Charla en el VI Seminario de Solidaridad Política “Paisajes desde los ojos del colibrí”, organizado por la Plataforma de solidaridad con Chiapas de Aragón.
Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza.
29/3/2006, 19 h. Asistencia: aprox. 200 personas.
Ponente: Agustín Morán, CAES. Centro de Asesoría y estudios sociales. Madrid
Presenta: José Luis Rodríguez, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza.
Un reportaje de Antonio TausietUna tarde de primavera, que invita a dejarse arrastrar por el entusiasmo de quienes siguen queriendo cambiar el mundo. Quizás no todo está perdido. En el marco de una institución tan anquilosada como la Universidad, a veces se producen encuentros felices como esta constatación de que sin aparecer en los medios, sin aparente carta de naturaleza, se está construyendo un movimiento conspirador contra el sistema, superando antiguos corsés ideológicos, pero felizmente heredero de todas las luchas que han mejorado las condiciones de vida.
Presentación
Rodríguez presenta a Morán como perteneciente a
CAES, red organizada para analizar el movimiento de globalización y plantear alternativas al mismo. Dice que le resulta sorprendente “que hayáis asistido tantísima gente a un acto no académico sino político y humano; a estas alturas del siglo XXI es emocionante”. Añade que el título de la charla (“Europa: derecha real / izquierda virtual”) es una hipótesis derivada de una crisis provocada por la globalización capitalista y despótica y la creación de los movimientos que analizan el rechazo a ese proceso. De momento no hay suficientes instrumentos para crear un universo más estable, equilibrado y humano. Más de la mitad de la humanidad estamos por un lado perplejos ante esta dinámica que parece imparable, la antiglobalización; y por otro lado constatamos el entusiasmo que se está poniendo en ello. Hay actualmente un panorama de creación de colectivos.
Se está conformando una derecha real que vocea continuamente, constituida por los partidos tradicionales, con la connivencia de algunas de las fuerzas que debieran reivindicar los ideales emancipatorios del siglo XIX. Frente a esa derecha real, debemos constituir una izquierda que hoy es virtual. Un movimiento generado por la necesidad de afirmar nuestra conciencia de individuos y de colectivo.
No se puede decir nada de lo que vamos a hacer a partir de ahora. Lo que hay de magnífico en este proceso constituyente es que el programa ha de surgir de nosotros mismos. Aquí José Luis Rodríguez hace un pequeño inciso reflexivo: “Perdonad la pedantería, propia de los profesores”.
Y termina diciendo, antes de pasar la palabra a Morán: “Existen condiciones para que nuestra conciencia no quede adormecida. El entusiasmo de los que estamos por un mundo mejor radica en seguir soñando”. Aplausos.
Intervención de Agustín MoránAgustín Morán comienza aludiendo al nombre del seminario. Hay que hacer honor a la leyenda “Solidaridad política” porque hoy la solidaridad es compasiva. Lavamos nuestra conciencia dando limosna a las multitudes previamente empobrecidas por nuestras formas de trabajo y de consumo. Damos pomada a las llagas sin preguntarnos el porqué de las llagas.
Recojamos la bandera de tantos años de lucha para reflexionar sobre el fenómeno: “El mundo de la ilustración y el progreso se hunde en un nuevo género de barbarie... La tierra, enteramente capitalista, resplandece bajo el signo de una triunfal calamidad” (M. Horkheimer).
Hemos de rasgar las supersticiones de predestinación medievales y apoderarnos de las promesas de la Modernidad: la superación de las hambrunas. La actual oferta de la Modernidad es la exclusión de 1.000 millones de personas, la relación entre las personas como cosas. La tesis dominante es que la crisis, en el estado español, no es que el 80 por ciento de la juventud tenga empleo inestable y no pueda emanciparse, sino que se descontrolen los tipos de interés.
La derecha es el mercado que produce miedo y dependencia de los poderosos, que vacía el campo evitando a las personas la capacidad de producir, y equiparando la satisfacción con el dinero. Y se supone que la izquierda es la expresión del daño de la derecha. En Europa hay una derecha real, pero no es tan evidente que exista una izquierda: no hacen propuestas esenciales distintas a la derecha.
Cuestiones subyacentesLa Universidad es la retaguardia del poder; cualquier intento de pensamiento crítico es neutralizado mediante el procedimiento de la marginación.
