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LA INCINERADORA

revista de opinión cinematografica
número 7

 

 

ESTRENOSOTROS

Antonio Tausiet desface entuertos gigantes como molinos

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La gran aventura de hacer una película
(La gran aventura de Mortadelo y Filemón, 2003)

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La relación de Mortadelo y Filemón con la gran pantalla viene ya de muy lejos. En 1971 se estrenó en todos los cines de España el largometraje de animación por episodios "El armario del tiempo", cosechando un gran éxito y reestrenado con asiduidad (en 1969 y 1970 se habían realizado también otras recopilaciones de cortometrajes para el cine, tituladas Primer y Segundo "Festival de Mortadelo y Filemón" -ver capítulo de Alfons Moliné al respecto en este libro-). Pero la aventura de llevar los personajes al celuloide encarnados por actores de carne y hueso no se ha llevado a cabo hasta 2003. (Si exceptuamos la versión no autorizada dirigida por Fernando Fernán Gómez en 1970: "Crimen imperfecto", y protagonizada por los detectives Salomón y Torcuato, encarnados por el propio Fernán Gómez y José Luis López Vázquez).

El proyecto nació de la inquieta mente de Javier Fesser, un realizador que había elaborado más de 150 anuncios para la televisión y que contaba en su haber con dos cortometrajes multipremiados: "Aquel ritmillo" (1994) y "El secdleto de la tlompeta" (1995). Junto con el productor Luis Manso, Fesser se estaba labrando una carrera exitosa, culminada hasta entonces con su largo "El milagro de P. Tinto" (1998). Otros de sus proyectos han sido un festival de cine en Internet ("Notodofilmfest"), una miniserie de cortos también destinados a la Red: "Javi y Lucy", y la serie de televisión "Gomaespuma", trece capítulos protagonizados por marionetas e impregnados del peculiar humor del dúo cómico radiofónico del mismo nombre. Precisamente uno de sus integrantes (el otro es Juan Luis Cano) es Guillermo Fesser, hermano de Javier, con quien firma el guión de "La gran aventura de Mortadelo y Filemón" (2003).

En todas sus producciones, Javier Fesser había demostrado que navegaba con soltura en las difíciles aguas del humor absurdo, por lo que a priori era el director más indicado para llevar a los dos torpes agentes al cine. De hecho, muchos de los que le seguíamos desde sus comienzos veíamos golpes de humor en sus audiovisuales al más puro estilo Mortadelo.

Partiendo del recuerdo de las historietas de Ibáñez, los dos hermanos escribieron una aventura nueva, intentando mantener el espíritu de los personajes. Para la importante aportación gráfica contaron con Toni Galindo, quien les diseñó la cartelería y todo lo relacionado con el lanzamiento publicitario, y con J. Francolí para el storyboard.


Reciprocidad cómic-filme

Aunque, como decimos, el guión de la película no se basa en ninguna historieta anterior concreta, hay referencias específicas repartidas por todo el metraje. Vemos, por ejemplo, el destartalado autocar "El avión", el cartel "Visite Tirania" y la aparición estelar de Rompetechos, que ya figuraban en "El sulfato atómico". Esta es la aventura que más presente se hace al espectador cuando contempla el film: al fin y al cabo se trata del robo de un invento del Profesor Bacterio por parte del dictador de Tirania, que Mortadelo y Filemón han de recuperar tras conseguir entrar en ese país.

Los dos superagentes destrozan el deportivo del Súper -en el que suena el Porompompero de Manolo Escobar- como en "Chapeau el Esmirriau", utilizan la misma entrada secreta con farola de "El caso del bacalao" y despiertan con similares artefactos a los que muestra "Safari callejero". También se reproducen otros gags como el del Súper montando un caballito de juguete en privado ("La caja de diez cerrojos") o inventos del Bacterio como el Transformador (también llamado Transmutador) meteorológico ("El estropicio meteorológico") y La máquina de copiar gente (del álbum del mismo nombre). Otras referencias tomadas por la película del cómic son el zapatófono (antepasado del teléfono móvil que ya usara el Superagente 86 televisivo) y los característicos detalles "de fondo" como un esquimal paseando, un chimpancé arrastrando un carrito por un paso de cebra, un "seiscientos" como coche de policía...

