CAPÍTULO
III:
La tan ansiada legalización se produjo en Estados Unidos en 1969. Una serie de factores se reunieron creando un clima favorable para ello: el movimiento hippy, el amor libre, la guerra de Vietnam y las encendidas protestas de la juventud hacia ella, el aumento del consumo de drogas, la consolidación de los movimientos feministas y gay, etc. En definitiva, se produjo un cambio total en la sociedad de entonces al que el porno no fue ajeno. En la costa este, en Nueva York, aparecieron las primeras estrellas, como el realizador Gerard Damiano o el actor Harry Reems; mientras en la costa oeste, en Los Angeles y San Francisco, despuntaban ya directores como Alex de Renzy o los hermanos Jim y Artie Mitchell. La primera película americana porno con una estructura dramática claramente definida fue Mona: The Virgin Nymph (1970), de Bill Osco. En ella, una joven (Fifi Watson) es iniciada en el arte del sexo oral por su propio padre, con el fin de que llegue virgen al matrimonio, lo cual propiciaba una serie de escenas en las que demostraba con multitud de hombres su sapiencia a la hora de practicar una felación. La película costó siete mil dólares, y fue un éxito tan tremendo que llegó a recaudar dos millones. Pese a dicho éxito, el porno no lograría salir de unos circuitos de exhibición restringidos hasta el estreno en marzo de 1972 del que hoy es considerado el primer clásico del cine X: Garganta profunda (Deep throat),de Gerard Damiano. En ella una joven (Linda Lovelace) incapaz de tener un orgasmo acude a un doctor chiflado (Harry Reems) para solucionar su mal. Este descubre una curiosa anomalía: tiene el clítoris al fondo de la garganta; lo que le obliga a practicar la felación para poder obtener placer. El film se convierte así en una impresionante demostración de la capacidad de la señorita Lovelace para el sexo oral; de hecho, se iba a titular en principio The doctor makes a house call, pero los productores decidieron cambiarlo al comprobar las habilidades bucales de la protagonista. El éxito fue apoteósico; costo 24.000 dólares, y sólo un año después de su estreno había recaudado más de seis millones. Linda Lovelace se convirtió a sus 21 años en la primera estrella del porno, apareciendo en revistas como Newsweek, Time y Playboy; a ello contribuyó su actitud desinhibida y sus declaraciones provocativas, como por ejemplo, "los tíos americanos desean que se la chupen, y yo vivo en América, entonces para mí es importante aprender a hacerlo lo mejor posible". Posteriormente, sin embargo, su carrera resultó totalmente irrelevante y no obtuvo ningún éxito más. Se retiró años después renegando de su pasado, reconvertida en una fanática religiosa, siendo activa militante de la ultraconservadora asociación Morality in the Media, y habiendo escrito varios libros en los que arremetía contra el sexo, y llegando a decir que Damiano la amenazó con una pistola para que actuase como él quería, y otras chorradas por el estilo. Cosas de la vida. En 1973 Damiano pudo afrontar un proyecto más ambicioso, gracias al éxito de Garganta profunda. Se trataba de The Devil in Miss Jones, considerada por parte de la crítica como la mejor película porno de la historia. En ella, Justine Jones es una mujer madura que atormentada por no haber conocido nunca el sexo, se suicida; en el infierno, el Diablo (Harry Reems) le concede la posibilidad de gozar de todas las prácticas sexuales que no probó en vida; al final tendrá que pasar la eternidad encerrada en una habitación con un desmesurado deseo sexual y sin poder saciarlo jamás. En un principio la protagonista iba a ser una joven actriz de 19 años, pero a última hora, Damiano la sustituyó por una mujer de 37 de escaso atractivo físico con tres matrimonios y dos hijos a sus espaldas que trabajaba en el equipo técnico de la película, llamada Georgina Spelvin. El acierto de Damiano con el cambio fue total. El éxito de la película se debió en buena parte a la gran actuación de Spelvin, en una magistral interpretación de la infortunada Justine Jones, bordando sus escenas de sexo con una poco habitual tensión dramática. La película, a diferencia del tono de comedia de Garganta profunda, es tremendamente dramática, triste e incluso pesimista, tal