Acerca de la Filmoteca de Zaragoza
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Vengo defendiendo desde hace años que la Filmoteca municipal de Zaragoza, creada en 1981, debería pasar a denominarse “Filmoteca de Aragón” y depender del Gobierno regional. Sus actuales atribuciones, que corresponden a los dos departamentos de “investigación y archivo” y “difusión y exhibición”, son las que corresponden a cualquier ente público relacionado con el audiovisual, y un organismo de alcance regional daría cobertura a estas cuestiones en todo el territorio aragonés, no sólo en su capital.
Pero al margen de esta consideración, los departamentos de la filmoteca llevan 24 años funcionando con una desgana que se evidencia en cualquier círculo cultural zaragozano.
El departamento de archivo no recoge las obras de los autores de la tierra con la exhaustividad deseada, bien sea por la falta de presupuesto, por el recelo de los propios cineastas, por la dificultad de conseguir préstamos o por la nula labor de promoción. Y el departamento de exhibición sólo ha empezado a preocuparse por el audiovisual aragonés desde hace bien poco, programando además ciclos “importados” de otras filmotecas nacionales.
Pero éstas y otras rémoras de la Filmoteca serían subsanables con suma facilidad, en el caso de que quienes ostentan los cargos de responsabilidad se preocuparan por ello. Elevar la asignación económica solucionaría algún problema de infraestructura, incrementando las plantillas, mejorando los equipamientos... Sin embargo, no todo es el dinero.
Se hace absolutamente necesaria una labor de coordinación entre las diferentes propuestas audiovisuales ofertadas por el Ayuntamiento de Zaragoza (y, en un futuro, por el Gobierno de Aragón). Éstas son algunas, directa o indirectamente: Festival Cinefrancia, Festival Jóvenes Realizadores, Inventario (muestra audiovisual aragonesa), Jornadas sobre la Historia del cine en Zaragoza, Muestra de cine de mujeres, ZgzdCine (film commission) y la propia Filmoteca. Sería deseable que el autodenominado “Departamento de audiovisuales de Zaragoza Cultural” tuviese vida propia y aglutinase éstas y otras futuras iniciativas al respecto. No tiene ningún sentido que la Filmoteca dependa del “Patronato Municipal de las Artes escénicas y de la imagen”, que en la práctica es el organismo que dirige el teatro público en la ciudad.
Se han dado casos concretos que demuestran que los responsables de la filmoteca padecen “intrusismo paranoico”. Quizás debido al elevado número de años que hace que ostentan sus cargos, ven en los demás organizadores “competidores”, en vez de “colaboradores”. Pero esta desviación patológica no es atribuible sólo a quienes la padecen. Es evidente que, en una estructura piramidal, cuanto más arriba subes, más responsabilidad hallas en quienes vas encontrando. Las personas que ocupan la jefatura del Área de Cultura y la concejalía de Cultura son (excepción hecha del alcalde, preocupado por asuntos “de más calado”), los presuntos culpables de la situación.
Propuestas rimbombantes, como la de la creación de una “Ciudad del Cine” en Zaragoza tras la celebración de la Expo 2008, no sólo se van desinflando (ahora hablan de un museo), sino que se anteponen a la debida atención al buen funcionamiento de lo que ya hay en marcha. ¿Tanto le costaría al Ayuntamiento celebrar una ronda de conversaciones con los principales implicados, para acabar de una vez por todas con la descoordinación, la absurda competencia y el abandono?
Al final, se demuestra que los políticos implicados (del grupo que sea) no tienen el menor interés en que se solucione nada. En el tema del audiovisual, sin duda.
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Antonio Tausiet
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