La participación de Francisco Ibáñez en la película se limitó a mantener una relación cordial con los responsables, que le iban informando de la evolución del rodaje, e incluso le entregaron el guión previamente para que hiciese correcciones si lo consideraba oportuno. En un principio, a Ibáñez le pareció "muy pesado", e introdujo algunos gags. El aspecto de los dos protagonistas le convenció, pero no así ciertos extremos de la trama que no concordaban con el espíritu originario de sus "hijos". Javier Fesser reivindica el papel de Filemón como perdedor con el que identificarse, mientras que Ibáñez califica sin rodeos a sus dos detectives como "malas personas" que "venderían a su propia madre". Pese a las divergencias de postura, en la redacción definitiva del libreto se mantienen esas referencias "humanizadoras", muy alejadas del "humor por el humor" que caracteriza a Francisco Ibáñez. Aunque, tras la visión de la película, Ibáñez declaró: "Está conseguidísima y estoy muy satisfecho".

La historieta "¡El estrellato!", realizada por Ibáñez a raíz de la existencia de la película, incluye a su vez referencias a detalles nacidos de la mente de los guionistas, como el DDT (Desmoralizador De Tropas), el derrumbe del edificio de "13, Rue del Percebe", y el mosquito Gustamante, que abre y cierra el filme, animado en 3D. Rizando el rizo del "homenaje", el Transformador meteorológico es rescatado también para esta ocasión.

Ediciones B, que junto con Francisco Ibáñez cedieron los derechos de los personajes para Películas Pendelton (la productora de Fesser y Manso), publicaron también otros cuatro libros paralelos al lanzamiento de la película: "Hora 0", adaptación "novelizada" del filme, escrita por Jorge Sarto, con pliego central a color de ocho páginas; "Volumen singular", versión para niños del guión, escrita por Guillermo Fesser, e ilustrada con fotogramas del largometraje; "En carne y hueso", grueso tomo gráfico que incluye la historia de Mortadelo y Filemón, "del cómic a la pantalla", escrito por Pepe Colubi y Toni Galindo; y "La fotonovela", desbroce en más de 2000 fotogramas en formato "foto-cómic", con sus viñetas y bocadillos.


Desarrollo de la historia

La película comienza cuando el Profesor Bacterio (interpretado por Janfri Topera) intenta que funcione su nuevo invento, el DDT (Desmoralizador De Tropas, de siglas herederas del título de la mítica revista de Bruguera). Su pelea con el mosquito Gustamante acaba por provocar que el artefacto se ponga en funcionamiento. El parecido con el Profesor original está muy conseguido, como en la mayor parte de los casos.

El siguiente personaje en aparecer es el Súper (Mariano Venancio). Mientras, Mortadelo (Benito Pocino) y Filemón (Pepe Viyuela) despiertan estruendosamente en la pensión donde viven. Bacterio demuestra al Súper el funcionamiento de su cacharro pero luego el ladrón Nadiusko (Janusz Ziemniak), consigue robarlo de la caja fuerte. Los guionistas descubrieron posteriormente que el nombre Nadiusko ya había sido usado por Ibáñez en una de sus historietas. Antes, el efecto del invento ha conseguido deprimir a toda la plantilla de la T.I.A. (encarnados por José Manuel Moya, Eduardo Gómez y Pablo Pinedo), lo cual facilita el robo, con la proverbial ayuda involuntaria de Mortadelo y Filemón, que han llegado a su trabajo por fin, tras un incidente con un guardia que volverá a aparecer en el posterior desarrollo de la trama.


