SAN SEBASTIÁN 2003

 

 

San Sebastián me recibe el miércoles 17 de septiembre de 2003, el día anterior a la inauguración.


Llego a Donosti. Chazz Palmintieri, que iba a presidir el jurado, se disculpa con sólo dos días de antelación. La boca infinita de Julia Roberts me sonríe desde el monitor del autocar. Un sindicato vasco organiza una huelga de empleados en el hotel María Cristina, donde se alojan los invitados. Una señora mayor atropellada yace inconsciente en la calzada del Bulevar. La sala de prensa del Kursaal vuelve a arder en idas y venidas. Se retira el sol del puerto y La Concha duerme ya, arrullada por el estruendo lejano de una nueva victoria de la Real en Anoeta.


El jueves 18 empieza el maratón.

Un documental cubano: Suite Habana. Sobria y emotiva, sin diálogos y con una banda sonora rotunda. Película que presenta la vida cotidiana de varios habitantes de la ciudad, para terminar mostrándonos sus respectivas salidas nocturnas de la rutina. La estatua de Lennon en El Vedado, con su custodia permanente para evitar que le roben las gafas, abre y cierra el film, que decae en ocasiones, pero resurge con fuerza en todas ellas. Grabada en vídeo digital, huye del recurso a la entrevista para mostrar la vida en La Habana mediante las acciones de los protagonistas, reflejando sus estados de ánimo. Jineteras, corrupción, gusanera, celulares... quedan fuera para mostrar La Habana popular, "la más representativa pero la menos representada", según su director, Fernando Pérez, que ha pretendido huir de la propaganda o de la crítica al régimen, para mostrar "la complejidad" de Cuba, a través de "la tristeza, la ternura, la ilusión" y "las pequeñas cosas". También le dio tiempo al realizador para citar dos frases importantes, la primera de John Lennon: "La vida es eso que pasa mientras estamos ocupados en otras cosas" y "Vemos las cosas no como son, sino como somos".

Julio Medem explica en el diario Gara que su película sobre el conflicto vasco "huye de la confrontación". Pero ya están todos los "demócratas" intentando conseguir lo contrario. Garzón ensaya un nuevo número de malabarismo, ordenando la detención inmediata de Osama Bin Laden y a las ocho de la tarde, como casi todos los días, los nacionalistas radicales correrán su particular San Fermín interminable delante de la policía vasca.

Una sencilla película argentina en torno a un viejo boliche tanguero, Bar El Chino, una apología del empresario judío bastante mala, Supertex, y una tontería del antes interesante James Ivory, Le divorce.

Un donostiarra cincuentón me paró en el puente de la Zurriola; apoyando su índice en mi camiseta recitó: "Encarnao, amarillo y morao, los colores de la bandera republicana". Y con el puño en alto dijo: "Viva la República". Viva.

Viernes 19. The station agent (Vías cruzadas), sobre la vida de un enano, resulta muy bien tratada. Cine independiente americano en súper 16. Ayer, el equipo de Bar El Chino dialogó con los espectadores. Hoy, el de The station agent ofrece una rueda de prensa humorística y entrañable.

Noticia del día: acuerdo entre los departamentos de cultura y hacienda del Gobierno Vasco. 2.500 millones de pesetas para el audiovisual en 2004. Unos pinchos en el María Cristina durante la presentación del ciclo magrebí. Veo Vivre au paradis, película argelina de los 80 sobre un suburbio parisino durante la descolonización: muy buena. Y El misterio Galíndez, bienintencionada pero rematadamente mal dirigida.


Martes 23 y anteriores. Escribo sentado en los salones del hotel María Cristina. Llueve sin parar y José Coronado se fotografía fuera con los huelguistas. Eduardo Noriega espera en el hall. Acabo de ver un interesante documental sobre la obra de Chillida y sigo inmerso en lo vasco. Después un torpe documental de Silvia Munt sobre la rusa Gala, mujer única, voraz y paradójica. Amó con intensidad extrema a hombres tan débiles como geniales, eligiendo el segundo plano para potenciar con su personalidad rotunda la creatividad ajena.


Miércoles 24. Estoy en el Kursaal esperando que empiece Veronica Guerin (sobre una periodista asesinada por denunciar a narcotraficantes; a mitad de proyección uno desea que la maten de una vez. Película plana, prescindible y sin ningún atisbo de espíritu o de originalidad), tras asistir a la rueda de prensa posterior a la magnífica Te doy mis ojos. Llorando todo el rato, me he pegado. Ha merecido la pena el madrugón. Aun con el excesivo contraste en la actuación de los dos actores principales -excelente- y la del resto -forzada y mediocre-. In this world, sobre la agónica travesía de dos adolescentes tercermundistas, muy dura y pesada. Travail d'arabe, en clave de comedia antirracista, sólo bienintencionada.


Más sobre el período del 19 al 24:

Nicotina, una tontería mexicana alrededor del tabaco. Wenn der Richtige Kommt (Cuando llegue mi hombre), película suiza sobre el amor entre una limpiadora y un guardia de seguridad, sensible y tierna. Un sueño argelino, documental sobre el director de un periódico argelino durante la descolonización, judío y comunista, testimonio imprescindible, impresionante y conmovedor, con coloquio posterior con el director. La coreana Primavera, verano, otoño, invierno y primavera, taoísta, preciosa, emotiva. El reestreno de El espíritu de la colmena, tan críptica como hace 30 años...

Uzak, plomizo ensayo sobre la soledad, con dos primos turcos que chocan al convivir.

