Las contradicciones de don Luis
Filmes de Buñuel comentados
Por Antonio Tausiet
Belle de jour (Bella de día, 1967)
Historia de una esposa insatisfecha que se prostituye de día mientras su marido trabaja. Nuevo ensayo sobre el deseo y tercera película en color de Buñuel, tras Robinson crusoe, de quince años antes, y La muerte en el jardín, de once. Color que mantendrá en los cinco siguientes filmes hasta que deje de hacer cine a los 77 años.
Don Luis en el rodaje, colocando a un actor
Este retrato “de una joven burguesa masoquista”, en palabras del realizador, parte de una novela melodramática de la cual sólo le atrae el personaje principal. El autor del texto homónimo, Joseph Kessel, queda encantado con esta adaptación, antes realizada en 1935 con Marlene Dietrich y en 1958 con Brigitte Bardot. El mayor interés de don Luis es poder introducir las fantasías de Séverine (Catherine Deneuve) intercaladas entre los acontecimientos de su vida real, al modo poético personal del cineasta. También se dedica a desplegar un catálogo de perversiones sexuales, con la misma meticulosidad de entomólogo que había usado en Ensayo de un crimen o Diario de una camarera. León de Oro en Venecia, con actores “de la casa” como Georges Marchal (el necrófilo), Michel Piccoli (el cínico Husson) o Francisco Rabal (el murciano, compinche de Marcel, el amante de Séverine).
Catherine Deneuve con Marchal, Piccoli y Rabal
En uno de los sueños de la protagonista, su marido y Husson adoptan la postura del cuadro El Ángelus de Millet, uno de los favoritos de Dalí y del cineasta, reproducido también en Un perro andaluz y en Viridiana. Buñuel aparece en pantalla tomando un café en la terraza donde Séverine se encuentra con el necrófilo y mostrando sus manos cuando prepara las armas de la escena del duelo entre el bondadoso e insulso marido de Séverine y el indeseable Husson.
Tres fotogramas del filme. En el primero aparece Buñuel tomándose un café
En el metraje se van encontrando impagables hallazgos humorísticos, como la comparación entre los magnetizadores y los hipnotizadores, la caja enigmática del cliente chino del burdel (que contiene insectos que provocan sangre a la protagonista) y la invención de términos como “felatómana” y “espermatriz”.
Tres de los hombres que se relacionan con Séverine: dos clientes y su marido
El final de la película es un giro buñuelesco, con la imagen del carruaje del comienzo que, aunque ahora vacío, nos indica que no ha habido curación alguna.
Marcel (Pierre Clementi) domina a Séverine; luego acaba acribillado a balazos
como Belmondo en Al final de la escapada (1959) de Godard (ver cartel).
Este cineasta era uno de los que interesaban a Buñuel