AC), demostrando su superioridad sobre la Corriente Continua (DC) de Edison. En las cataratas del Niágara se construyó la primera central hidroeléctrica gracias a los desarrollos de Tesla en 1893, consiguiendo en 1896 transmitir electricidad a la ciudad de Búfalo. Con el apoyo financiero de George Westinghouse, la corriente alterna sustituyó a la continua. Tesla fue considerado desde entonces el fundador de la industria eléctrica. En 1891 inventó la bobina que lleva su nombre. En su honor se llamó Tesla a la unidad de inducción magnética en el Sistema Internacional de Unidades. Cuando murió, el Gobierno de los Estados Unidos intervino todos los documentos de su despacho, en los que constaban sus estudios e investigaciones. Aún no se han desclasificado dichos documentos.
Nikola Tesla ideó un sistema de transmisión de electricidad inalámbrico, de tal suerte que la energía podría ser llevada de un lugar a otro mediante ondas. Dicho sistema se basaba en la capacidad de la ionosfera para conducir electricidad, la potencia se transmitía a una frecuencia de 6 c/s con una enorme torre llamada Wardenclyffe Tower, para valerse de la Resonancia Schumann como medio de transporte; se sabe hoy en día que ésta era de 7.83 c/s y no de 6, lo que explica la gran necesidad de Nikola Tesla de usar enormes potencias para sus experimentos. En los últimos años muchos son los que han intentado seguir su legado, pero es una tarea difícil, ya que no existen apenas documentos. Se le ha relacionado en más de una ocasión con la explosión ocurrida en Tunguska (Siberia). Cuentan algunos de sus biógrafos que le dijo a un amigo, que hizo una expedición al Ártico, que le saludaría con un destello de luz. El mismo día en que iba a llevarse a cabo dicho aviso se produjo la misteriosa explosión en esta zona de Rusia. Es archiconocida su enemistad con Thomas Edison. A pesar de que éste le dio trabajo cuando Tesla llegó a París sin ofrecer demasiadas garantías, la fuerte personalidad de ambos hizo que se separaran. Edison propuso que la silla eléctrica emplease corriente alterna (desarrollada por Tesla) en lugar de corriente continua -de la que él era el impulsor- para así dar mala fama al invento del europeo... Se dice que Nikola Tesla no hacía planos, sino que lo memorizaba todo. También se dice que sólo dormía 3 horas al día.
(Extraído de la Wikipedia)
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