Por Antonio Tausiet
Viridiana (1961)
Versión femenina -machista, humorísticamente cruel, genial, libre y española- de Nazarín, novela de Galdós cuya segunda parte, Halma (en la que una condesa decide retirarse en un convento pero Nazarín le aconseja dejarse de “experimentos místicos” y casarse) inspira esta película.
Santa Viridiana (s.XIII) fue una ascética ermitaña italiana preocupada por los pobres. El argumento original parte de un guión escrito por el cineasta a los catorce años, fruto de una de sus fantasías eróticas: conseguir acostarse con la reina de España tras administrarle un narcótico. Esto es lo que pretende hacer don Jaime (Fernando Rey) con su sobrina novicia Viridiana (Silvia Pinal).
Don Jaime con su criada; Viridiana con la Guardia Civil;
Alrededor, la historia de esta mujer, que una vez colgados los hábitos aloja en la mansión a un grupo de mendigos y que tiene que convivir con su primo Jorge (Francisco Rabal) y la amante de éste. La niña Rita (Teresita Rabal) salta a la comba (cuerda que don Jaime usa luego para suicidarse); los mendigos escenifican La última cena de Leonardo; Viridiana nos enseña sus muslos; y la censura franquista propicia un final más ácido que el que prohíbe.
El crucifijo navaja y la Última cena de los mendigos;
Para Buñuel, el fracaso absoluto de las buenas intenciones de la protagonista no es tal. Según él, al final su condición humana le redime. Pero el espectador no puede dejar de ver a una mujer resignada con su destino. La historia del filme incluye la petición de su realización por parte de los cineastas comunistas españoles -encabezados por Juan Antonio Bardem-, la Palma de Oro en Cannes, la orden de destrucción de todas las copias por parte del régimen de Franco y el litigio entre los promotores españoles y el productor mexicano.
El menage a trois final; Viridiana y una estatua;
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