ABRACADABRA, AZNAR LADRA
Por Antonio Tausiet
www.tausiet.com
El próximo presidente de Cataluña, Pasqual Maragall, tiene una propuesta: establecer un acuerdo interregional económico que involucre a los territorios de Cataluña, Aragón, Valencia, Baleares y otros del sur de Francia. Esto contribuiría (la unión hace la fuerza) a que los antiguos territorios de la Corona de Aragón tuvieran más peso en las decisiones del Reino de España. Y podría verse reflejado en una reforma del Estatuto catalán, impulsada por el Partido Socialista.
Una idea de futuro que, curiosamente, se ve con recelo desde todos los ámbitos del tradicionalismo rampante: por un lado, José María Aznar y su Partido Popular, que acusan de querer romper la España unida legada por Francisco Franco; por otro, los nacionalistas provincianos de los distintos territorios que compondrían la macrorregión, que creen que peligran sus peculiaridades, sus fronteras, o quizás sus vidas.
Desde diversos medios de comunicación se apela a la inamovible Constitución española para afirmar rotundamente que su texto impide cualquier acuerdo entre Comunidades Autónomas. Veamos qué pone exactamente al respecto:
Artículo 145
1. En ningún caso se admitirá la federación de Comunidades
Autónomas.
2. Los Estatutos podrán prever los supuestos, requisitos y términos
en que las Comunidades Autónomas podrán celebrar convenios entre
sí para la gestión y prestación de servicios propios de
las mismas, así como el carácter y efectos de la correspondiente
comunicación a las Cortes Generales. En los demás supuestos, los
acuerdos de cooperación entre las Comunidades Autónomas necesitarán
la autorización de las Cortes Generales.
Comoquiera que no se está hablando de federar comunidades, el texto deja claro que el resto de acuerdos (unos con autorización, otros no) es posible dentro del marco del actual enunciado. Que además es modificable.
Pero es que por otra parte, ninguna voz se alzó cuando hace muy poco tiempo se propuso, se reunieron los presidentes, se firmó y se publicó, que las regiones de Limousin, Midi-Pyrénées, Aragón, Castilla y León, Extremadura y El Alentejo formaban un nuevo acuerdo interterritorial de regiones interiores europeas para potenciar su desarrollo.
¿No será que los acuerdos entre regiones perdidas, abandonadas, deshabitadas, sin litoral, sin comunicaciones, sin centros financieros, son acuerdos constitucionales, y los acuerdos entre regiones que pueden potenciar nuevos focos de riqueza y progreso, nuevos reequilibrios de poder, son acuerdos inconstitucionales, peligrosos e ilegales?
Este artículo está escrito desde Aragón. A ningún
habitante de esta comunidad le puede parecer mal que se propugne una salida
al atolladero de miseria económica y moral en el que estamos inmersos.
Saludos amistosos pues a la propuesta de colaboración. Aragón
no tiene absolutamente nada más que perder.