Mulholland Drive en un Micra azul
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Y por fin, publicidad. O por ser más precisos, cine entregado a la publicidad. En el reciente ciclo "De 0 a 100 en 24 fotogramas por segundo: cine y automóvil", Toni Alarcón y yo mismo hemos programado una serie de proyecciones de películas que mostrasen diferentes aspectos del automóvil en el cine, al tiempo que hemos desgranado la historia reciente de la publicidad televisiva del automóvil en su relación con el cine y en cuanto creación audiovisual artística con entidad propia. Como prólogo a la serie de artículos que dedicaré en las próximas semanas a analizar el contexto del automóvil en el cine y la publicidad televisiva en los últimos veinte años, traer una pieza publicitaria dirigida por uno de los directores vivos más interesantes y cuyo lenguaje cinematográfico es más independiente, era una tentación a la que no me podía resistir. La publicidad televisiva del automóvil se ha convertido en los últimos veinte años en algo que va mucho más allá de una pequeña pieza comercial, para relacionarse, inspirarse y retroalimentarse con el cine hasta adquirir, en muchos casos, la merecida catalogación de obra de arte audiovisual.
En estos últimos quince o veinte años, la publicidad ha tendido su mano hacia el cine para crear algunos anuncios inspirados en películas, (Audi / King Kong, Audi / Duel, BMW / Forrest Gump, VW / A propósito de Henry...) pero también en un sentido inverso, para crear anuncios dirigidos por directores de cine (Audi-Wim Wenders, The Other side of the road...). De esta manera, la publicidad ha ido adquiriendo un empaque visual y conceptual muy superior al que cualquier spot de los años 80 tuviera, y se ha convertido prácticamente en un género propio.
Si Lynch, al que la Filmoteca de Zaragoza dedicó un ciclo en Junio de 2007, se ha caracterizado por algo desde el inicio de su carrera, desde Cabeza Borradora hasta la última Inland Empire, es precisamente por su capacidad para provocar sensaciones, para no dejar indiferente, para sugerir, y sobre todo para crear imágenes y ambientes sugerentes, turbadores, angustiosos y fascinantes a la vez. Por ello, se ha convertido en un director de culto y odiado al mismo tiempo. Alternando sus oscuros y opresivos ambientes de la sobrecogedora Carretera Perdida con los hipnóticos paisajes y narración impecable de Una Historia Verdadera, el color es una constante en la carrera de Lynch. Y, de alguna manera, especialmente el azul. Desde la aplaudida Terciopelo Azul, hasta algunas sensuales y hermosas secuencias de sexo en Mulholland Drive, los paisajes azules, sombras de luna y texturas mortecinamente exóticas están presentes en su filmografía.
En 2002, poco después de haber dirigido la estupenda Mulholland Drive, Nissan contactó con Lynch para que dirigiese la campaña televisiva para el lanzamiento del nuevo Micra, uno de los compactos más atrevidos de los últimos años. En el departamento de marketing de Nissan, en conjunción con TWBA, desarrollaron un léxico construído por la conjunción de palabras diferentes para crear nuevos conceptos. Una vez creado este punto de partida, Lynch entró en el proyecto, para definir la construcción estética y el desarrollo de la idea. Y el resultado fue un fantástico spot. Unos sensuales y enormes labios azules brillantes van desgranando algunas de estas palabras flotando en el aire, al paso del Micra por una ciudad nocturna, semivacía y un tanto fantasmagórica. Un Micra azul, como los labios, y filmado con una textura muy similar a la de los cuerpos de Naomi Watts y Laura Harring en Mulholland Drive, o a la cara de Laura Palmer en Twin Peaks. Y un lenguaje extraño que (que le voy a hacer, yo crecí en los 80) no puede sino recordarnos al célebre sueño del agente Cooper en Twin Peaks con ese extraño enano hablando en un idioma ininteligible. Un anuncio, el de Lynch para Nissan, instalado en altos niveles de calidad, y que resulta interesante también en la evolución de Lynch como creador de spots, (poco después de haber creado una magnífica serie para Sony y sus Playstation...).
Si uno de los directores más relevantes del último cuarto de siglo se atreve a crear un spot para un coche, y además ese spot es algo más que un folleto de características y aporta rasgos de la filmografía del director para crear algo nuevo y de gran calidad, es que algo sucede entre el cine, la publicidad y el automóvil que no es tan sencillo como vender coches o usarlos como herramienta en las películas. Y eso es lo que vamos a ver en las próximas semanas.
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Luis Miguel Ortego
Blog de arte y automóvil: ¿Dónde está el depósito...?
Nota de la redacción: el presente artículo se complementa con el monográfico sobre David Lynch publicado en este mismo número de La Incineradora, Cinepatía VIII. David Lynch, de Alberto Jiménez y el texto El imperio del interior (Inland Empire, 2006), de Antonio Tausiet.
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