como reconocía el propio Gerard Damiano: "The Devil in Miss Jones es una película dura y depresiva. No tenía muchos atractivos para el público, en el sentido clásico del término. Pero la película era tan buena, los actores tan buenos, que la gente se enganchaba". Después de realizar una cuantas películas intrascendentes, como Meatball (1974), Portrait (1974) o Waterpower (1975), Damiano realizó dos films hoy considerados como clásicos del género: Memories within Miss Aggie (1974) y Story of Joanna (1975), en las que como es habitual en él, se preocupa por dotar de una gran veracidad a sus personajes femeninos, ahondando en la sexualidad femenina. Memories within Miss Aggie es probablemente la película más arriesgada, dura, sombría y deprimente de la historia del porno. En ella, una anciana (Deborah Ashira) en una lúgubre habitación cuenta sus experiencias sexuales a un hombre al que nunca se le ve la cara. En un largo "flash-back", Miss Aggie está interpretada por tres actrices diferentes (Kim Pope, Mary Stuart y Darby Lloyd Rains) en tres épocas distintas de su vida; cuenta su relación con su amante Richard, al que dejó ciego para tenerlo siempre con ella. En el escalofriante final vemos que Miss Aggie está contandolo todo ante el cadáver momificado de su amante. La película resultó un fracaso comercial debido a su tono lúgubre y su casi ausencia de escenas de sexo. En su estreno, en muchas salas la gente protestaba con sonoros abucheos; así lo recordaba Damiano: "Memories within Miss Aggie no gustó a todo el mundo. Muchos dueños de salas porno se quejaban de las pocas escenas de sexo que contenía. Decían que la gente salía deprimida de la sala. Y era verdad". En cuanto a Story of Joanna,está inspirada en Historia de O, de Pauline Reage; la joven e inexperta Joanna (Teri Hall) conoce a Jason (Jamie Gillis), un aristócrata que la iniciará en el sexo sadomasoquista y los juegos de dominación. Con el tiempo los roles se invertirán, y Joanna pasará a ser la ama y Jason el esclavo. Al final, un agonizante Jason le pedirá que le mate, y Joanna cumplirá el deseo de su amante. En esta película, naturalmente dirigida a un público heterosexual, Damiano (demostrando una vez más que no es un realizador que se pliegue a los gustos del público, sino que se rige por sus propios códigos) se atrevió a incluir una escena homosexual en la que el criado (Zebedy Colt) de Jason le práctica a éste una mamada; dicha escena provocó en su momento las iras de muchos aficionados al género. Después de estas películas y a lo largo de los 70, Damiano, convertido ya en uno de los grandes realizadores del cine X, realizaría películas menores, si bien no exentas de interés, como Fantasy (1978), película de sketches o For richer, for poorer (1979), donde vuelve a centrarse en las fantasías femeninas, ambas películas protagonizadas por Georgina Spelvin. Damiano fue en los 70 el director que más trascencencia tuvo y más contribuyó a configurar el porno tal y como hoy se conoce; él mismo siempre ha sido consciente de ello, como lo demuestran sus propias palabras: "La mayor parte de las cosas que se han hecho en el cine porno hasta hoy las he inventado yo. He sido pionero de cada toma de cámara. Desde el principio traté de romper todos los esquemas preestablecidos en cuestión de sexo en el cine". Mientras esto sucedía en la Costa Este, en California los hermanos Jim y Artie Mitchell fueron los que dieron los primeros pasos. Antes de dedicarse a filmar largos, los hermanos Mitchell ya tenían sobrada experiencia, pues habían realizado más de 200 cortos porno, que exhibían en su propia sala, el O´Farrell Theatre. Su debut en el largo no pudo ser más explosivo, la que sería la mejor y más famosa película de su carrera: Tras la puerta verde (Behind the green door, 1973). Fue un descomunal éxito de público y de crítica, llegando a ser exhibida en los Festivales de Cannes y Deauville, y siendo elogiada por la prensa europea; recaudó 20 millones de dólares al cabo de tres años de explotación. Al igual que muchas otras películas de la época, cuenta la historia de una joven virgen e inexperta (Marilyn Chambers) que es raptada e iniciada en los placeres del sexo en un sórdido club privado. Al final la