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LA INCINERADORA

revista de opinión cinematografica
número 8

 

 

UNDÉCIMA EDICIÓN SCIFE (2006)

POR ROBERTO SÁNCHEZ

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Fuentes de Ebro. Semana del cine y de la imagen (SCIFE). 11 años soñando cine

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Quizá suene algo tópico pero sueño, magia y cine son términos íntimamente emparentados. En Fuentes de Ebro lo saben muy bien. Ya son 11 años permitiéndonos soñar, dejándonos pensar con un cine que sigue su senda, con jóvenes y no tan jóvenes cineastas que continúan empeñados en contarnos sus historias en imágenes animadas. Predominan los nuevos soportes digitales, pero el espíritu es el mismo de aquellos pioneros que, finalizando el lejano siglo XIX, se sacaron de la manga, cual hábiles prestidigitadores, fotografías en movimiento que, pasados unos años, hablaron, cantaron y se colorearon, para sorpresa de unos incautos que tenían ante sus ojos una reconstrucción tan exacta de la realidad que nunca pusieron en duda que aquellos dramones, aquellas aventuras o aquellos amores desesperados fueran meras ficciones fotografiadas a una determinada velocidad. Algo falla, en la película o en nosotros mismos, si dudamos de la realidad de lo visionado en el filme. Visiones, sí, pero de una realidad que no queremos olvidar. Visiones que queremos incorporar indeleblemente a nuestros recuerdos de placer, de diversión, de momentos soñados y deseados.

Asistir un año más a la SCIFE, es todo un placer. Asistir como espectador a los diferentes homenajes, proyecciones y fiestas un privilegio. Entre otras cosas, me permite elaborar esta crónica y contarles como fueron las cosas este año. Los organizadores saben bien invocar la magia necesaria. Este año llenaron la sala de cine en todas las sesiones dedicadas al “Panorama de largometrajes”, fueron de los primeros en proyectar Alatriste , devoraron Volver, el último Almodóvar y premiaron la interesante ópera prima de Santiago Tabernero Vida y color, que, como aquellos álbumes de cromos, recrea con maestría la magia, el sueño y alguna que otra pesadilla, de un pasado muy reciente. Magia también en las secciones de homenaje. Esperanza Roy, siempre actriz, estuvo magnífica, emotiva y divertida, recibiendo la “Dama de Fuentes”, figura de diseño y raigambre romana que no alude a su edad, sino a su juventud clásica y a la energía que le permite estar en plena actividad sobre los escenarios teatrales. Teatro, cine y espectáculos de variedades han sido y son los aJosé Antonio Aguilar, Esperanza Roy y Luis Antonio Alarcónvales de esta gran dama de la interpretación. También es mágico y fácil para el cronista recordar las menciones especiales para la Escuela de Teatro de Zaragoza, un vivero estupendo de actores que, además, en los últimos años, están nutriendo con calidades, nunca vistas, los cortometrajes aragoneses. Justo era reconocer esa labor y también la de los profesores del Aula de Imagen del colegio Luis García Sainz de Fuentes de Ebro, que trabajan con los más jóvenes para reforzar el sueño artístico que el cine nunca debería perder. Siempre hay emoción en la entrega del premio Valores Humanos “José Couso y Julio P. Parrado”. Le tocó a una película sorprendente, al menos para el cronista, por su buen hacer, ritmo y, precisamente, humanidad, al retratar la historia de unos emigrados españoles en Suiza, a la búsqueda de trabajo y una felicidad que Carlos Iglesias, su realizador (también actor) consigue transmitir a la perfección con todas sus luces y sombras en Un franco, 14 pesetas .