Así sucede también en otros niveles sociales: no es noticia que en un supermercado no apliquen el convenio (por ejemplo, poniéndote en la tesitura de trabajar dos horas más al día), y que si pides las condiciones laborales pactadas, simplemente te echen a la calle. La verdadera noticia se produce si esos empleados despedidos se ponen a repartir folletos en la puerta de su empresa.
Producir noticias es la lucha inicial. Por pequeña que sea la acción contra el sistema, pasar de cero a algo siempre es tender a infinito.
En las empresas, hay un reducto de sindicalistas que lucharon en su día, y que hoy lo que desean es la prejubilación.
Si “lo que es” y “lo que se dice que es” coinciden, entonces nada avanza. Tenemos que salir de “no hacer nada”. Hay una tradición histórica de luchadores a los que matan, que no puede quedarse ahí. Todas las pequeñas luchas son mil riachuelos que convergen en la lucha.
Tomas Freeman dijo “Los desheredados de la Tierra no quieren ir a las barricadas sino a Disneylandia. Y si no, que se lo pregunten a ellos”.
Se globaliza una lógica social. La economía produce objetos para los sujetos y sujetos para los objetos: el deseo de los objetos. El poder está instalado en la mente de los individuos en forma de ese deseo creado.
Lo mismo que produce paro y precariedad: la economía como principio, antes que lo social, utiliza esos mecanismos para intentar solucionar el problema creado.
Repaso históricoEl economicismo de las sociedades modernas tiene su origen en 1776, cuando Adam Smith proclama que la riqueza es un valor, y ese valor tiene su origen en el trabajo. El valor se mide por el tiempo de producción. Pero después añade: la producción del valor necesita una inversión (para pagar por adelantado, etc.). Se desplaza el protagonismo al capital.
El paradigma de la modernidad es que la felicidad está vinculada a la riqueza material. Smith funda la economía como ciencia: “La riqueza de las naciones conlleva la felicidad”, dejando de lado otras dimensiones, como la participación política y social. Así, desde 1776, se arrastra este planteamiento irracional, y no es posible que cada uno mirando a su propio interés genere el interés general. Entonces necesitan a la policía, porque si no existiera, cada uno iría a robar a los grandes almacenes en beneficio propio.
Todo esto habita desde entonces en la derecha y en la izquierda. La Ilustración no rompe con la teología. Donde hay grandes hambrunas se construyen hoteles vallados para ricos. Los sindicatos piden beneficios: un salario para estudiar en la Universidad, competir ferozmente y entrar en el mercado de trabajo.
La izquierda socialdemócrata se dedica a traicionar los esfuerzos revolucionarios de las clases trabajadoras. Si está en la oposición critica a la derecha, y si está en el poder hace una política igual a la derecha. No impugnan la premisa mayor.
Con la competitividad como paradigma no puedes criticar al empresario. Porque entonces cierra, o congela el salario. Es un chantaje, es fascismo de obediencia debida. Elegido por los gobiernos europeos, que optan por la moneda única y no pueden devaluar la moneda: los mercados tienen toda la autoridad. El pueblo es una suma de individualidades sin posibilidad de expresarse. La izquierda tiene que dar voz a esas personas.
La socialdemocracia no le dice a los empresarios: deslocalice pero no despida. Mientras, los sectores marxistas siguen con la consigna: “El proletariado se alzará”.
Y por otro lado está la derecha heredera del franquismo. A Juan Carlos de Borbón nadie lo ha elegido. Y la Constitución le exime de cualquier responsabilidad jurídica. La transición española impone una realidad no secesionista, mediante las Fuerzas Armadas.
El terrorismo vasco se acaba dando la autodeterminación. El terrorismo islamista, rompiendo relaciones con Israel. Así de sencillo.
En 1974, surge de la nada un partido que estaba moribundo, unos listos, el PSOE. En 1977 se convierten en la segunda fuerza política. Cinco años después ganan las elecciones por mayoría absoluta. Todos estos atajos no son posibles sin apoyos: la derecha coloniza al PSOE. Y el PSOE absorbe luego al PCE e IU.
La resistencia individual es autodestructiva: se producen suicidios, depresiones. Es un intento fallido continuo, persiguiendo riqueza y no interrelación. La escisión: represión de deseos frustrados, neurosis. Sociedad psicotizada.
