APUNTES SOBRE EL CENTRO DE HISTORIA DE ZARAGOZA
Por Antonio Tausiet
www.tausiet.com

(22-4-2005)

 

 


Año 2003. Trabajo de ayudante en la documentación para la confección de unas maquetas que serán instaladas en el futuro "Museo de Historia" de Zaragoza (luego llamado "Centro de Historia"). Se trata de una recreación de cuatro momentos clave en el desarrollo de la ciudad. Tres años antes, redacto un artículo en el que resalto las verdaderas intenciones del gobierno municipal de Partido Popular al construir ese edificio:

El Museo de la vergüenza
(20-2-2000)

Zaragoza. Una Asociación de Vecinos lanza una idea al Ayuntamiento: para revitalizar una zona degradada del centro histórico, impulsar un Museo de la Historia de la Ciudad en el emplazamiento de un cuartel abandonado.

Antecedentes: durante la llamada Operación Cuarteles, en los comienzos de los ochenta, por parte del equipo de gobierno socialista, se enajenaron los solares militares en desuso de la capital del Ebro para su conversión en zonas de uso público: parques, plazas, edificios sociales... La idea fue pudriéndose a medida que pasaban los años y los corruptos por los sillones, hasta llegar al actual gobierno conservador. Quedaron por el camino algún jardincillo y muchos edificios de viviendas.

En el caso del Cuartel de San Agustín, parecía que la norma iba a ceder a favor de la excepción. Pero no. Si durante veinte años el lugar había permanecido varado en el olvido, el único motivo era que los constructores no le veían ningún atractivo especulativo. Pero los cascos históricos van a ser en poco tiempo el nuevo refugio de los ricos con estilo, y se huele dinero fresco. Así que un Museo, qué bonito. Pero también vamos a derribar dos pabellones del antiguo cuartel para construir viviendas, cómo no.

Los defensores del Patrimonio Histórico no se han quedado callados, y nos explican que el cuartel fue un antiguo convento, y su uso militar sólo data de mediados del XIX. El lugar es de por sí un auténtico Museo de la Historia de Zaragoza, como atestiguan los innumerables restos arqueológicos. Villas romanas del siglo III, necrópolis musulmana, convento franciscano del siglo XIII, agustino hasta el XIX, con pinturas del XVI, claustro gótico, cripta barroca, vestigios de su asalto en la Guerra de la Independencia, objeto de la Desamortización de Mendizábal, municipalización con el nacimiento de los ayuntamientos democráticos, y objeto de rapiña urbanística en el actual cambio de siglo. Tanto es así que la misma Asociación que ofreció la idea al Ayuntamiento ha solicitado la paralización de las obras del Museo.

Porque aunque la barbarie cultural forme parte de la actual política, y por lo tanto defina la penosa fase de la Historia de Zaragoza que atravesamos, derribar parte de la fachada del pabellón de ingreso del convento, eliminar los restos del claustro del XVI y demoler el muro entre éste y la iglesia, no parece muy compatible con la preocupación por nuestro pasado que enseñorean estos colosos del despropósito. No conformes con su hábil introducción del ladrillo, pretenden arrasar también con la Historia. A ver qué viene después...


Y se termina el centro, y se inaugura con mucha prisa (4-4-2003), pues se acercan las elecciones municipales (25-5-2003). Continúan los disparates. Aunque el edificio entregado es modélico, los contenidos dejan mucho que desear. Han sido encargados a un equipo de expertos al frente del cual está el prestigioso historiador y divulgador José Luis Corral. Luis Miguel Ortego (historiador del arte) opina al respecto:

Interesantes espacios acerca de la evolución urbana de Zaragoza, como El Mirador de la Ciudad, frente a otros de difuso discurso expositivo y floja capacidad de captación del público. El planteamiento inicial de un museo menos convencional que los tradicionales hacía presagiar un lugar capaz de catalizar la cultura zaragozana. Sin embargo el proyecto nació falto de fe en su planteamiento, lo cual se apreciaba desde el primer día.

Miembros de la hasta entonces oposición socialista, siguientes ocupantes de los cargos responsables de la cultura de la ciudad, y también del museo, se muestran contrarios a sus contenidos, y aseguran que los van a cambiar. El mismo José Luis Corral reconoce que no están a la altura deseada, arguyendo que no tuvo el tiempo suficiente para realizar su labor.

Pasan los meses y los contenidos no se mejoran. Sin embargo, para dar vitalidad al Centro, se organizan ciclos y actos variados (sobre todo audiovisuales), como la Muestra de cine de mujeres, Zaragoza y la historia del cine, Inventario (muestra audiovisual aragonesa) o algunas propuestas de En la frontera.

Escribo, en 2004:

Los responsables de dicho espacio parecían haber dado orden a sus funcionarios y servicio de seguridad de que el acceso a la sala fuese lo más dificultoso posible: puertas cerradas, indicaciones de que el espacio museístico del edificio ya no estaba abierto al público, exposiciones que entorpecían el paso a las proyecciones, o charlas conflictivas que se celebraban allí por decisiones políticas de última hora (como la del representante del estado de Israel, que reunió -con toda la razón del mundo- a un nutrido grupo de manifestantes pro-palestinos, y el consiguiente despliegue policial que impedía el acceso a la sesión de Inventario correspondiente, a base de sus típicos empujones y malas maneras).

Otro equipamiento del edificio es halagado por Luis Antonio Alarcón (programador de eventos) ese mismo año:

La tienda-librería del Centro de Historia ofrece muchas otras cosas atractivas y muy interesantes (merece la pena acercarse aunque sólo sea para perderse un ratito).