Guardo para el final la parte más difícil. Se trata de comentar el nivel del certamen regional tanto en su sección de cortos de ficción, como en el de cine documental. Un cortometraje terminó por arrasar, con una lógica que tiene mucho que ver con su alto nivel de producción y acabado profesional. Los premios más importantes (mejor cortometraje, mejor dirección, mejor montaje, mejor música original y mejor diseño de producción) se los quedó DVD de Ciro Altabás, que con este trabajo (por otra parte ya muchas veces premiado), no va a consagrarse entre los mejores. Su buen hacer y potencial quedan claros, pero las posibilidades de darle al cine y a los espectadores algo realmente novedoso, visto lo visto, tendrán que esperar. Siento decir que todavía está entre las promesas del cine aragonés, que por otra parte, y dada su edad, tampoco está tan mal. Lo que sí está mal es la poca, o nula competencia que le hicieron el resto de obras nominadas. El resto de premios parecen justos, pero tampoco muestran las posibilidades reales de dos actores como María José Moreno por Por tres botes de anchoas , y Alfonso Desentre por Tacones de Stanislavski, los dos con amplia experiencia y que, cómo no, proceden del teatro aragonés. Dado el bajísimo nivel general, ni la mejor fotografia (Arturo Briones) y el guión de Javier Campo para el corto 180 euros de José Manuel Fandos habrán dejado satisfechos a estos creadores capaces de trabajos de mayor calidad en anteriores ocasiones. Quizá la explicación de la bajada cualitativa detectada esté en dos factores importantes. Alfonso Desentre y Juan Ramón Benaque en "Tacones de Stanislavski"Por un lado, muchos de los cineastas aragoneses más capaces han colocado sus habilidades al servicio de empresas audiovisuales locales o foráneas que no les dejan mucho espacio para la creación. Muchos de ellos están en un proceloso viaje que les llevará, ojala sea así, al largometraje; el otro factor, lo sé de buena tinta, tiene mucho que ver con los plazos de entrega, ya que no llegaron con sus últimos trabajos a la fecha de cierre (¿serán las rutilantes luminarias de la SCIFE y Jóvenes Realizadores del año 2007?).

Donde el nivel sí que estuvo a la altura de las circunstancias fue en la sección dedicada al género documental. Seguro que el jurado lo tuvo difícil. Yo tenía hasta tres favoritos: Vislumbre de Domingo Moreno, Olélé, prohibido no soñar de José Manuel Fandos y Javier Estella, y Julio Alejandro, un mar de letras de Emilio Casanova, que al final resultó el vencedor. Tres trabajos muy diferentes que demuestran inquietudes y planteamientos fílmicos y de imagen, ricos en temáticas y posibilidades. Estamos ante sugerencias valiosas y de auténtica creatividad. Domingo Moreno se aproxima en Vislumbre al pintor Ignacio Fortún exponiendo sus últimas creaciones plásticas sobre láminas de zinc (sobre las que pinta y practica una peculiar puesta en escena lumínica), a la mirada y opinión de Soledad Puértolas, Fernando Sanmartín y Adolfo Ayuso, tres miradas, sumadas a las del propio cineasta que localiza y retrata el “alma” de las representaciones plásticas buscando espacios reales (aunque podrían dejar de serlo en su presentación videográfica) que sirvieron de inspiración al creador plástico. Una delicia, una película llena de sensibilidad estética. Repleta está también de sensibilidad la mirada de Emilio Casanova sobre Julio Alejandro, un mar de letras y de amigos ilustres, al juzgar por las intervenciones que glosan la valía de uno de los más dotados guionistas de Buñuel, que, como queda demostrado en le trabajo de Casanova, llevó mucho más allá del cine su amor por la literatura, la gastronomía y otros accidentados viajes, no solamente espirituales. Sensibilidad a flor de piel/celuloide, para seguir a pie los problemas, sueños y el día a día de un grupo de jóvenes de la República Democrática del Congo casi sin futuro. Fandos y Estella, cada vez más afinados en su personal visión del cine documental, de su valor y utilidad, no ocultan nada en Olélé, prohibido no soñar, un canto todavía esperanzado, allá donde parece imposible.

Así que les recomiendo que sigan soñando, que no olviden soñar películas, reinventarlas, contarlas, disfrutar en las salas de cine, en sus casas. Que las conversaciones con su pareja, con sus amigos y amigas estén repletas de argumentos cinematográficos reinventados, reconstruidos a la medida de nuestros sueños. A nosotros también nos vale el ¡prohibido no soñar! Con la edición número 11+1 de la SCIFE que sabemos, de ¡fuentes! bien informadas, será todo un sueño hecho realidad.

www.scife.es

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Roberto Sánchez

 

 
www.tausiet.com