joven alcanzará la plena madurez sexual y disfrutará de los placeres más desenfrenados. Se la llegó a denominar Porno-Hippie por el lisérgico tratamiento de las imágenes y el sonido, más parecido a un film de arte y ensayo que a un porno. El morbo de la película estaba asegurado, pues Marilyn Chambers era un rostro familiar por ser una modelo de 22 años que anunciaba la conocida marca de jabón Ivory Snow, cuyo slogan era "Puro en un 99,44 %"; astutamente, para la promoción de Tras la puerta verde se cambió ese slogan por el de (refiriéndose a Marilyn Chambers) "Impura en un 99,44 %". La carrera de los Mitchell y Miss Chambers seguiría ligada durante los 70 con la producción de otras películas: Resurection of Eve (1973), dirigida por Artie y Jon Fontana, montador y director de fotografía de Tras la puerta verde; Inside Marilyn Chambers (1976), una especie de documental sobre la actriz aderezado con escenas de sexo, preferentemente de carácter sadomasoquista; y Never a tender moment y Beyond the Sade, ambas de 1979 y de nuevo con un trasfondo sadomasoquista. Ya sin los Mitchell, en los 80 la Srta. Chambers alcanzaría la madurez con películas interesantes como Furor insaciable (Insatiable,1980), Furor insaciable 2 (Insatiable 2, 1984), ambas de Godfrey Daniels, o la serie de seis capítulos Las fantasías privadas de Marilyn Chambers (Marilyn Chambers´fantasies, 1983-85); en todas ellas demostró sus aptitudes para todo tipo de modalidades sexuales por duras que fueran. Se retiró a mediados de los 80, sin haber renegado nunca de su pasado. En cuanto a los hermanos Mitchell, seguirían realizando films, aunque ninguno alcanzó ya el impacto de su primera película; entre los más destacables podemos citar Memorias de una pulga (Autobiography of a flea, 1976), sólo producida por ellos y dirigida por Sharon McNight, cuenta una historia ambientada en el siglo XVIII sobre frailes libidinosos y criadas complacientes, con un magnífico reparto (Jean Jennings, John Holmes, Paul Thomas y Annette Haven); Sodom and Gomorrah (1976), la primera superproducción del porno, con un presupuesto de 500.000 dólares; o Tras la puerta verde 2 (Behind the green door, the sequel, 1986), ya sin el interés de la primera y sin Marilin Chambers. La relación entre los dos hermanos cada vez se iba deteriorando más; Jim se ocupaba de la parte financiera y Artie de la artística, pero los problemas de éste con las drogas, su falta de adaptación a los nuevos tiempos y métodos de trabajo en los 80 y las continuas peleas con su mujer (la actriz porno Missy Manners) y su hermano Jim, precipitaron la tragedia (a este respecto así se expresaba Marilyn Chambers: "Artie vivía al borde de la locura más absoluta, y eso no podía durar siempre"): a principios de los 90 en una de estas peleas Jim mataría a tiros a Artie. La gente del O´Farrell Theatre le despidió celebrando una orgía como homenaje. Pero no todo el porno en los 70 era Damiano y los Mitchell. También merecen destacarse, aunque sea de pasada, por razones de espacio, otros importantes realizadores y películas de aquella época. Radley Metzger, por ejemplo, ya había rodado muchas películas soft core antes de pasarse al porno duro con el seudónimo de Henry Paris. En su filmografía figuran algunas excelentes películas como Tardes privadas de Pamela Mann (Private afternoons of Pamela Mann, 1974), con un magnífico reparto compuesto por Barbara Bourbon, Georgina Spelvin, Eric Edwards y Mark Stevens; Paraíso porno (The opening of Misty Beethoven, 1975), una imaginativa adaptación en clave X del Pygmalion de Bernard Shaw, con Jamie Gillis y Constance Money; o Maraschino Cherry (1978), ambientada en un burdel de lujo, con un extenso reparto femenino de primeras figuras: Gloria Leonard, Annette Haven, Constance Money, Leslie Bovee, Susan McBain... Otro realizador que merece la pena destacarse es Alex De Renzy, quien como la mayoría, ya tenía experiencia antes de los 70 filmando cortos X e insertos para películas soft; algunos de sus films más destacables son: Femmes de Sade (1976), película con escenas duras poco frecuentes en el X americano (fist fucking, anales, prácticas escatológicas, torturas con fuego...); Baby face (1977), en la que la actriz Kristine Keller