Mortadelo hace gala de su proverbial transformismo, disfrazándose en numerosas ocasiones a lo largo del metraje: de niño, pintor con bigote daliniano, Rambo, fotógrafo clásico, estatua, del mismísimo Filemón, negro tribal haciendo vudú, indio norteamericano y pedazo de tronco de árbol. Los efectos especiales están creados por el equipo de Raúl Romanillos, con la imprescindible aportación de los efectos digitales dirigidos por Félix Bergés, todo ello barnizado con la característica estética "Fesser" trasladada a la pantalla por el director artístico César Macarrón y el director de fotografía Xavi Giménez.

 

Tras el título de la película, que vemos después de todos estos avatares -al modo "Ibáñez" de poner la viñeta con el nombre de la aventura tras una introducción-, aparecen imágenes televisivas del iletrado dictador de Tirania (Paco Sagárzazu), que informa de su pretensión de "demolir" el Palacio de Buckingham para construir pisos, ya que el suelo urbanizable de su país está agotado por sus propias especulaciones inmobiliarias. La reina de Inglaterra manifiesta su disconformidad, y a renglón seguido el Súper niega ante las cámaras el robo del DDT.

El siguiente personaje del grupo que hace su aparición es la oronda secretaria del Súper, Ofelia (Berta Ojea). Y después, una aportación nueva por parte de los guionistas: Fredy Mazas (Dominique Pinon, habitual del director galo Jean Pierre Jeunet), un agente secreto al que se encomienda la recuperación del DDT. A Mortadelo y Filemón, por su parte, se les encarga una misión mucho más prosaica: la mudanza de los inventos del Bacterio para que no sean robados. Y en un aparte, el Súper le pide a Filemón que recupere el Santo Grial, para hacerle creer que es un gran detective (Filemón lo llama "Copa Davis").

La mudanza se va a producir a la casa de la madre de Filemón (María Isbert), que vive en "13, Rue del Percebe" (personaje tomado de esta serie de Ibáñez: la señora que alquila habitaciones; también aparecen el tendero, la portera, el caco y el gato). Pero les roban la furgoneta y se vuelven al cuartel general. Filemón consigue hacerse con un invento propiedad de Fredy Mazas, del tamaño de un mechero, que sirve para convencer a cualquiera a cumplir tus deseos, pero se lo roba el caco (Manuel Pizarro, actor casualmente del mismo nombre que el expresidente de la Caja de Ahorros de Zaragoza, vicepresidente de la Bolsa, y presidente de ENDESA...).

A raíz del robo de la furgoneta y del destrozo del deportivo (y del trasero) del Súper, Mortadelo y Filemón son expulsados de la T.I.A. Mientras, Nadiusko ofrece el DDT robado al dictador de Tirania, para que pueda invadir el mundo con sus promociones inmobiliarias sin que ningún ejército oponga resistencia.

Vemos cómo Filemón se encuentra deprimido por haber sido expulsado del trabajo, y recuerda que nunca conoció a su padre. Es el ramalazo sentimental que no está heredado de la tradición de esta historieta, como comentábamos antes. Del mismo modo que tampoco encaja de ningún modo la utilización de expresiones como "mierda, "joder", "cagar", "gilipollas", "estoy cachondo", "hijos de puta", etc., que si bien son de uso común nunca han aparecido en las viñetas, destinadas en principio a un público infantil. (No así vocablos felices como "merluzo" o "cabestro", que no son empleados con la asiduidad debida en la película). Con todo, hay que reconocer que en los últimos tiempos Ibáñez también ha utilizado un humor más escatológico, que enlazaría con el aporte de los hermanos Fesser.

A Filemón se le ocurre recuperar el DDT por su cuenta, para lavar su imagen (El Súper le ha llamado "lastre"). Entran en escena unos raterillos que les dan una pista para la localización del invento: un delincuente encarcelado que tiene los datos precisos.

