Por Antonio Tausiet
Un perro andaluz ("Un chien andalou", 1929)
Cortometraje de un cuarto de hora coescrito entre Salvador Dalí y Luis Buñuel, y financiado por la madre de éste. Contiene ideas de sus compañeros de la Residencia de Estudiantes Pepín Bello y Federico García Lorca.
Foto de rodaje. Salvador Dalí, Luis Buñuel y parte del equipo
La imagen más famosa de toda la filmografía de Buñuel es el plano en el que una cuchilla de afeitar corta un ojo después de que una nube afilada pase delante de la luna. Ya en 1920, Lorca escribe en Canción para la luna: “Luna dormida, ¡qué lentamente caminas! Cerrando un párpado de sombras, miras cual arqueológica pupila. Que quizás sea (Satán es tuerto) una reliquia”. El título del filme es el mismo que el de un poemario anterior de Buñuel, y se trata de una posible alusión al propio Federico (negada por el director).
Escena del ojo, versión de Dalí para Hitchcock en Recuerda (1945)
A lo largo del metraje, que posee continuidad narrativa, podemos ver una mano de la que surgen hormigas, dos burros muertos sobre sendos pianos, o un personaje que va en bicicleta que cuando deja de pedalear, se cae. Unas tetas se convierten en un culo y el vello de un sobaco en un erizo; una puerta de una habitación lleva a la playa. Los dos protagonistas, Pierre Batcheff y Simone Mareuil, se suicidaron posteriormente.
En el primer fotograma, Salvador Dalí
Toda la película, de título provisional Es peligroso asomarse al interior, es un poema en imágenes, concepto éste que revoluciona el cine (ver el texto de Buñuel Notas sobre la realización de Un chien andalou). Además, un grupo de artistas franceses que se hacen llamar surrealistas -al que Buñuel se había adherido poco antes- la adoptan como propia de su movimiento, el más importante de la Historia del Arte del siglo XX.
Luis Buñuel actuando y otros fotogramas
La sonorización definitiva la supervisa Buñuel en 1960 (año en que dirige La joven) e incluye Tristán e Isolda de Wagner, fragmentos de Beethoven y tango argentino. Es el mismo año en que Dalí le propone realizar una segunda parte, pero Buñuel rehúsa: “Cuando pienso en él, me es imposible perdonarle su exhibicionismo ferozmente egocéntrico, su cínica adhesión al franquismo y, sobre todo, su odio declarado a la amistad”.
El cuadro El Ángelus, de Millet (s XIX); su aparición al final de este filme;
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