prácticaba una de las primeras gang-bang con diez hombres; o Pretty peaches (1978), en la que se usaba una práctica tan poco habitual como los enemas. En cuanto a películas importantes de otros realizadores, merecen señalarse Eruption (1976), de Stanley Kurlan, una de las mejores películas del malogrado John Holmes; Small town girls (1979), de Tom Janovich; Alicia en el país de las pornomaravillas (Alice in Wonderland, 1975), de Bud Townsend, adapatación de la obra de Lewis Carroll, con números musicales y cierto tono infantil; Las aventuras de Flesh Gordon (Flesh Gordon, 1978), de Howard Ziehm y Michael Benviste, superproducción de ciencia-ficción, con efectos especiales nada menos que de Rick Baker; Debbie does Dallas (1978), de Jim Clark, uno de los clásicos de la comedia adolescente, y que logró una recaudación millonaria; Las hijas del granjero (The farmer daughters, 1976), de Zebedy Colt, película ambientada en la América profunda, con granjeros, forajidos, venganzas y violencia, muy al estilo de las roughies de Russ Meyer; y otras interesantes producciones que nos dejamos en el ordenador por falta de espacio. Por último, hacer mención de las más importantes estrellas que participaron en la consolidación del X en los 70. Si bien más adelante habrá un capítulo en el que repasaremos más detalladamente la biografía de los nombres fundamentales de los 70 (así como de los 80 y 90), no sería de recibo hablar de esta década fundacional sin siquiera nombrar a los abnegados actores y actrices que participaron en ella. Al principio, la mayoría de estos intérpretes eran simples aficionados, que al consolidarse la industria se volvieron actores profesionales y constituyeron un pequeño pero efectivo star-system, que se ampliaría en las décadas posteriores. Entre los actores, indudablemente el más destacado (no sólo de los 70, sino de toda la historia del porno) fue John Holmes y su famosa herramienta de 35 cm.; su azarosa vida es de las que hay que repasar con más tranquilidad; además, el peludo Harry Reems y su prominente mostacho; Eric Edwards; Jamie Gillis, idóneo para los papeles de aristócrata pervertido iniciador de jovencitas; John Leslie; Randy West y sus paupérrimas eyaculaciones; Joey Silvera; Paul Thomas; o el bajito, peludo, panzón, grasiento, inefable y siempre entrañable Ron Jeremy. La mayoría de ellos siguen hoy en día relacionados con el mundo del X, como productores o directores (caso de Leslie o Thomas), aunque algunos siguen en activo como actores en una carrera que ya dura décadas (como Gillis, West o Jeremy). Entre las actrices destacar a Jennifer Welles, Jennifer Robbins o Lisa de Leeuw, las tres de generoso perímetro pectoral; la veterana Gloria Leonard, ideal para papeles de madame de burdel o de sufrida madre de jovencitas; Leslie Bovee, y sus jugosas colaboraciones con John Holmes; la escuálida Annette Haven; Constance Money; la explosiva Vanessa del Río, auténtica bestia parda, una de las mayores devoradoras de hombres que ha dado el género; Barbara Bourbon; Rene Bond; Teri Hall; la guapísima Serena, que mantuvo en la vida real una relación sadomasoquista con Jamie Gillis; la menudita Loni Sanders; Veronica Hart; Rhonda Jo Petty; la magnífica Kay Parker; la oriental Mai Lin; Samantha Fox (nada que ver con la cantante pop británica del mismo nombre y abundante delantera); la rubia platino Seka; y por supuesto las fundacionales y ya mencionadas Marilyn Chambers, Linda Lovelace y Georgina Spelvin. La mayoría de ellas se retiraron en los 70, aunque algunas extendieron su carrera durante la primera mitad de los 80. Al contrario que los chicos, prácticamente ninguna siguió vinculada al mundo del porno al retirarse, sino que la mayoría se dedicó a casarse, tener hijos y vivir felices (por supuesto, con alguna excepción, como Veronica Hart, que hoy día sigue ejerciendo como productora). En fin, hasta aquí lo que fueron más o menos (más menos que más) los 70. Los 80 supondrían una auténtica revolución, a causa de la aparición de un aparatejo que cambiaría para siempre los modos de trabajar y la concepción del género tal y como se conocía hasta entonces. Tal extraño chisme respondía al nombre de vídeo.
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