En el minuto 37 aparece por primera vez Rompetechos (Emilio Gavira). Por el procedimiento de la lectura miope de un cartel (lee "Oficina de reclamaciones" donde pone "Se alquilan habitaciones") entra en el mundo de "13, Rue del Percebe" (en el que ya había aparecido en formato papel) presentando su reclamación -porque su lavadora no funciona- ante el que cree funcionario y es nada menos que la propia madre de Filemón. Rompetechos está caracterizado como un conservador recalcitrante, nostálgico del franquismo y con la mano alzada en cuanto se presenta la ocasión (lejos del cegato cascarrabias sin connotaciones políticas del personaje original). Las referencias obvias al franquismo repartidas por todo el argumento están también alejadas de lo que muestra Ibáñez en sus tiras: mientras que en las historietas de Mortadelo el ambiente reflejado está ahí por la propia pericia del autor original, quien muestra la penosa vida cotidiana de aquellos años como un elemento más que se enfatiza por sí mismo, los guionistas han introducido un barniz decadente hiperbolizado, que chirría. En este aspecto concreto no hay ninguna concordancia entre el colorido de las páginas y el pesimista claroscuro de la fotografía del film.

Entre la portera y la madre de Filemón consiguen desembarazarse de Rompetechos haciéndole caer por el hueco del ascensor (siempre en reparación). Mortadelo y Filemón logran ser encarcelados siguiendo un plan de Mortadelo. El delincuente preso resulta ser un enano apodado "Mickey el gigante" (Javier Aller), que luego se descubre que no tiene nada que ver con el robo del DDT.

Fredy Mazas atraviesa la frontera con Tirania para recuperar el invento robado, pero un militar lo retiene. (Agarrándole de la entrepierna, otro elemento alejado del humor blanco del original). Pese a todo, consigue recuperar el coche de la TIA con el DDT dentro, pero acciona por error el Transformador meteorológico (también robado) y se congela dentro del vehículo. Tanto Fredy como Nadiusko son detenidos y condenados a muerte, pero el dictador acciona el Transformador meteorológico creyendo que se trata del DDT y un rayo deja fuera de juego al verdugo Pototo.

Fredy suplanta la personalidad de Esfínter, aspirante a sucesor del tirano. Éste le enseña todas sus riquezas y Fredy ansía sucederle realmente. Realizan juntos una visita a uno de los proyectos del tirano: una gran bola de cemento que será lanzada sobre el palacio de Buckingham para destruirlo. El jefe de obra (Luis Ciges, en su último papel antes de fallecer) advierte de que la masa está aún sin fraguar, pero el dictador la lanza (por no esperar y perder dinero: metáfora del pelotazo inmobiliario) y el palacio sólo es manchado, no derruido. El Súper cree que Fredy ha muerto (quien ha sido fusilado por error es Nadiusko) y libera a Mortadelo para mandarlo a Tirania haciendo creer al dictador que es su hijo ilegítimo, y por lo tanto su verdadero sucesor, y así recuperar el DDT.

Mientras, Filemón no ha podido salir todavía de su celda, en la que está durmiendo compartiendo cama con un maleante gigantón, Elton Matraca (Andrés Gasch)... y una lata de vaselina industrial (nueva referencia fuera del contexto "mortadeliano"). Por fin, consigue fugarse a través de las cloacas y llegar hasta las inmediaciones de su actual vivienda (la de su madre). Por azar, el invento para convencer que había robado el caco, cae a los pies de Filemón por la tapa de la alcantarilla.

Fredy acude a casa de Filemón por error (cree que la anciana es la madre de Mortadelo) para liquidar a su contrincante en la sucesión de Tirania. También Mortadelo se acerca por allí a buscar a su jefe. Continúan las bromas de contenido sexual, esta vez por parte de la mujer del caco, que hace alusiones veladas al pene de su marido.