No son los militantes los que generan el movimiento de masas, sino el capitalismo. Es la verdad tributaria de las luchas del pasado. Y se llega al saqueo de las ciudades. La democracia deja de ser la máscara del capitalismo.
Se trata de hablar de dignidad, de paz, de respeto, si eres consecuente y te comprometes. Si van cinco, los reprimen. Si van cuarenta, quizás no. Pero entonces mandan más policías.
La mayor parte de las cosas que nos hacen son ilegales: las reformas laborales legalizan lo que era real pero ilegal. Si queremos dar un paso al frente más allá de las palabras y las canciones, ha de haber una lenta y sorda acumulación de fuerzas.
En 1917, una vanguardia derrota al zarismo ruso. El cerco internacional y ciertas contradicciones internas hacen que todo eso dé al traste. Pero entre 1929 y 1939 hubo intentonas revolucionarias en Europa. En España, UGT y CNT tenían un millón de afiliados cada una. La Corona, el ejército y la Iglesia hacen una Guerra Civil, que provoca un millón de muertos.
Los sindicatos pactan en Occidente con los que expolian los recursos y acomodan el consumo opulento de las masas. Pero la disolución de la forma política de la izquierda no disuelve ni el daño ni la dinámica de organización de respuesta. Aunque hay descreimiento entre la militancia.
Los jóvenes se organizan en redes sociales que no tienen que ver con la mejora de sus vidas. Quien trabaja está menos sometido al mercado que quien no puede y está buscando trabajo continuamente.
Apoyar la Constitución europea contra el imperialismo norteamericano es apoyar el imperialismo europeo. Hay que ser cualquier cosa menos “progre”. Más combate y menos teoría. Qué mayor radicalismo totalitario que el consumismo, la pasividad ante los abusos. Llaman hoy a la pasividad “madurez democrática” y al servilismo “consolidación democrática”.
La gente comprometida es poca: los que quieren, no pueden. Los que pueden, no lo hacen. Busquemos alianzas en procesos prácticos.
La izquierda francesa, de mucha tradición, tiene a Delors, que sigue las consignas de Keynes. Defiende la competitividad, el llamado “estado de bienestar”. La privatización, el libertinaje de las subcontratas, que hace inviable el sindicalismo. Aún así, en 2005, el partido socialista francés hace un referéndum interno en el que la mitad de los afiliados votan no a la Constitución europea. Eso en el PSOE español es imposible, es una corporación de poder.
Mientras los jóvenes españoles se reúnen para practicar el botellón, en Francia lo hacen para protestar por el empleo precario. El similar Plan de Empleo Juvenil del PSOE provocó una huelga general en España en 1988, que hizo que estuviera 2 ó 3 años paralizado.
Agustín Morán termina su intervención, antes del debate, afirmando: “El único movimiento de masas contra la Europa del capital es el movimiento antiglobalización”.
Debate
Se producen varias intervenciones por parte de los asistentes, en su gran mayoría estudiantes de la Universidad de Zaragoza:
- ¿Qué opinión le merece la izquierda que apoya las dictaduras de Castro y Chávez?
- Todos queremos más, hasta el más hippie.
- Prefiero vivir en un sistema de vivienda, sanidad y educación gratuitas.
- Venezuela es una democracia: ha habido 18 referéndums con propuestas de Chávez aprobadas.
- Hay una cultura del miedo, del ocio, de la evasión, de la ignorancia. La televisión, la escuela, nos dan el mensaje: “Estoy mal pero subsisto”.
- Cuba es una dictadura. España, también.
- Todo es una farsa: hay miles de deportes pero sólo vemos fútbol, Rajoy y Zapatero hablan de la salud de su abuela.
- El capitalismo nos controla: las hipotecas no permiten protestar en la empresa. “Haría huelga pero no puedo”. La alternativa: no firmar hipotecas.
- Tener un coche, esquiar. Eso no es calidad de vida. La gente cree que vive muy bien, comparándose a los que mueren de hambre o sida.
- Los jóvenes tienen que decir. “No quiero coches, no quiero piso, no quiero consumir”. Utilizar la cabeza para pensar, el sentido crítico.
- La izquierda y la derecha en Europa, en la práctica, diluyen el concepto de construir modos de vida alternos. España vende armas a Colombia, que es un estado represor. Los gobiernos toman partido. Mueren los campesinos colombianos y venezolanos con esas armas. No entiendo nada.
