Yo sí que cené unas cuantas noches

Festival Internacional de Cine de San Sebastián (2006)
Edición número 54

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Es sabido que el tantos años director del certamen donostiarra, Diego Galán, siempre lamentó que el bueno de Jack Lemmon no pudiera saborear la famosa cocina de la bella Easo. A mí nadie me dedicará libro alguno, pero me congratulo de haber saboreado unas buenas cenas como colofón de unas muy gratas jornadas pasadas a orillas de la Concha. No pisé ninguno de los santuarios gastronómicos, pero mi prima es cocinera profesional y no veáis como se las arregla en casa.

Pero esto ocurría tras la jornada de proyecciones, tampoco demasiadas, un promedio de tres diarias. La edad y lo que ello conlleva físicamente me impiden apuntarme a más, pero menos da una piedra.

Lo primero al llegar al palacio de congresos es hacerse con la programación y negociar lo de las entradas si, como era mi caso, no estás acreditado. A veces ves lo que quieres y otras muchas lo que puedes. No me puedo quejar en el balance final: curiosamente acabé viendo casi todas las que merecieron un lugar en el palmarés. Por ejemplo, las dos ganadoras ex-aequo.

La película francesa, Mon fils à moi con Natalie Baye al frente, creo que no merecía el premio, aunque el de la actriz sí me parece correcto. Pero presidía el jurado la Moreau, así que...

Niwemang (Half Moon), la kurda, es posible que llegue a estrenarse, aunque la doblarán, y entonces veremos qué queda. Me pareció muy interesante aunque va de más a menos. Empieza como una “road movie” y acaba siendo un cuento de las mil y una noches. La fotografía es extraordinaria y es de las que gustan en los festivales.

Ya sabía que la de Beethoven (Copying Beethoven) iba a llegar enseguida a Zaragoza, pero era a las nueve de la mañana, y mejor ver una en versión original que no ver ninguna. Y bien que me congratulé, porque disfruté de verdad. No será lo mejor que se vea en el año, pero sí de las más atractivas. Y a la postre uno recuerda sobre todo lo que entra por los ojos. Efectista, por qué no, pero qué película medio biográfica no lo es. ¿No triunfó el Amadeus de Forman, y no era sino una elucubración mental de Schaffer? Además, oír a Ed Harris, además de admirar su encarnación del genial sordo, fue todo un regalo. Si no gana el oscar le faltará poco. Hasta la sosita de la Kruger está bien, por no hablar de lo guapa que es, que la vi en la rueda de prensa y lucía de verdad

También vi la que ganó el premio de Horizontes Latinos, Los doce trabajos. Una obra modesta, de un director brasileño, que cuenta el vivir cada día de un joven de Sao Paulo, que empieza a trabajar como recadero en moto. Se inspira en los trabajos de Hércules, y él mismo se llama Heracles, para que quede más claro. Simpática, pero poquita cosa.

De las demás, muy interesante y realmente divertida la última de Tom Dicillo, Delirious, con un Steve Buscemi arrollador. Es ligera pero muy recomendable y atractiva.

Vi también una noruega sobre la pedofilia, Hijos, tremenda. Dudo mucho que nos llegue, ya que es políticamente incorrecta: todos dan sus razones, incluido el pedófilo.

Una argentina me demostró que también por allí las hacen mediocres y las tres españolas me dejaron un sabor más bien agridulce. A ver: la primera fue Bosque de sombras, primer largo de Koldo Serra, un chico vizcaíno que hace unos años ganó el festival de Jóvenes Realizadores de nuestra ciudad, un tipo pequeñito que subió a recoger el premio que le daba Luis Larrodera vestido como si fuera un enemigo, con una falta de respeto absoluto a nuestro festival. No se me había olvidado el ciudadano y va y me lo encuentro en el Kursaal alucinado por su éxito y presumiendo de bilbaíno. En fin, disculpad la digresión, pero es que me molestó que fuera de contracultural y pasota, aunque tanto aquel corto como este largo tienen subvenciones oficiales por un tubo. La película, Bosque de sombras, es bilingüe y se beneficia de la presencia de un gran Gary Oldman y del inglés que protagonizaba Stoned, además del siempre ajustado Lluís Homar. Me pareció un buen ejercicio de dirección con un argumento de terror demasiado inspirado en Deliverance y Perros de paja. Va de más a menos, pero funciona.

La segunda, Lo que sé de Lola, está hablada en francés en un noventa por ciento. La idea está bien, a medio camino entre El coleccionista y Átame, sobre un voyeur. No me produjo ni frío ni calor. Se deja ver pero no va a gustar ni al público ni a la crítica.

Peor fue lo Las vidas de Celia, última de las españolas. Antonio Chavarrías cuenta una historia vulgar de forma enrevesada, como si fuera un guión de Iñarritu, y le sale un filme feo de ver, sin originalidad, que se imagina uno enseguida lo que va a suceder, con más intención que resultados. En mi sesión, tibios aplausos. En la oficial, creo que hubo palmas y pitos. Por la noche me saludó en la calle Fernando Tielve, que iba de acompañante de Aida Folch –vaya suerte la del chaval–, le dije mi opinión y él me comentó que ya le había llegado al director el soplo de cómo había ido la cosa.

Al día siguiente saludé a la Nimri en el Acuario, pero no le comenté mi opinión, por si acaso. Además, que no hay confianza.

No creo que se estrene comercialmente, aunque la Filmoteca seguro que la acaba recuperando. Pero estuve en la sesión en la que Elías Querejeta presentó como guionista y productor, Noticias de una guerra, una muy interesante producción sobre la del 36, a base de noticias que en su momento se dieron en los informativos. Hay mucho material inédito y se ha montado como una película de planteamiento, nudo y desenlace. Buena, en verdad.

Más información en: www.sansebastianfestival.com

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Fernando Gracia Guía