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PATRIMONIO
Por Antonio Tausiet
www.tausiet.com
Dedicado a Petrus Adefonsus

 

Decía Melguencio Melchavas en su célebre libro de citas ajenas: "Hay quien cuando escucha la palabra patrimonio se asusta pensando que se lo van a quitar". Por ejemplo, los ciudadanos ante los poderes públicos. Pero no sólo en el caso de que las redistribuciones fuesen reales y las recaudaciones surtiesen efecto. También en el de que haya una actuación desde la Administración tendente a "preservar el patrimonio" común. Ahí es cuando hay que echarse a temblar... de verdad.

Veamos unos pocos ejemplos: Valdespartera, ese barrio falso a las afueras de Zaragoza que todos los partidos políticos ven con buenos ojos porque supone dinero para los bolsillos de sus pantalones podridos (nos referimos al PSOE, el PP, al PAR y a los nuevos amigos del ladrillo: la CHA). Es un caso paradigmático y por eso lo traemos a colación: mientras el centro de la ciudad se vacía, se crean nuevos barrios a las afueras para saciar la sed de euroladrillo de los especuladores. Sí, los especuladores. ¿Que suena a discurso manido y viejo? Pero es que es así: los constructores se forran y dan unas migajas a los políticos y se callan y... ya, ya, que todos lo sabemos. Pues me callo yo también. Y el patrimonio común: el centro de la ciudad, se convierte en un lugar de paseo de turistas y/o de refugio de marginados. Perfecto.

Pero sigo dando ejemplillos: las riberas del Ebro. Ah, las riberas del Ebro. ¿Se han dado cuenta ustedes de la de años que hace que las riberas del Ebro no se tratan con la amabilidad que las riberas del Ebro se merecen? ¿Y por qué? ¿Eh? Pues porque las riberas del Ebro no son suelo urbanizable. Ni más ni menos. Las riberas del Ebro no dan para poner euroladrillos. Entonces, para qué se van a mejorar las riberas del Ebro. Qué tontada es esa. ¿Patrimonio el paisaje? ¿Patrimonio la conservación de la naturaleza? Pamplinas.

Otro ejemplo y ya acabo. Ni más ni menos que la protección de los cascos urbanos en los medios rurales. Hablando en plata, las calles de los pueblos. ¿Que qué pasa con las calles de los pueblos? Pues muy sencillo. Y no olvidemos que estamos hablando de patrimonio, o sea, de algo que nos pertenece a todos, que no se entera usted, el de la última fila, deje de jugar con el hormigón, hombre, que así sólo conseguirá aumentar los beneficios económicos pero nunca los verdaderos beneficios, los que alimentan la mente y nos hacen ser mejores, ande, ande, fuera de clase, no le queremos ver aquí, que es usted un elemento desestabilizador. Aquí estamos para conseguir la justicia social, y ahí se llega a través de la preservación de las costumbres, porque eso también es cultura, y belleza, y perfeccionamiento del ser humano. Con sus euroladrillos vamos hacia atrás, a la caverna de los homínidos primarios, acosadores de secretarias y espectadores de fiestas taurinas. Prehistoria, corrupción, violencia, animalismo y barbarie. Decíamos que los cascos urbanos de los pueblos sufren dos grandes problemas: uno, que si el pueblo está lejos de un núcleo más grande, se degradan por despoblación y desidia, desapareciendo un pedazo de historia para siempre. Y si el pueblo está cerca de la ciudad, se le construyen alrededor cientos de adosados y se abandona el centro, en un proceso exactamente igual al que denunciábamos líneas arriba sobre Valdespartera, pero en pequeñito.

Y con esto queda dada nuestra conferencia de hoy sobre patrimonio. No se me amontonen en la puerta, que hay limonada para todos. Menos para el del hormigón y sus amigos de los partidos políticos. A esos ya ni agua, no se olviden, votantes ilusos.