Pero ya a inicios de 2005, Carlos E. Gracia (crítico cinematográfico) escribe:

Centro de Historia de Zaragoza (en plena transición, una vez demostrado su fracaso de público con sus antiguas expectativas).

Los rumores sobre el desmantelamiento total de los contenidos del edificio y su reutilización como centro de actividades de arte contemporáneo ("La Factoría") se suceden. Han pasado dos años, y el Centro de Historia carece de director. Los responsables políticos parecen no saber qué hacer con este legado.

Mientras ocurre todo esto, los medios de comunicación locales empiezan a hacerse eco de algunas quejas respecto al futuro del Centro. Pero ciclos como Inventario, ya anunciados, continúan su desarrollo, aunque con la librería (donde se organizaban exposiciones paralelas) y la cafetería (importante como punto de encuentro) cerradas. La organización de la muestra audiovisual aragonesa pide un espacio junto al salón de actos para exponer durante el mes de abril de 2005 una vídeo instalación, cuyos autores (Javier Almalé y Jesús Bondía) han llevado su obra a Italia patrocinados por la Diputación de Zaragoza, y han expuesto esta misma instalación en la Galería Spectrum de la ciudad y en la Caja de Ahorros de la Inmaculada, así como en el Instituto Cervantes de Toulouse.

Desde el propio Centro de Historia se emite un comunicado asegurando que el Ayuntamiento de la ciudad está dejándolo morir, mezclando cuestiones sin ninguna relación, como el uso temporal de la sala donde se expone la vídeo instalación.

En el fondo de todo este asunto se esconde una manifiesta incapacidad gestora por parte de los responsables de cultura del PSOE en el Ayuntamiento, que si bien recibieron un proyecto de poca calidad y con unos orígenes viciados, luego no han sabido o no han querido convertirlo en el museo que podía haber sido. Si lo que finalmente deciden es darle un contenido distinto a todo el edificio, esperemos que el nuevo proyecto no nazca muerto, como el anterior. Si alguien con dos dedos de frente considera que es suficiente con dotar de calidad al proyecto existente, sería lo más lógico. Y si, como parece, no hacen ni una cosa ni la otra, y siguen navegando en las turbias aguas de la indefinición ("primarán los actos culturales y el museo quedará en segundo plano"), seguirán cosechando críticas de todas partes. Bien merecidas.

Tras la escritura de este texto, leo en "Heraldo de Aragón" un artículo de Santiago Paniagua, titulado "El Centro de Historia ganará un espacio para la creación contemporánea" que dice:

El Centro de Historia de Zaragoza, inaugurado hace apenas dos años, va a ser objeto de importantes transformaciones en los próximos meses que intentarán detener su precoz decadencia. La más inmediata es que a partir del 18 de mayo -día internacional de los museos- la entrada al mismo pasa a ser gratuita. Luego se emprenderá una reordenación total de la exposición permanente -que repasa el devenir de la bimilenaria ciudad- en la que serán suprimidos algunos de sus contenidos y se ganarán otros nuevos. Además, y ésta es la principal novedad, los pabellones del antiguo cuartel de San Agustín, colindantes y todavía pendientes de acondicionamiento, van a ser incorporados al Centro de Historia. Los edificios se recuperarán para un uso mixto: equipamientos sociales destinados a los habitantes del casco histórico y un lugar dedicado a la cultura contemporánea donde se instalarán exposiciones y se organizarán talleres de creación de distintas disciplinas artísticas. Los planes municipales incluyen también levantar en ese mismo entorno un edificio de nueva planta para estos usos.

Cuando estos proyectos sean una realidad, el "nuevo" Centro de Historia de Zaragoza debiera tener mucha más capacidad de reclamo que actualmente, estar más cerca de uno de los propósitos que le dieron origen: estimular la vida social y cultural en la zona. El Ayuntamiento prevé atraer visitas limitando la exposición permanente y organizando otras de carácter temporal más ambiciosas, siempre relacionadas con la ciudad. Serían producidas expresamente para ese espacio y se cambiarían cada seis meses, con el objetivo de mantener el señuelo para el público. Las exposiciones incidirán en la memoria zaragozana y, con igual fin, se pretende crear una "mediateca", con documentos audiovisuales aportados por los ciudadanos que recuerden la historia de la ciudad. Ya hay algunas propuestas.

El Centro de Historia debiera revitalizarse también con los espectáculos previstos para su gran patio, sobre los que el Ayuntamiento no facilita todavía ninguna concreción. En todo caso, pronto volverá allí la música. La contrata del bar y restaurante del Centro, actualmente cerrado, se aprobará en mayo. Y éste programará espectáculos de pequeño formato con frecuencia.

Los grupos municipales del Ayuntamiento de Zaragoza ya conocen estos proyectos. El PAR, ayer mismo, criticó al equipo PSOE-CHA por la "mala gestión", la "falta de programación de actividades" y "la carencia de definición de unos objetivos generales", en lo relacionado con el Centro de Historia. No obstante, propuso un equipamiento para los antiguos pabellones militares de San Agustín -un museo dedicado al arte contemporáneo- muy similar al que está planteando el Consistorio.

Es evidente que me precipité al opinar que había "indefinición" por parte del Ayuntamiento. La transcripción del artículo de Paniagua intenta subsanar ese error. Que sea para bien, pues. Porque todos los párrafos anteriores responden a la realidad vivida desde que se gestó el Centro de Historia.

 


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