Homúnculo
El homúnculo, hombrecito producido en un alambique (o en un huevo de gallina) a partir del esperma, pertenece a la tradición de la alquimia. Se trata de la generación humana prescindiendo del óvulo y del útero, generación natural por parte masculina, y artificial por la sustitución del cuerpo materno por un alambique. El androcentrismo de los alquimistas, que pretendían formar un hombre en el alambique partiendo del semen, se explica por la respectiva asignación de los principios aristotélicos de materia y forma a los sexos femenino/masculino en la reproducción humana.
En el acto segundo de la segunda parte del Fausto de Goethe, el ayudante del Doctor Fausto, Wagner, trabaja en la receta de Paracelso para crear un homúnculo, lo que finalmente logra. Cuando el homúnculo se asoma por el borde de la redoma decide irse con Mefistófeles a participar en la Noche de Walpurgis dejando a Wagner en casa: "Tú te quedas en casa para hacer alguna cosa de mayor importancia".
Pero vayamos a la versión original, las palabras de Paracelso en su "De natura rerum":
"No se debe abandonar
la generación de homúnculos; en efecto, hay cierta verdad en esta
materia, aunque durante mucho tiempo fue vista como muy oculta y secreta. Largamente
algunos filósofos antiguos discutieron y dudaron si sería posible,
por la naturaleza y por el arte, engendrar un hombre fuera del cuerpo de la
mujer y de un madre natural. A lo cual yo respondo que esto no repugna para
nada al arte espagírico ni a la naturaleza; es más, se trata de
algo muy posible. Para lograrlo se procede así:
Encierre
durante cuarenta días en un alambique licor espermático del hombre,
que allí se pudra y continúe a componerse en un recipiente lleno
de estiércol de caballo, hasta que comience a vivir y moverse, lo cual
es fácil de reconocer. Después de ese tiempo aparecerá
una forma parecida a la de un hombre, pero transparente y casi sin sustancia.
Si, luego de esto, se alimenta todos los días este joven producto, prudente
y cuidadosamente, con sangre humana secreta (es decir una preparación
alquímica roja), y se lo conserva durante cuarenta semanas a un calor
constantemente igual al del vientre del caballo, este producto viene a ser un
verdadero y viviente niño, con todos sus miembros como el nacido de la
mujer, pero sólo más pequeño y al que llamamos un homúnculo.
Es necesario educarlo con gran esmero y cuidados hasta que crezca y comience
a manifestar la inteligencia.
Es éste uno de los mayores secretos que Dios haya revelado al hombre
mortal y pecador (... ). Aunque dicho secreto haya estado siempre ignorado por
los hombres, fue conocido en la remota antigüedad por los Faunos, las Ninfas
y los Gigantes, seres que asimismo se originaron de esa forma."
El tema de la fabricación del homúculo que narra Paracelso también se atribuye al aragonés Arnaldo de Villanueva, "quien se vanagloriaba de haber creado un hombre por la química, y que cuando vio al embrión formándose en el alambique con todos sus miembros y órganos, no llevó adelante la experiencia por temor a que Dios no fuera obligado a dar un alma racional a la criatura".
El homúnculo es el precedente de las actuales técnicas reproductivas.