- Un problema es la estandarización. No hay que ser pasivos. Llevar a cabo una política de acción individual, sin excluir la lucha colectiva. (Ahí recuerdo a Nazarín, ese héroe buñuelesco cuya vida dedicada a hacer el bien no consigue un mundo mejor).
- Hay gente dispuesta a luchar pero la desesperación hace que todo se venga abajo. La desesperación se supera con el apoyo mutuo y colectivo para luchar contra esta realidad que nos ha tocado vivir.
- La alternancia de poder está institucionalizada.
- Me interesa más encontrar vivienda digna y trabajo que el estatuto catalán o el problema vasco.
- Los sindicatos no dependen de las bases sino de sistemas establecidos.
- Los sindicatos de estudiantes son inoperantes. La juventud está “agilipollada”. En esta generación todos hemos tenido casa, ropa y comida. Hay colectivos que se dan cuenta y se movilizan, pero la mayor parte no lo hace.
- Los medios de comunicación están institucionalizados. Hay que ver lo que no se ve.
Primera réplica de MoránEn Francia, la derecha propone el “Contrato de primer empleo”, pudiendo despedir durante dos años sin explicaciones, sin derecho a protestar. En España se propone que la indemnización baje de 45 a 8 días, o sea, lo mismo, en la práctica. Reforma laboral en ciernes pactada por derecha e izquierda. Y aquí no pasa nada.
Se critica la huelga francesa tildándola de conservadora. Se compara con la huelga de coches de hace unos meses por parte de los inmigrantes, dándole más valor a quienes no tienen nada que a quienes defienden los derechos logrados.
Cuba y Venezuela, llamados “dictaduras”, son los dos proyectos de vida democráticos que a día de hoy están estatalizados en el planeta.
“Lo hemos tenido todo”: sí a nivel de consumo, no a nivel de educación.
Habla ahora José Luis Rodríguez¿Qué hay que hacer? Creo que no estamos en disposición de proponer qué se debe hacer. Pero hay constantes que obstaculizan la labor, como la generalización que ya no tiene sentido de atribuir a “la izquierda” el papel de “los buenos”. Hay que abandonar la concepción moral de la división de partidos políticos en derecha e izquierda.
La venta de armas compete a un “nosotros” en el que no me siento incluido. Yo no las vendo. Nuestro territorio es ético. No somos responsables de nuestros Estados.
¿Qué son los jóvenes? No son un producto de los adultos culpables. ¿Qué son los sindicatos? Oficinas. Hay que deconstruir conceptos que nos impiden avanzar: nacionalidades, partidos, sindicatos.
De nuevo el público- Todos reproducimos el modelo social a nivel individual
- En la Universidad de Zaragoza hay cuerpos de seguridad privada patrullando. Por otro lado, el campus está vallado, la Universidad está sitiada, no está integrada en el entorno sino encarcelada. “Se llenaría de chusma”, dicen. ¿Cuál es la respuesta ante esto? ¿Qué propuestas de lucha hay a nivel de pequeños grupos?
- Sí hay responsabilidad porque legitimamos las acciones de los Estados con nuestras acciones cotidianas.
- La Constitución española se incumple.
- Algo falla si los sindicatos no aglutinan obreros ni las asociaciones de inmigrantes integran a los inmigrantes.
- En Vallecas, barrio de Madrid, hay drogodependientes, por la cercanía de Barranquillas, que roban en los supermercados y revenden los productos más baratos a los jubilados. Ellos necesitan el dinero para la droga; los ancianos necesitan pagar menos. Espontáneamente surgen estas acciones de apoyo mutuo. Existe y hay que potenciarlo.
- Hay que salir a la calle, sumar voluntades. Pero, ¿cómo? Se reproducen los debates sobre la naturaleza de las asociaciones, que no llevan a nada. ¿Cómo sumar potencialidades revolucionarias?
- Yo trabajo para vivir y he pensado hacerme delincuente. Sé las direcciones de las empresas donde me han explotado. Contra los nazis se hizo acción directa en Zaragoza. Se podrían apuntar las direcciones de los que explotan y hacer una ruta.
- El modelo nórdico ofrece cobertura sanitaria solidaria y respeto social, no como el modelo mediterráneo. ¿Tiene que ver con el clima?