Una bomba de Fredy estalla al ser arrojada a la alcantarilla donde está aún Filemón, y la fachada de "13, Rue del Percebe" se derrumba, dejando a la vista el aspecto clásico de la serie en papel. Fredy escribe una nota en una hoja de la cartilla escolar de Filemón donde aparece un dibujo de Anacleto (personaje clásico de Bruguera creado por Manuel Vázquez). Esta referencia se ha querido ver como un deseo infantil de Filemón al respecto de que su padre desconocido fuese el propio Anacleto.

Por fin Filemón aparece y ve que Fredy se va en la furgoneta que había pasado a manos de Rompetechos (la supuesta lavadora estropeada era uno de los artefactos del Bacterio de la mudanza, La máquina de copiar gente). Así, en la furgoneta hacia Tirania van Fredy, la madre de Filemón y Rompetechos inconsciente. (Fredy le ha golpeado con el objeto fetiche del cine de Fesser: una bombona de butano).

Filemón grita al ver que se llevan a su madre: "¡Me cago en Zipi y Zape y las Hermanas Gilda!". Nuevo detalle que nunca habría aparecido en una historieta original. Estos personajes, de Escobar y Vázquez respectivamente, compartieron publicaciones durante décadas con Mortadelo y Filemón. Al respecto de Zipi y Zape, Ibáñez ha confesado que le molestaba que sus hijas los prefiriesen en su infancia a sus propios dibujos.

La misión a Tirania ya es un hecho: de nuevo en el autocar "El avión" viajan Mortadelo y Filemón, esta vez acompañados también por Ofelia. Fredy está a punto de ser nombrado sucesor. Ordena eliminar a la madre de Filemón y a Rompetechos. Entonces el tirano dice en un discurso que su sucesor será nombrado administrador pero no tendrá el poder. Fredy se enfada y le entrega el Transformador meteorológico a un ciudadano de pocas luces para que provoque el caos. Filemón usa la maquinita de convencer para que el verdugo se suicide y libera a su madre.

Los ciudadanos de Tirania que jalean a su líder bajo el balcón presidencial pertenecen a los distintos gremios de la construcción. Una pancarta reza: "Vivan las reformas", eslogan referido en este caso a la afición por la edificación del dictador. En otra se lee "A sanear", en clara alusión al personaje de Janfri Topera en "El milagro de P. Tinto".

Una serie de situaciones de enredo se suceden en el balcón, llegando a interpretar Ofelia la canción de "Netol", un jingle publicitario del franquismo sobre un producto de limpieza, mientras saca brillo a la barandilla.

Fredy y Mortadelo se enzarzan en una lucha, en la que éste va cambiando de disfraz. Al final, la madre de Filemón noquea a Fredy, mientras Filemón recoge en sus brazos al supuesto cadáver de Mortadelo. Se descubre que el verdadero hijo ilegítimo del tirano es el propio Filemón, porque tiene seis dedos en uno de los pies, como su padre. Y además aparece el Santo Grial entre los trofeos deportivos del dictador. Esto último se revela porque al darle agua contenida en la famosa copa, Mortadelo "resucita".

La madre de Filemón y el dictador (antiguos amantes de cuya relación nació Filemón) huyen juntos con maletines cargados de dinero. Pero ella provoca a su pareja un accidente de tráfico y se queda con todo.

Mortadelo y Filemón vuelven a su país en olor de multitudes, y aparecen varias portadas de revistas con las nuevas noticias: "La reina de Inglaterra felicita a Mortadelo y Filemón"; "Mortadelo y Filemón recuperan el Santo Grial"; "La madre de Filemón, viuda del tirano, recalifica la "13 Rue" y da el pelotazo definitivo" (le da uso de párking).