Y La pelota vasca. La piel contra la piedra, magnífico documental de Medem sobre el diálogo, a favor de Euskadi y contra el PP. Mientras dura el conflicto del que trata la película, el PNV (nacionalista y conservador) suele tener más razón que el PP (nacionalista y conservador). De todos modos, si acaba ganando la batalla cualquiera de los dos (en una supuesta era post-ETA)... menudo panorama: nacionalista y conservador.

En su crítica del 23 de septiembre en El País, Haro Tecglen termina con esta frase: "No dejo de rechazar la confusión que siembran en esto el lamentable partido popular, el fastidioso partido socialista". En ese mismo periódico de la órbita del PSOE, la corriente dominante es contraria al filme. Se le acusa de "aparente y engañosa falta de criterio político" para afirmar de ella que es "nacionalista" por estar "muy poco presentes" las víctimas de ETA. Pero la película ni es neutral (ninguna puede serlo: aboga por una postura política clara, el diálogo entre asesinos "legales" e "ilegales"), ni es terrorista (como se le acusa veladamente, llamándola nacionalista): entre otras cosas pone en evidencia a Felipe González y a los amenazados profesionales. Para el gobierno español y sus voceros del PSOE, en este asunto, o bebes leche pasteurizada de la cabra de la Legión o eres un asesino sin escrúpulos.

Family, una serie de televisión de Michael Winterbottom de cuatro capítulos con padre maltratador. Muy interesante y bien resuelta.

Reconstruction: película danesa que muestra la intensa, difícil y laberíntica relación entre una mujer casada y su nuevo joven amante. Nos habla de la condena de la fortuna, del amor, del azar y del dolor que producen, y de la dificultad de optar por amar a una sola persona. Con una narrativa que hace honor al título, y con una dirección artística que va de la sensibilidad extrema al esteticismo hueco. Si se logra la identificación con la trama de estructura onírica, muy interesante de ver.


Jueves 25. El crepúsculo rojo, francoargentina, inverosímil, tonta. Con esa Marisa Paredes pagada de sí misma. El María Cristina y su terraza vuelven a repetirse.

Soñadores, de Bernardo Bertolucci, lejos del genio de los setenta, pero estimable aportación sobre las relaciones sexuales y humanas de tres jóvenes en mayo de 1968. En la ciudad, de Cesc Gay, que entrecruza las vidas de varios barceloneses que pronto llegarán a los cuarenta. Realizada con gusto. Y por fin, Viejas, deliciosa película rusa sobre un pequeño grupo de ancianas que sobreviven en un pueblo apartado, y la llegada de una familia musulmana.

Viernes 26. Miedo a disparar, película alemana bien resuelta sobre un joven objetor que se enamora de una chica difícil. Momentos muy buenos, incluido el final. Héroe, de Zhang Yimou: mucho efectismo y poca efectividad. Mucha lucha y poca chicha. Atrás el genio del primer Yimou.


Sábado 27. Noviembre, de Achero Mañas está bien dirigida, trata sobre el imprescindible tema del compromiso y la utopía, bien actuada, bien montada. Resulta irregular, sobre todo por la forzada aparición de actores consagrados en el papel maduro de los jóvenes protagonistas. Se ha dicho de ella que es simplista, pero también se puede leer como una gran metáfora social. Habiendo visto otras propuestas críticas con el sistema en este mismo festival, que cinematográficamente resultaban nefastas, hay que reivindicar esta película como una obra en parte fallida, pero completa. ¿Ingenuidad u homenaje? ¿Arte como transformación o como regodeo? Apuesto por Mañas. Como por Bollaín, Medem, Winterbottom, incluso Bertolucci. No por Costner o por ciertos franceses y argentinos que se rascan el ombligo para sacar siempre la misma roña.

Encuentro con el protagonista de la ecuatoriana Fuera de juego: me invita a una fiesta ecuatoriana para esta tarde. Una película rodada en mini-DV que refleja con claridad la situación desesperada de la población ecuatoriana, tras los estragos de los gobiernos de los últimos años.

Open range, de Kevin Costner: una de vaqueros, sin nada especial. Parece que todos actúan sin ganas. Robert Duval, todo el rato sacando la lengua, no transmite nada. Está viejo y demasiado fondón para que nos creamos una mierda. Bah. En la rueda de prensa, todos muy contentos con la película -los que preguntan y los que responden-. Bueno. En principio parece un buen tipo, Costner: defiende nadar contracorriente, manteniendo principios morales, ser valiente... Pero no define en concreto qué principios. "Las películas nos enseñan cómo ser héroes, tomar partido. Estamos con el perdedor". "Se tiene que parar al que progresa engañando". "El western lo soluciona". (Ya sabemos cómo). Y luego: "No intento dar mensajes. Quiero entretener". De mal en peor: ve la seguridad mundial desde el punto de vista del viajero occidental... que no puede recalar cómodamente en algunos puntos conflictivos.

Al final, mejores actores los de Te doy mis ojos (merecido)y mejor película la alemana Miedo a disparar. También está bien, pese a que no le gustó nada la decisión a los críticos. Es una película de consenso, ninguna obra maestra, pero correcta. Y se acabó. Muchas películas se quedaron sin ver, como la brasileña O homem que copiava, situada en un barrio obrero de Porto Alegre, al sur de Brasil, o la danesa Arven (mejor guión), o la inglesa Girl with a pearl earring (mejor fotografía). Pero qué le vamos a hacer.

 

Antonio Tausiet

Más información sobre la edición 2003 del Festival de San Sebastián:
http://www.sansebastianfestival.ya.com/2003/es/index.htm

 

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