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LA INCINERADORA

revista de opinión cinematografica
número 7

 

 

JORNADAS DE CINE MUDO DE UNCASTILLO 2004

POR LUIS ANTONIO ALARCÓN

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Los otros: saliendo de Zaragoza capital

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Uncastillo (Zaragoza)¿Quién no puede escaparse de la ciudad aunque sea solamente durante un fin de semana? Hay que aprovechar. Así que la propuesta es salir del entorno urbano y combinarlo con el cine ya que también hay oferta fuera de la capital. Yo lo hice finalizando el mes de junio de 2004. ¿La excusa? Acercarme a las V Jornadas de Cine Mudo de Uncastillo. Se trata de un bello paraje de nuestra provincia que no solo es un enclave magnífico para disfrutar del arte románico, sino que además desde hace cinco años ofrece la posibilidad de gozar del cine del periodo silente.


Todo comenzó cuando en agosto de 2000 se le dedicó un homenaje a la actriz Inocencia Alcubierre, quien había nacido en la misma Uncastillo. Se proyectaron las dos únicas películas que se conservan de las cinco que protagonizó en los años veinte: Don Juan Tenorio (Ricardo de Baños, 1921) y La malcasada (Francisco Gómez Hidalgo, 1926). Pero además se montó una exposición fotográfica, se produjo un vídeo y se editó un libro sobre la actriz. Todo esto se completó con una conferencia acerca del cine de la época en España y la muestra de un antiguo proyector de películas. Estaba claro que el trabajo llevado a cabo y el interés puesto no podían quedarse en algo aislado sino que debía tener continuidad.


Desde entonces, todos los años se han celebrado estas jornadas dedicadas al cine mudo. Gracias a la labor de la Asociación Cultural LaLonjeta y, especialmente, a los coordinadores de esta muestra, Josu Azcona y Carmen Giménez, por Uncastillo han pasado títulos como El gabinete del doctor Caligari (Das kabinett des doktor Caligari, Robert Wiene, 1919), El Golem (Der Golem, Paul Wegener, 1920), Las tres luces (Der Mude Tod, Fritz Lang, 1921), Nosferatu (Nosferatu, Eine symphonie des grauens, F. W. Murnau, 1922), El ladrón de Bagdad (The thief of Bagdad, Raoul Walsh, 1924), El maquinista de La General (The General, Buster Keaton y Clyde Bruckman, 1926), Alas (Wings, William A. Wellman, 1927) o Un perro andaluz (Un chien andalou, Luis Buñuel, 1929). Fantástico, terror, aventuras, humor o vanguardia, muchos géneros y estilos han estado representados y han hecho las delicias de grandes y pequeños. Y nunca mejor dicho, porque está todo tan bien pensado que hasta se incluye un taller infantil. En este se enseña a los chavales diversos aspectos del cine mudo que pueden ir desde la realización de una película sin diálogos hasta la creación de aparatos precinematográficos que ya jugaban con el efecto de la imagen en movimiento.


Este año las jornadas se desarrollaron del 25 al 27 de junio y se centraron en la ciudad en el cine mudo. Como en años anteriores, se volvió a disfrutar de proyecciones con acompañamiento musical en directo a base de piano y clarinete. Una idea magnífica, ya que el llamado cine mudo nunca lo fue literalmente puesto que las películas iban acompañadas de música y en muchas ocasiones de explicadores. Esto hace que el visionado de los filmes tenga un sabor especial que no puede degustarse muy a menudo. A los pianistas habituales, Mariano y David Villafranca, se unió este año un intérprete venido de Francia. Y es que las jornadas se hermanaron con el vecino festival de Anères también dedicado al cine mudo. De allí acudió una representación que se trajo además un copia en formato cine de París dormido (Paris qui dort, René Clair, 1924), una ingenua y encantadora película difícil de ver hoy día, restaurada por la Cinemateca Francesa. La obra llevaba rótulos en francés, así que Carmen asumió el papel de explicadora para que todos aquellos que no sabemos francés nos enterásemos de lo que se decía. Tarea que por otro lado no era nueva para ella, ya que unas semanas antes estuvo en el festival francés donde se proyectó la citada Don Juan Tenorio y allí tuvo que traducir al francés los rótulos españoles.


Otro momento mágico de estas V Jornadas fue la proyección de la película de Charles Chaplin Luces de la ciudad (City lights, 1931). Más de 70 años después de su realización, pudo comprobarse que no ha envejecido absolutamente nada. La gente, de edades diversas, se reía a placer. Los niños, sentados en la primera fila del antiguo cine parroquial, disfrutaban de una manera contagiosa y algunos otros correteaban divertidos por la sala. Algo que poco antes había sucedido en el pase de una obra de otro maestro del humor, Harold Lloyd y su El hombre mosca (Safety last, Fred Newmeyer y Sam Taylor, 1923). Momentos que ya no suceden muy a menudo y que indudablemente remiten a reivindicaciones del cine cómico como la contenida en Los viajes de Sullivan (Sullivan's travels, Preston Sturges, 1941) o a tiempos pasados como los que retrata Cinema Paradiso (Nuevo Cinema Paradiso, Giuseppe Tornatore, 1988).
La vanguardia más avezada de la época también tuvo cabida en las proyecciones. De este modo, pudieron verse títulos tan interesantes como Berlín, sinfonía de una gran ciudad (Berlin, die symphonie einer grosstadt, Walter Ruttmann, 1927) o El hombre de la cámara (Cheloviek s kinoapparatom, 1929). Películas con un trabajo de montaje fundamental y en las que se ve como muchas técnicas ya se habían inventado en aquella época.


Durante estos tres días de las jornadas, se pasearon por las calles de Uncastillo personalidades como el director de la Filmoteca de Cataluña o Luciano Berriatúa, restaurador de la película Fausto (Faust, 1926) de F. W. Murnau y gran conocedor de la obra de este gran director alemán. Ambos, junto con el Festival de Anères, recibieron el reconocimiento de las jornadas por su labor con el cine mudo.
Los nervios de Carmen, Josu y otros colaboradores han merecido la pena. Se ha cumplido un año más y todo ha acabado bien. Tan solo esperamos volver el año próximo, deseando que aún se acerque más gente a disfrutar del pueblo, del cine y de las personas que por allí se juntan pues la calidad y calidez humana no es lo de menos.

 

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Luis Antonio Alarcón

 

 
www.tausiet.com