Por Antonio Tausiet
Tristana (1970)
Tras una conversación en 1969 entre Luis Buñuel y Manuel Fraga, entonces Ministro de Información, la condición del cineasta de rodar en Toledo (ciudad de sus correrías juveniles) fue aceptada por el régimen de Franco.
Foto de rodaje y vista de Toledo en la película
La novela de Galdós que adapta esta sobria cinta española está centrada en el personaje de la joven huérfana acogida por el viejo donjuán que después la seduce. Ésta buscará el amor verdadero en otros brazos (un pintor que pinta a un catalán, como Dalí), pero la amputación de su pierna la devuelve a la casa de su protector. En la película, el tutor, padre adoptivo, amante, marido, maestro, carcelero y enamorado don Lope (Fernando Rey) cobra especial protagonismo, con su personaje injusto, bondadoso, progresista, anticuado, patético, tierno y feroz. Buñuel vuelca su personalidad en él, más que nunca en ninguna de las caracterizaciones de su cine. Don Lope reflexiona sobre los desheredados, sobre el dinero, sobre el trabajo como maldición o sobre el sexo, y estamos oyendo a don Luis. Y cuando los curas acaban reuniéndose en la casa con don Lope, anticlerical declarado, lo están haciendo con Buñuel, que al final de su vida disfrutaba conversando con sacerdotes.
El catalán y el pintor de Tristana; Salvador Dalí en la época en que se emocionó
Mientras, la Tristana de Galdós -que acepta su destino como Viridiana- se va convirtiendo en la Tristana de Buñuel (Catherine Deneuve), que pasa de ser una adolescente inocente y bienintencionada a una mujer amargada y terrorífica.
Tristana inocente ante un badajo;
La principal imagen buñuelesca que contiene la novela es la pierna, primero con sus medias, luego amputada y después ortopédica, que mantiene a Tristana “en casa y con la pata quebrada”.
La pierna en sus tres fases
El guión original muestra fechas clave en los sucesos, que remiten a la II República española, desde la caída de la monarquía hasta la muerte de don Lope, preludio de la guerra civil. Vuelve a aparecer Lola Gaos, tras Viridiana, interpretando el papel de criada fiel recurrente en la obra de Buñuel. Este mismo rol será el que cinco años después repetirá en Furtivos, metáfora del franquismo dirigida por el también aragonés José Luis Borau.
Lola Gaos en Furtivos (1975)
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