Viridiana
por Viridiana
"El señor Franco había
decidido quemar todo lo que existiera de Viridiana, pero afortunadamente salvamos el
negativo y de París lo sacamos a México. Luego intentamos darle nacionalidad,
porque era apátrida y no la querían en ningún lado. La película estaba prohibida y se
veía en lugares ocultos: en Andorra, en las fronteras, en la casa de Pepe Aguayo. Creo
que Buñuel era un genio y cuando vuelvo a verla entiendo muchas cosas de las que me
preguntaba el porqué. Don Luis no quería la Palma de oro de Cannes que teníamos
los productores-, pero se la dimos y cuando murió se la heredó a Juan Luis, el
hijo mayor, y no a Rockefeller. Juan Luis me
la dio porque es el recuerdo más bello que tengo. Yo busqué a don Luis para hacer una
película y le dijimos: don Luis, usted tiene libertad absoluta para hacer el guión que
quiera y si yo estoy bien para el personaje que haya la hago y si no, no la hago. Empezó
a escribir la historia y no era el tipo de personaje que yo haría; no me gustaba: era muy
gris, sin carácter, una mujer que fracasa en todos sus intentos, ... En el final que
pidió la censura que cambiara don Luis ella cerraba la puerta buscando el amor,
entregarse a él, pero le dijeron que no podía quedarse sola con él y que tenía que
quedarse la criada y Buñuel dijo: muy bien, que se quede a jugar a las cartas. Y yo
decía: ¡pero pobre mujer! Se cree violada por un tío y no es cierto; se cree violada
por el mendigo y no es cierto; lleva a los mendigos para hacer una obra de caridad y le
hacen un desastre con todas sus propiedades; y llega este desgraciado, se hace amante de
la criada ... ¿Cómo es posible que la rebaje usted tanto? Y decía: por fin va a ser
mujer; por vin va a tener hijos; por fin va a servir de algo esa mujer que no ha valido
para nada. Y me convenció. Pero yo luché por tener un final más digno para
Viridiana. Don Luis entregó el guión y todo lo
que estaba escrito se hizo. Decía: se toma fotografía. Y me encanta: se levanta
las faldas y toma la fotografia con esta cámara que me regaló mi papá y mi mamá.
Hizo varias reproducciones de pinturas y cuando quiso hacer La última cena le faltaban
actores para completarla y entonces agarró a la sastra, al portero del plató y a
otra persona para completar los doce apóstoles y luego los quitó y nunca nadie se dio
cuenta de que faltaba gente en esa escena. Mi sueño era ponerme a las órdenes
de Buñuel como productora y como actriz. Cuando fuimos a proponerle Viridiana
íbamos a decirle que sí a todo lo que quisiera y lo primero que dijo fue: yo soy muy
caro y cobro tanto por el guión y la dirección. Cuando vimos lo que cobraba le hicimos
un talón por el doble. Luego, otros directores pensaban que yo era inalcanzable por haber
trabajado con un genio, pero necesitaba trabajar, sobre todo porque con Buñuel no cobraba
ni un centavo y me gasté todo el dinero en sus películas. Para vender Viridiana a
los muchos que querían deistribuírla nos gastamos una fortuna en abogados, porque la
cinta no tenía papeles, ya que Franco los había quemado. Unos años después logramos la
nacionalidad mexicana.
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