- Una solución para empezar es preocuparse por uno mismo y su familia.
- Individualmente sí contribuimos a lo que hacen los estados, si no luchamos.
- En la práctica queremos cambiar el mundo pero la sociedad nos absorbe. Discrepancia entre palabra y acción.
Morán vuelve a tomar la palabraHay una confusión interesada entre democracia y mercado. Se llama democracia a un régimen parlamentario constituido después de un control social y un adoctrinamiento, un régimen en el que no hay obligación legal de cumplir las promesas electorales. Con un fraude de ley constante: se efectúan contratos temporales para ejercer trabajos estables. Con una juventud desintegrada y dependiente. A eso llaman “democracia”.
En Cuba, la sociedad “no es democrática” porque no hay voto. El voto como fetiche. Sin embargo, la sociedad está integrada. Sin dejar de lado el hecho de que ni Cuba ni Venezuela son la Inmaculada Concepción.
Desde el punto de vista eurocentrista como síndrome, se equipara la indiferencia a la madurez democrática. Los intelectuales son sumisos que buscan la luz del poder. Las huelgas generales han pasado a ser una muestra ritual que no influye en el poder. Cuando el pueblo se niega a ser explotado, empieza la “leña”. En Guatemala han tenido que irse todos los intelectuales. Si se alzan contra el terrorismo de estado son machacados.
El “ciudadano decente” de los países fabricantes de armas no puede aducir inocencia. La economía de mercado produce al individuo de mercado. El que no hace nada por alzarse y lo sabe todo. La decencia hoy se supone que es actuar individualmente: así, tengo tres televisores, cuatro coches, voy al hipermercado donde se venden productos baratos fruto de desalojo de comunidades indígenas por la fuerza de las armas. El consumo de productos baratos distribuidos a gran escala es lo que produce el fenómeno de las pateras. Hay que cambiar la naturaleza social. El PSOE es una mafia, única oposición al PP, que es fascismo en bote. Contra los “decentes”, la virtud contra los poderosos.
“Todos queremos más”: apología de un orden genocida y terrorista. El poder no es un pequeño grupo de personas, con su represión, sino lo que configura toda una “lógica compartida”, en la que entra el maltrato doméstico a las mujeres y a los niños, el rechazo del obrero extranjero por parte del obrero autóctono, etc.
España es un océano de sangre: la burguesía ha matado mucho. Hay 40.000 muertos enterrados anónimamente, que van siendo desenterrados por las asociaciones por la memoria.
Dar pequeños pasos es la vía para romper la impunidad. Redes sociales herederas del naufragio que no se habían entregado al Estado. Empeñados en los problemas reales y no teóricos, aunque acompañados de los intelectuales en el encuentro entre el pensamiento y el sufrimiento: el movimiento antiglobalización.
Entonces surgen las fuerzas de la “democracia” contra los “extremistas”. Hay que entrar en la Bolsa, por ejemplo, en grupos, pacíficamente, para ponerlos en evidencia. La judicatura, el ejército, etc., son democráticos, pero están llenos de fascistas.
Hemos de romper la impunidad con sabiduría. Lo legal legitima la injusticia. Diferenciemos “legal” y “justo”.
Entre otoño de 2001 y primavera de 2003, el movimiento antiglobalización fue una red construida desde lo horizontal.
El movimiento popular vasco reivindica lo negado en la Constitución. La autodeterminación como sujeto social por el que luchar.
Luchemos frente al destino programado: nacer y vivir para producir. No nos dan el derecho sino el permiso de trabajo.
La ruptura tiene que ser en grupo. El problema social sólo tiene cura en la lucha de masas. Empezando por salidas concretas: si te molesta, actúa.
Niégate al menos cuatro horas al mes, como hacen las ONG, pero sin formar parte de ellas. Ahora hay una campaña de mercadotecnia milmillonaria con el apoyo del PSOE, IU y todos los “agentes sociales”: “Hambre cero”, en la que se dice que somos la primera generación que puede acabar con el hambre. En las manifestaciones contra la pobreza van en primera línea de pancarta los genocidas.
El acto termina con una invitación por parte de Agustín Morán a la “vida heroica, aquí y ahora”. El público aplaude entusiasmado. José Luis Rodríguez abandona el Aula Magna y sube en el ascensor a su despacho. Ya es de noche.