Por Antonio Tausiet
Ese oscuro objeto del deseo ("Cet obscur objet du désir", 1977)
Última película de Buñuel, filmada en Francia y España y realizada sólo por la insistencia del productor, su gran amigo Serge Silberman. Aunque cinco años antes el cineasta prometiese no volver a hacer cine en su país, esta vez Franco ya había muerto.
La doble protagonista y el director en el rodaje
Basada en la novela misógina La mujer y el pelele, desarrolla la historia de Mateo, un hombre maduro (Fernando Rey) enamorado de la joven Conchita (Carole Bouquet y Ángela Molina, en el mismo papel). Rey repite el tipo de personaje que Buñuel creó para Viridiana y volvió a mostrar en Tristana y El discreto encanto de la burguesía. Ensayo sobre el deseo, que remarca su condición de irracional. Y nueva versión del tema de la no consecución: la “posesión imposible del cuerpo de la dama” es una idea referencial ya en La edad de oro; el intento infructuoso de cenar (El discreto encanto de la burguesía), de escapar (El ángel exterminador), de asesinar (Ensayo de un crimen) o de hacer el bien (Nazarín), son otros ejemplos. Con una dirección muy tranquila y segura, la historia va desarrollándose siguiendo los cánones de la narrativa cinematográfica, sin juegos de saltos, sin trampas oníricas, sin apenas experimentación.
Fernando Rey, con el enano ilustrado;
Buñuel introduce el recurso narrativo del compartimento de un tren, desde el que el protagonista cuenta su historia y donde viajan, entre otros, una niña y un enano psicólogo que asegura que los actos subconscientes no son fruto del azar. El comportamiento maligno repetido de la protagonista nos hace sentir lástima por su pretendiente, hasta el punto de que nos alegramos de la reacción violenta de éste. A cada momento aparece el tema del terrorismo, con atentados aquí y allá, especialmente los cometidos por el Grupo Armado Revolucionario del Niño Jesús. Otro elemento repetido es un saco, que Mateo carga simbólicamente. Y en una secuencia, una gitana lleva un cerdo en brazos como si fuese un bebé.
Luchando con el refajo imposibilitador;
El plano final en el que la esposa de Jean-Claude Carrière zurce un encaje ensangrentado parece querer cerrar para siempre la filmografía de su autor, que se abre con la pupila cortada de Un perro andaluz. Seis años después muere en la Ciudad de México, que le había acogido durante la mayor parte de su vida.
La encajera de Vermeer, en Un perro andaluz y en este filme,
|