Yo're de wone
Tiempos
nerviosos. El cine español vive ¡al fin de los alfines! Una de las mejores épocas de su
historia. Con ello, no queremos decir que se hagan buenas películas, pero por lo menos,
se intenta. Ch de Chorizo y ñ de Coña. A ver que pasa con el cine español. De todas formas ¿Porqué somos tan críticos con lo nuestro y tan poco con lo externo? De todos es sabido que lo nacional no es que sea algo estupendo, pero que lo que nos traen los yankies, generalmente son ensaladas de aburrimiento, que sólo se comen los tontos y que indigestan a cualquiera. Es tremendo.
Además, ya llevamos unos años que los supuestos mejores directores o al menos los más
laureados, titulan en inglés sus películas. Yo no sé. Pero supongo que si D. Benito
abriera los ojos y viera a su cuentecillo titulado The Grandfather, tal vez le sentaría
mal. Y ahora con Yo`re the one, bonita película, cierto, pero con un título inadecuado,
por mucho que la Bosch se empeñe en escribir un cuento con título inglés. Tampoco me
sirve eso de no hay traducción posible. Internacionalidad molante asumida por
una mini-minoría, que leía folletines de y libros de autores españoles con nombre
inglés, en esos años cuarenta que retrata D. Garci. Para más inri el título es
impronunciable para las vecinas del quinto. Nuestro
joven Amenabar igual. The others. Como sí titular algo en inglés fuera el non plus
ultra. Y Trueba, con la famosa película del idilio Banderas-Griffith. TO MUCH. Tremendo. Los
directores españoles parecen renunciar a veces a la cultura española. Mucho más rica
que la yanky. Cierto es que en el imaginario del público español, inculto, lerdo y
bastante poco desarrollado encasilla todos y cada uno de los títulos de cine español en
dos corrientes. Una, a castigar desde luego, la de tiempos pretéritos, que arranca desde
la Dolores, pasa por La Leona de Castilla, sigue por un la imagen de López Vázquez
y finaliza en el auge de los hermanos Ozores en la pequeña y gran pantalla. Horroroso. La
otra es la llamada de cine de transición. Aquel cine de esos que ahora se llaman progresistas,
que la verdad es que su historia mítica de fulano enfrentándose a todos los elementos
del águila imperial, ya huele un poco. Y en estos
momentos, los directores viejos y los nuevos, conforman un cine que al menos resulta
prometedor y diverso en temas y en argumentos. Hoy, más
lejos del tal Franco, los jóvenes liberados de ciertas vivencias que no debieron ser nada
agradables, se desposeen y parece que al menos se crean obras nuevas. Cierto
que siempre hay una demanda cultural a la que atender, la del tópico del chiste y el pedo
a la que caen rendidos los nuevos showmans de la posmodernidad. Aún así
por mucho sexo que haya en la pantalla seguimos siendo políticamente muy correctos. No
hacemos caso de los verdaderos grandes males, que aunque resultan endémicos de la
sociedad, alguno hay nuevos, como el tema de la globalización, por ejemplo. Los que
hacemos cortometrajes podíamos sumarnos a las protestas, aunque sólo fuera arrojando
nuestras cintas y modestas creaciones a los escaparates de los Mac Guarros. En la
actualidad el cine español hace la pelota al nuevo régimen con Solas, una película muy
sensible y buena, que hace las delicias de la familia Aznar-Botella. Y cine de enredos, y
de sospechas. Y de relaciones humanas. Y de denuncia, como la de Achero. Y otras como
Sexo por compasión. Buena y sin apenas exhibición en pantalla. Y mucho Luis
Buñuel en el recuerdo. Saura y Berlanga de eco. Pero, fantasía poca. Por no decir nada.
Cada maestrillo tiene su librillo, claro. En fin.
Larga vida al cine español. Isabel Soria. |
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