Entre el gentío que aclama a los héroes se ven varios de los personajes que han poblado la película, y un cartel que dice "Ibáñez president" acompañado de una de sus autocaricaturas. El gag final muestra a Mortadelo y Filemón escoltados por el Súper, que tras haberles dicho que iban a llevar a partir de ahora todo el peso de la organización, son obligados a transportar sobre sus hombros el artefacto gigante del Bacterio, presente en toda la película.

Volvemos a ver al mosquito Gustamante interpretando una canción en francés muy del gusto del realizador, que cierra la película antes de los créditos, acompañados de un tema creado para la ocasión por el exiliado argentino Andy Chango ("Mortadelo y Filemón, dos capullos en acción"). En su letra se puede oír "El viejo Mortadelo y el noble Filemón" y "No sé por qué sufre el pobre Filemón", muy en la línea de las tesis de Fesser. El resto de la banda sonora, compuesta por Rafael Arnau y Mario Gonsálvez, es interpretada por la Orquesta Sinfónica de Bratislava (Eslovaquia).

El doblaje de Benito Pocino (Mortadelo) fue realizado en algunas ocasiones por el humorista Carlos Latre, que también participó poniendo voces peculiares para "tres personajes más" (según una entrevista al propio Latre). En los títulos de crédito Carlos Latre aparece sólo en el capítulo de "agradecimientos".

Las localizaciones para el rodaje fueron la Comunidad de Madrid, el barrio del Carme de Valencia ("13 Rue" y alrededores) y la Universidad laboral de Gijón (plaza de Tirania).


Habla el realizador

El director de la película, Javier Fesser, nos da algunas claves:

Podría hablar de la clara influencia que han ejercido en mí Jeunet y Caro, los Coen, Tim Burton, Berlanga, Terry Gilliam... Pero, para qué nos vamos a engañar: donde esté Tex Avery (el pato Lucas), Chuck Jones (Correcaminos) o lbáñez (Mortadelo y Filemón), que se quiten Truffaut, Hitchcock, Gomaespuma y el Condemor.

La adoración por Mortadelo y Filemón está clara:

Soy uno de los millones de españoles que a lo largo de tres generaciones han estado incondicionalmente enganchados a las historias de Mortadelo y Filemón. Reconozco que mi infancia, mi cultura visual y mi sentido del humor no tendrían lógica explicación sin la colaboración de este par de catástrofes calvas congénitas.

Respecto a la utilización de palabras y expresiones que no aparecen en las historietas originales, Fesser comenta:

Cuando en un bocadillo aparece un rayo atravesando a un cerdo, ¿tú que te imaginas que está diciendo el personaje?


Éxito rotundo

Una vez estrenada, "La gran aventura de Mortadelo y Filemón" se convirtió en la segunda película más taquillera del cine español (después de "Los otros"), la más vista en España en el año 2003 (4.852.056 espectadores) y cosechó seis nominaciones a los premios Goya (mejores efectos especiales, dirección de producción, montaje, dirección artística, diseño de vestuario y maquillaje y/o peluquería), de los que consiguió cinco (exceptuando el de diseño de vestuario).

Posteriormente se editó el DVD, con tantos contenidos extras que necesitaron tres discos para la edición: más de dos horas de información adicional, y de regalo un repaso a la trayectoria de "Películas Pendelton", que incluye todos los cortometrajes y algunos anuncios seleccionados.

La cinta está plagada tanto de virtudes como de defectos. Entre las primeras, destacar el acierto en la elección del reparto -"¡Son ellos!", exclamó Ibáñez emocionado-. También la impecable dirección artística, tan característica de los productos Fesser, y los logrados efectos especiales. Pero adolece de un ritmo narrativo pesado y desequilibrado, introduce elementos extraños al mundo original de los personajes, y se hace por momentos absolutamente incomprensible. Con todo, el resultado final es digno, tanto de factura como de contenido, notándose claramente que los responsables del producto devoraron en su infancia los álbumes de Mortadelo y que les profesan verdadera devoción.

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Antonio Tausiet

 

 
www.tausiet.com